En estos últimos meses estamos siendo testigos de una terrible crisis humanitaria producto de un tsunami migratorio hacia Europa desatado por la violencia que afecta a muchos países de África y el Medio Oriente principalmente. Esta crisis se origina en buena medida por la acción criminal del mal llamado Estado Islámico (EI), la degeneración política de Putin, el dictador ruso y la falta de liderazgo de Obama junto con la proverbial lenidad de muchos países europeos.
La ola migratoria seintensifica todos los días y, parece que es necesario que se publiquen dolorosísimas imágenes de la triste realidad que sufren miles de personas para que el mundo reaccione. Aún así, todavía no se ve un comportamiento que augure una pronta solución a esta tragedia humanitaria.
Se estima que al menos 225,000 refugiados emigrantes han llegado a Europa por mar desde comienzos de 2015. Alrededor de 124,000 llegaron a Grecia hasta finales de julio pasado, un aumento de 750% comparado al mismo periodo de 2014. Tan solo en julio habrían llegado 50,000 personas, cerca de 70% de ellos de Siria.
La cifra de más de 1,200 inmigrantes muertos en una serie de naufragios ocurridos a mediados de abril 2015, un camión lleno de cadáveres en Austria y la tragedia de una pequeña e inocente criatura en Turquía han provocado un aumento en la atención mediática y un clamor a solucionar una de las crisis migratorias más grandes de la historia.
Además, hemos tenido que presenciar espantosos asesinatos, persecuciones étnicas y religiosas, así como la destrucción del patrimonio cultural de la humanidad por la insania del mal llamado EI.
Aunque las migración de refugiados no es un fenómeno nuevo, el número de inmigrantes africanos subsaharianos y de Oriente Medio que se aventuran a través del Mar Mediterráneo para llegar a Europa, junto con el número de muertes asociadas, no tiene precedentes. La complejidad de estos flujos migratorios es actualmente un gran reto para la humanidad y Europa está luchando para desarrollar un sistema integral que equilibre los esfuerzos para ayudar a las personas necesitadas junto con mayores esfuerzos para asegurar sus fronteras.
El mapa inferior muestra las principales rutas de migración hacia Europa, principalmente desde África y el Medio Oriente. Los cruces fronterizos ilegales más comunes son varias rutas principales que atraviesan las fronteras del sur y del este de Europa. El pasaje central del Mediterráneo, en Italia, sirve como el principal punto de entrada a Europa y es el más frecuentado de los migrantes y solicitantes de asilo procedentes de Siria, Irak, Eritrea, Egipto y Somalia. El deterioro de la seguridad en Libia, la República Centroafricana y Sudán del Sur también son vistos como factores que contribuyen a la afluencia de migrantes.
La agitación política en Oriente Medio y en África está transformando las tendencias migratorias en Europa. La oleada más reciente de migrantes a lo largo de las fronteras marítimas de la UE se ha atribuido al creciente número de refugiados sirios y eritreos.
El mal llamado Estado Islámico (EI), uno de los mayores criminales del mundo moderno, se aprovechó del conflicto armado en Siria para iniciar sus ‘operaciones’ desplazar a los activistas rebeldes y aumentar su presencia en los países más convulsionados por la desintegración del aparato estatal de países como Libia y Afganistán.
La polarización del conflicto entre regímenes barbáricos como el de Al Assad y el EI ha povocado un creciente rechazo de la población, que no ha tenido más opción que optar por irse. Este fenómeno se ha visto agravado por la destrucción de la economía y la falta de esperanza de una acción más asertiva por parte de las potencias globales.
Esta crisis migratoria ya ha llegado a niveles exorbitantes. Como se puede observar en el gráfico inferior, las fatalidades continúan aumentando de manera constante, llegando a un total de 2,643 muertes este año (ya sobrepasó al del 2014), y recién empieza setiembre. ¿Cuándo va a parar?
Los migrantes viajan a Europa a través del Mediterráneo y gran parte de ellos arriban a los dos países peor equipados para ayudarles: Grecia e Italia, los cuales están luchando con un alto desempleo y economías frágiles. La isla griega de Kos, situada cerca de Turquía, desde donde muchos migrantes viajan a la UE, está rebalsando de gente, a tal punto que el gobierno griego se ha visto obligado a estacionar un crucero para llevarlos a tierra firme para ser amparados.
