Durante más de tres semanas, el pequeño Estado del Golfo de Qatar ha sido bloqueado por sus vecinos; Arabia Saudita, Egipto, Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos acusan al pequeño emirato de financiar el terrorismo internacional y de desestabilizar la región. Luego del bloqueo económico y político, estas naciones dieron un ultimátum a Qatar explicando todas sus demandas en una lista de 13 puntos de cumplimiento obligatorio.
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Estas incluyen el corte de apoyo financiero a grupos terroristas, la reducción de los lazos económicos y políticos con Irán, el cierre de la base del ejército turco y el cierre de la red de medios de comunicación Al Jazeera, entre otras. La fecha límite inicial del 1 de julio ya pasó, luego se hizo corta una extensión y se espera que Qatar tenga que cumplir con las demandas, de lo contrario, la liga de países árabes, liderada por Arabia Saudita, seguirá restringiendo indefinidamente el acceso de Qatar a las rutas terrestres, marítimas y aéreas.
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Este conflicto es uno más en la serie de enfrentamientos que se vienen evidenciando y agravando en distintas regiones del planeta. Puesto en el contexto del repliegue de EEUU de los asuntos globales, no debemos de dejar de registrarlo y seguirlo.
No es la primera vez que se da una confrontación entre Qatar y los otros países de la región. Hace tres años, en 2014, hubo un enfrentamiento similar pero menos serio. Entonces se acusó a Qatar de injerencia en sus asuntos internos. Desde entonces, Qatar ha sido más complaciente en no confrontar con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
¿Qué ha cambiado en el Golfo para precipitar una crisis ahora? Uno de los factores es, nada sorprendentemente, la visita de Donald Trump a la región el mes pasado y su respaldo sin reservas hacia Arabia Saudita. El apoyo incondicional deTrump a las monarquías y autocracias sunitas durante su visita de dos días a Riyadh envalentonó al reino para comenzar una nueva ronda de confrontación con Qatar. Trump demonizó agresivamente a Irán e implicó a los chiítas como la fuente de todo el terrorismo en Oriente Medio y Norte de África. Pero sus palabras fueron interpretadas por los saudíes como una autorización para reiniciar sus hostilidades en contra de Qatar, a pesar de ser el hogar de una importante base estadounidense.
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Lo que más molesta a Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos es la negativa de Qatar, durante dos décadas, de seguir la línea ideológica y religiosa establecida por Arabia Saudita. Al Jazeera, su canal de televisión más importante, promueve puntos de vista disidentes. Sin embargo, por su lado, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos financian a líderes como Abdel-Fattah al-Sisi en Egipto. La disputa actual «es una batalla más de la primavera árabe», dice Ibrahim Fraihat, del Instituto de Estudios de Posgrado de Doha. El Fundador y primer director de AlJazeera Internacional, en una entrevista con El País de España, afirmó: “Los sauidíes creen que pueden silenciar la democracia. [Los demás países de la región] Han calculado mal el equilibrio de poder en la región.”
¿Es Qatar realmente la fuerza desestabilizadora en la región? Desde la erupción de los levantamientos populares en varias naciones de Oriente Medio en 2011 (comúnmente conocida como la primavera Árabe), Qatar ha elegido apoyar diferentes puntos de vista a los de sus vecinos. Egipto y Libia son los ejemplos más claros, donde Doha decidió apoyar a los campos de la fraternidad pro musulmanes, mientras que los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita prefirieron unirse a los establecimientos militares.
Esta diferencia se resaltó aún más con la publicación de correos electrónicos filtrados del embajador de los Emiratos Árabes Unidos en Washington, que mostraron que había apoyo directo al golpe militar en Egipto. También reveló la estrecha relación de los Emiratos Árabes Unidos con un grupo de expertos pro israelí, así como los esfuerzos para empañar la imagen de Qatar y un rol en el fracasado golpe de Turquía el año pasado.
Además de que Qatartiene una política pro-iraní, ya que ha financiado a grupos rebeldes en Siria, de línea diferente a los grupos rebeldes financiados por otras monarquías del Golfo pérsico. Estos grupos rebeldes, como Ahrar al Sham, apoyan a las fuerzas de Daesh y Bashar al Assad. En Yemen, Qatar fue acusado de financiar a los rebeldes Houthi a pesar de tener soldados que estaban participando en la coalición dirigida por Arabia Saudita contra los mismos rebeldes. La política exterior de Qatar de acoger a disidentes políticos del mundo árabe y llevar una política que no siempre va de acorde con la de sus vecinos es la que la ha llevado a este enfrentamiento. Mientras que sus vecinos le demandan un mayor alejamiento de grupos que consideran parias como Irán o Hamas en Palestina, la monarquía ha intentado llevarse bien con todos estos grupos, sin lograr complacer a ninguno.
¿Por qué Qatar quiere seguir llevándose bien con Irán? En parte por el gas. Los dos países comparten un gran campo junto al Golfo Pérsico. Kuwait, que está ahora tratando de mediar en la pelea de las monarquías árabes, también comparte recursos petroleros con Irán.
Y es que Qatar mantiene relaciones de conveniencia con todos, con Israel, con la Hermandad Musulmana, Estados Unidos y hasta le ofreció refugio al grupo radical palestino Hamás. Para los saudíes y los egipcios, la Hermandad Musulmana está intrínsecamente vinculada con Hamás, e incluso con al Qaeda. Y ellos ven elementos radicales en Irán al mantener vivos a esos grupos militares suníes a pesar de que Irán es chiita.
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Esta confrontación se ha profundizado aún más con la guerra civil Siria. El ascenso de ISIS y el rol prominente de Irán (tanto en Iraq como en Siria) han redibujado el balance de poder en el Medio Oriente. Inclusive, las amenazas de sus vecinos han agilizado la instalación de una base turca en su país mientras Qatar busca nuevos aliados en la región. Si bien el bloqueo generará grandes incomodidades al emirato, y puede generar grandes pérdidas a su aerolínea Qatar Airways, resulta poco probable que ello afecte el estándar de vida de una nación que tiene el PBI per cápita más alto del mundo (US$ 78,829 p.c.). La pregunta del millón de dólares es: ¿Qué hará ahora Qatar? Lampadia