El nuevo presidente de Francia pasa de las ofertas electorales y de las palabras en los medios, a la acción, dando un extraordinario ejemplo de liderazgo. A pesar de que en los últimos días registró una fuerte caída de popularidad en las encuestas, reunió a todos sus embajadores para aleccionarlos sobre el nuevo rol de Francia en el mundo y un par de días después presentó su ‘revolución’ laboral.
Los dos anuncios representan cambios revolucionarios.
- Que Francia se comprometa con el mundialismo, que se anuncie su intención de refundar un orden global estable y justo, ocupando, de algún modo, el espacio político abandonado por el EEUU de Trump y el espacio de políticas públicas abandonado por el Reino Unido, representa un hecho verdaderamente extraordinario.
- Que Francia, la de las regulaciones laborales ‘pro-trabajador, pero sin-empleo’, que el adalid del socialismo europeo, liberalice su mercado laboral, ha requerido dos condiciones, llegar al fondo del pozo con altísimas tasas de desempleo, y de la emergencia de un líder con visión, sentido de misión y coraje.
Líneas más abajo glosamos dos notas de El País de España, para reseñar ambos hechos. Esperamos que nuestros académicos, políticos y periodistas, tan apegados a las políticas tradicionales de la Francia conservadora, cerrada y estatista, tomen nota de esta ‘nueva revolución francesa’ y se den un baño de modernidad. Lampadia
Macron se propone “refundar” un orden global “estable y justo”
El presidente fija ante los embajadores franceses la lucha contra el «terrorismo islamista» como prioridad
El País de España
Marc Bassets
París
30 de agosto, 2017
Glosado por Lampadia
El presidente Emmanuel Macron habla a los embajadores franceses reunidos en París.
YOAN VALAT (AFP) / VÍDEO: REUTERS-QUALITY
El presidente francés, Emmanuel Macron, se rebela contra la lenta decadencia internacional que los apóstoles del declive atribuyen a Francia. No se resigna. En su primer discurso en la reunión anual de los embajadores franceses en el extranjero, Macron les instó a proyectar a su país como una potencia que debe «mantener su rango en un orden mundial que se tambalea profundamente” y estar en condiciones de impulsar una «refundación» de este orden. En Europa, en Próximo Oriente entre suníes y chiíes o entre israelíes y palestinos, y en África, sobre todo, pero también en Asia y en América, la Francia de Macron quiere contar. La prioridad: la lucha contra el «terrorismo islamista».
Podría denominarse la doctrina Macron, la visión geopolítica del nuevo presidente francés, su idea del papel de Francia en el mundo. ¿La receta? Un poco de poder militar y mucha diplomacia. Europeísmo y multilateralismo, pero, al mismo tiempo, una reafirmación de la independencia de su país y de su posición central en la mayoría de conflictos. Continuismo respecto a sus antecesores en la V República, pero con un estilo personal —la audacia del novato, en parte— que le lleva a romper inercias. Finalmente, la aspiración a presentar Francia como potencia única, con una misión particular.
«Hoy tenemos el deber de refundar un orden colectivo, estable y justo, con nuestros aliados y todos nuestros socios», dijo Macron a los embajadores.
Pocos líderes europeos mundiales podrían o querrían pronunciar una frase similar. No la canciller Angela Merkel, cuyo país perdió toda vocación universalista. Ni el Reino Unido, enredado en la madeja del Brexit. Estados Unidos, como Francia, cree que sus valores fundacionales son un mensaje para toda la humanidad, pero con Donald Trump esta idea ha quedado aparcada. Hay un vacío, una ausencia de visiones globales, y Macron está dispuesto a ocuparlo.
Desde su elección en mayo, Macron ha sido hiperactivo en el exterior.
En el discurso ante los embajadores, el presidente fijó como prioridad de su presidencia la lucha contra el «terrorismo islamista», un término que otros gobernantes, como Barack Obama, evitaban. «Nada sería más absurdo que negar el vínculo entre los actos terroristas que vivimos y una lectura a la vez fundamentalista y política de un cierto islam», justificó.
La idea de fondo: el orden global está averiado y Francia puede ayudar a repararlo. A Macron le gustaría que su país fuese como los EEUU de los años noventa: ‘la nación indispensable’, en palabras de Bill Clinton. No es el primero en proponer una refundación del sistema internacional. Nicolas Sarkozy propugnó la «refundación del capitalismo», sin éxito.
Macron explicó a los embajadores que el orden que él pretende reformar «está fundado en la mundialización, que se ha convertido en ultraliberal, y en la hiper-potencia de un solo Estado». La suya es una diplomacia arraigada en la tradición francesa e inspirada en de Gaulle y Mitterrand, presidentes que buscaron resaltar la autonomía francesa.
Con unos índices de popularidad menguantes, Macron se siente cómodo en la política exterior. Pero sabe que, como decía el político estadounidense Tip O’Neill, «toda política es local». El jueves su Gobierno presentó su reforma laboral. Es su primera prueba.
Y salió el nuevo Código Laboral
Macron flexibilizará el despido y la contratación para reducir el paro
Ayer, Macron presentó una reforma laboral que flexibilizará la contratación y el despido con el objetivo de atraer nuevas inversiones y reducir un desempleo crónico.
Llega el momento de la verdad: la hora de la reforma, palabra fetiche en un país que, como decía el filósofo Raymond Aron, «de vez en cuando hace una revolución pero nunca reformas». Quizá por eso Macron dijo hace unos días que «los franceses odian las reformas», y tituló su libro programático Revolución.
Se fija un techo para las indemnizaciones por despido ‘improcedente’:
- Hasta diez años de trabajo: un mes de salario por año trabajado
- De diez a treinta años: un mes y medio por año trabajado (tope de veinte meses)
- Las indemnizaciones por despido legal, no improcedentes, aumenta un 25%
«Nuestro objetivo es simple: favorecer la creación de empleo aportando mucha más seguridad y visibilidad a los jefes de empresa en la decisión de contratar, y más garantías a los asalariados», dijo el primer ministro ÉdouardPhilippe.
Este sería el primer capítulo de una serie de reformas, que incluirán el seguro de desempleo y la formación profesional.
El País de España, Marc Bassets, París 31 de agosto, 2017
Lampadia