El 23 de junio de 2016, la población de Gran Bretaña (GB) votará en un referéndum para decidir si permanece en la Unión Europea (UE) o si se desliga. Quienes son pro-UE sostienen que la salida le costará muy caro a los británicos en términos de prosperidad económica, estabilidad financiera y seguridad nacional. Quienes son anti-UE consideran que salir de la UE será bueno, ya que le daría a Gran Bretaña la libertad para determinar su propio destino para tomar decisiones sobre los impuestos, la inmigración y otros miles de temas que son de suma importancia para el bienestar económico y político de su pueblo.
Lo difícil de este debate es que hay buenas razones a ambos lados. El problema parece estar mal planteado. El debate no debería ser sobre si es mejor salirse o no de la UE, sino qué debería cambiar en la gestión de la UE para que Gran Bretaña permanezca como parte de esta asociación económica y política que nació después de la Segunda Guerra Mundial. Ver en Lampadia: ¿Será posible construir una nueva Europa?
Las motivaciones que impulsan el denominado ‘Brexit’ (Salida de Gran Bretaña, en inglés: Britain’s Exit) son muchísimas y completamente razonables. Como afirma Ian Vasquez en su columna de opinión: El Reino Unido y el futuro de Europa, “La UE empezó como un mercado común y zona de libre comercio. [Pero] Se ha transformado en el tiempo en un gobierno supranacional y burocratizado que centraliza cada vez más poderes y recursos financieros, y emite cada vez más regulaciones que sus 28 diversos miembros tienen que cumplir. Muchas regulaciones son simplemente ridículas».
Entre los argumentos a favor del Brexit tenemos la alta contribución del Reino Unido a la UE, £13 mil millones en 2014; sin embargo, según FullFacts.org, solamente se recibió £4.5 mil millones de gasto por parte de la UE, dejando una pérdida contable de £9 millones.
Otro ejemplo es que bajo las normas de la UE, Gran Bretaña no puede evitar que alguien de otro país miembro se mude a vivir a su país, mientras que los británicos se benefician de un derecho equivalente a vivir y trabajar en cualquier otro lugar en la UE. El resultado ha sido un enorme aumento de inmigración en Gran Bretaña, sobre todo de Europa del este.
Como afirma Ivan Vasquez, “Se ha llegado a prohibir el uso de platitos y otros contenedores tradicionales para servir aceite de oliva en restaurantes, por ejemplo, o regular la curvatura de ciertos plátanos. Muchísimas reglas imponen costos desmedidos. La política agrícola de la UE, por ejemplo, es altamente proteccionista e ineficiente. Consume el 30% del presupuesto de la UE para favorecer al 3% de la población europea, que son agricultores. El consumidor europeo termina pagando doble: por los subsidios y por los precios elevados de comida.” Líneas abajo presentamos algunos ejemplos de otras normas que desincentivan a Gran Bretaña a formar parte de la UE, o debieran ser la razón fundamental para plantear una reforma y evitar su alejamiento. (Publicadas en Cost of the EU – let’s spend our money on our priorities):
- Normas que retrasan la construcción de escuelas y hospitales con trabas burocráticas y aumentan sus costos.
- La obligación de aumentar los impuestos a la electricidad, que afecta sobre todo a las familias más pobres.
- Se obliga el imponer IVA (impuesto al valor agregado) en productos que van en contra de los intereses de Gran Bretaña.
- Se obstruye la construcción de viviendas gracias a la Directiva de Hábitats.
- Debido a la contribución obligatoria de la UE, Gran Bretaña envía un total de £350 millones semanales a Bélgica, que podría ser utilizado en gastos públicos necesarios.
- Las regulaciones de la UE generan costos adicionales de más de £600 millones a la semana a las pequeñas empresas de Gran Bretaña.
- El proteccionismo de la UE genera pérdidas millonarias a los agricultores y pescadores de Gran Bretaña.
- El exceso de normas de la UE afectan el desarrollo de nuevas tecnologías.
Por otro lado, queda claro que el eventual Brexit pondría en peligro el comercio de Gran Bretaña con su principal socio comercial. La UE representa casi la mitad de las exportaciones e importaciones de Gran Bretaña, lo que corresponde al 15% del PBI del país. Un Brexit también haría de Gran Bretaña un destino mucho menos atractivo para la inversión extranjera, ya que parte del atractivo es su acceso a los mercados de la UE. Como explica Martin Wolf, podría generarse una importante salida de capitales de la GB, eventualidad para la que los bancos centrales están organizando un respaldo importante. Ver en Lampadia: Brexit pone en peligro la confianza de extranjeros.
De hecho, las consecuencias de un Brexit para la GB son difíciles de acota. Mucho dependerá de cómo terminen las relaciones entre Gran Bretaña y la UE. Podría llegar a ser como el caso de Suiza, que tiene una asociación con la Unión Europea, o como Noruega e Islandia, que están dentro de la Zona Económica Europea, y por lo tanto en el mercado interno, pero sin poder sufrir la imposición de normas por parte de la UE. O, alternativamente, podría ser que Gran Bretaña termine con una relación disminuida con la UE.
Desde el punto de vista de la UE, la salida de GB sería un tremendo fracaso de un proyecto que tiene muchos sustentos positivos para la propia UE, incluida GB, y para toda la humanidad. En un mundo multipolar con EEUU, China y más adelante India, una Unión Europea sólida que avance y no retroceda sería muy importante para el mundo global, pues además de los balances económicos implícitos, seguiría aportando los valores de la civilización moderna desde una plataforma inspiradora.
Lamentablemente, la UE ha ido recorriendo un camino anti moderno de empoderamiento de la burocracia y abundancia de normas que asfixian la creatividad y competitividad de los países miembros y de sus empresas. No dejen de ver en Lampadia el artículo del español Don José María Ruiz Soroa sobre el exceso de legislación, ¡Dejen de legislar!.
Lo grave de este enfrentamiento en la UE es que se da en medio de un sentimiento nacionalista, proteccionista y populista que con un sentimiento antiglobalización empieza a extenderse por todo el bloque europeo.
En términos económicos la permanencia de GB en la UE, es muy importante, como lo muestra el siguiente gráfico:
El referéndum del 23 de junio no es solo un problema económico, también es político. El debate va más allá de una separación de Gran Bretaña de la UE. Si se produce el Brexit, esto bien podría ser el inicio del fin de la Unión Europea y el consiguiente debilitamiento de la globalización, sobre todo ahora que, repetimos, asechan el nacionalismo, el proteccionismo y el populismo en una de las regiones más icónicas del mundo moderno.
Lampadia