Al igual que con la crisis de la deuda soberana, los intereses nacionales están superando a los problemas de la eurozona en materia de migración y asilo. Nuevas barreras aparecen en todas partes. Grandes cantidades de migrantes llegan a Hungría desde Serbia y el gobierno húngaro ha respondido construyendo una valla doble (una de alambre de púas y un alto muro de 12 pies) a lo largo de la frontera de 110 millas entre los dos países y creando campos de refugiados que más parecen nuevos ‘campos de concentración’. Los británicos también han puesto vallas para evitar el ingreso de los miles de migrantes que se encuentran acampando en trenes o camiones cerca de la entrada de Calais. A principios de esta semana, los ministros del Interior de Francia y Gran Bretaña anunciaron medidas de control conjuntas en Calais (Francia).
Los europeos no son los únicos que están intentando ignorar la crisis migratoria. Los Estados Unidos, históricamente un país de migrantes, parece ahora haber olvidado sus raíces. Los republicanos, influenciados por el inefable Donald Trump (que debería ser declarado ‘Persona non-grata a la humanidad’), son una mayoría considerable y creen que los inmigrantes son una «carga» para el país. Incluso muchos demócratas dudan de qué hacer, mientras su presidente Barack Obama, sigue retrocediendo de sus responsabilidades con el mundo fuera de los EEUU.
Recientemente, el ex embajador de Estados Unidos en las Naciones Unidas, John Bolton, escribió en su columna de FoxNews:
«Esta difusión anarquica deriva, en gran parte, de una política deliberada de Barack Obama de ‘liderar desde atrás’, mediante la cual Estados Unidos ha reducido su atención y participación en la región. Cuando la presencia de Estados Unidos disminuye en cualquier parte del mundo, sea cual sea el orden y la estabilidad mínima que exista allí puede evaporarse rápidamente. (…) La lección para Estados Unidos es que la reducción de nuestra influencia global no aumenta la paz y la seguridad internacional. Todo lo contrario. El retiro de Obama en el Medio Oriente, ya sea a raíz de Libia, de su desinterés en el continuo aumento del Estado Islámico o su entrega al programa de armas nucleares de Irán, son todos parte de un patrón mayor. El problema de la inmigración ilegal en Europa también es nuestro problema”.
Rusia, la Unión Europea y Estados Unidos tienen una fuerte cuota de responsabilidad. Han permitido que el EI avance demasiado y ahora, que se encuentra fuera de control, las principales potencias actúan débilmente para no repetir un “nuevo Irak”. Mientras tanto, el EI sigue creciendo, asesinando y ahuyentando a más gente inocente que lucha por sobrevivir.
Según Edward Luce, columnista del Financial Times (6 de setiembre 2015), Barack Obama tendrá una nota negra en su historial, por el tema de Siria. “Hace cuatro años Obama exigió la expulsión de al-Assad, pero no hizo casi nada para lograrlo y lo poco que hizo lo afirmó en el poder”. [Debilidad de Obama ante la impronta de Putin].
“Luego de más de 200,000 muertes y 4 millones de refugiados, es difícil distinguir la respuesta americana de la de otras democracias occidentales. Con la única excepción de Alemania y Suecia, occidente ha negado socorro. Alemania ha avergonzado a sus vecinos al ofrecer apoyar a 800,000 refugiados, un múltiplo de lo ofrecido por todos los demás. Desde el inicio de esta desgracia, EEUU ha tomado solo 1,434. Siria no será una nota al pie de página de un respetable legado diplomático [de Obama], será una acusación”.
Los líderes europeos continúan tratando de encontrar una solución para responder a ésta crisis. La financiación de la operación Triton (operación de seguridad en la frontera de la Unión Europea liderada por Frontex, la agencia de control de las fronteras de Europa, con el objetivo de mantener controladas las fronteras en el mar Mediterráneo) se incrementó tras el desastre del naufragio de abril y se están planteando diversas propuestas, como la redistribución de los solicitantes de asilo en todos los países europeos.
Es probable que cerrar las fronteras de Europa vaya en contra de dos pilares fundamentales detrás de la ideología de la Unión Europea: la libertad de circulación y el respeto de los principios humanitarios internacionales. La opción de la apertura de las fronteras a aceptar solicitantes de asilo (y percibir esta inmigración como una crisis humanitaria) probablemente intensificará preocupaciones sobre la estabilidad económica europea y la seguridad en el empleo.
Lo que es evidente es que este tema requiere un enfoque global y multilateral fuerte y que es responsabilidad de todos ayudar a las personas que actualmente están sufriendo una de las peores crisis humanitarias de la historia. Lampadia