Por: Alejandro Borensztein
(Clarin.com, 29 de Junio del 2014)
No creo en las teorías conspirativas. Estoy convencido de que en la madrugada del 20 de julio de 1969, Neil Amstrong anduvo caminando por la superficie de la Luna y no actuando de astronauta en unos secretos estudios de televisión instalados en el desierto de Arizona, como algunos insisten. Me la juego con los ojos cerrados que los americanos no se dejaron hundir la flota naval en Pearl Harbour para justificar su entrada a la Segunda Guerra y mucho menos que ellos mismos se tiraron abajo las Torres Gemelas como excusa para invadir Afganistán. Las grandes teorías conspirativas necesitan de tantos cómplices que resulta impensado que no haya aparecido ni uno solo con ganas de deschavarlo todo. Si Neil Amstrong no hubiera caminado por la Luna, se hubieran enterado, desde las amantes de los cameraman del estudio en Arizona hasta el delivery que les llevaba la pizza a los científicos que laburaban en la NASA. Creo que, en general, las cosas suelen ser tan lineales como parecen.
Lo mismo vale para el fútbol. No tengo ninguna duda de que la FIFA es una corporación de rufianes. Sin embargo, estoy seguro de que no existió ninguna conspiración para cortarle las piernas al Diego en el ‘94, ni para sacar a Luis Suárez de este Mundial 2014. Uno se comió un pastillón y el otro se manducó un italiano. Es cierto que la pena que le dieron al uruguayo debería haber sido menor, pero como mínimo y sin ninguna duda, le cabían 3 o 4 fechas. Suficiente para dejarlo afuera de la competencia.
¿Es injusto? Un poco sí. Al fin y al cabo Pelé se comió un pibe entero a los 15 años y, así y todo, le dejaron jugar 4 mundiales de los cuales ganó 3.
Como referencia, vale recordar que cuando el boxeador Mike Tyson se masticó la oreja de Evander Holyfield fue castigado con 15 meses de suspensión, y encima tuvo que garpar 3 palos verdes de multa y otros 3 palos a Holyfield por el pedazo de oreja que le arrancó (menos mal que no le mordió un huevo porque se hubiera hipotecado para toda la vida).
De cualquier modo, más que una conspiración de la FIFA para sacar del Mundial ‘94 a aquella Argentina imparable, o desarmar a este Uruguay que vino a arruinarles la feijoada a los brasileños, en ambos casos se trató de una gran estupidez cometida por dos irresponsables. Punto.
Valga toda esta explicación para entender lo que nos pasa con el juez Griesa y la Corte Suprema de EE.UU.
Los fondos buitre, en su momento, se compraron nuestros bonos a precio vil, no aceptaron la quita propuesta en la reestructuración de la deuda y pretenden cobrarlos tal como dice el papelito. Son unos jodidos, pero es así. El sistema lo permite.
No se trata de una gigantesca conspiración financiera imperialista contra nosotros, como intenta instalar el Gobierno, sino del resultado de un desaguisado fenomenal que el mismo Gobierno viene cocinando hace una década.
Nuestros chambones tuvieron diez años para negociar algo con aquellos sátrapas, pero prefirieron hacerse los guapos desde los balcones y los atriles. Conclusión: hablando de orejas, ahora nos tienen a todos agarrados de los lóbulos. En esta partida de truco, los buitres tienen el siete de espadas (fallo de Griesa en primera instancia), el ancho de basto (fallo de la Cámara) y el as de espadas (rechazo de la Corte al reclamo argentino). Nosotros teníamos a Moreno, Boudou, Lorenzino, Kicillof y un par de cuatro de copas más.
Así no íbamos a ganar nunca.
Pudimos negociar algo mejor cuando los buitres no tenían ningún fallo a favor. O cuando en el Banco Central había el doble de las reservas que hay ahora. Pero no. El verso de la liberación, el “vamos por todo” y la lucha contra las corporaciones, los medios y Luis Majul siempre fue más importante.
Ahora ya estamos jugados. Salga como salga, siempre va a salir peor que como hubiera salido hace unos años. Algo parecido nos pasó con el Club de París: nos costaba 6.000 palos verdes en el 2009 y terminamos garpando 9.700 hace unos días.
Unos piolas bárbaros. Si esto es la liberación, yo me quedo con la dependencia de acá a la China.
El discurso de patriotismo pedorro y bravucón sólo sirvió para que a todos nos termine costando más caro. Envolver la torpeza propia en la Bandera celeste y blanca es mezclar todo con todo. Una especialidad del Gobierno. Blatter, La Haya, Mujica, Griesa, Lijo, Lanata. Da lo mismo.
Ahora se aprovecha el Mundial para presentar a nuestros jugadores como parte de la “década ganada” y al problema de la deuda como un asunto futbolero. El Gobierno es el país, el país es la Selección, la Selección es Messi, o sea Messi es la Compañera Jefa. Se chorean hasta el utilero.
¿Ejemplo? La imagen de Néstor bajando el cuadro de Videla es un gesto progresista e inolvidable. El zurdazo de Messi al segundo palo del arquero brasileño en el 4 a 3 amistoso de 2012 también lo es. Mezclar ambas imágenes en una propaganda que el Gobierno pasa en los entretiempos de los partidos del Mundial no es ni progre, ni bello, ni nada.
Es fascismo puro, hecho y derecho.
Saquemos la bandera y la camiseta de la Selección del medio de todo esto. Ya sabemos que el mundo de las finanzas es desalmado y que el Juez Griesa terminó ensañándose contra nosotros. Habría que averiguar por qué este señor cambió de actitud ya que durante años ayudaba a la Argentina. De todos modos, el problema no es el tipo que nos ataca sino el que nos defiende.
Y nos defiende la versión más degradada del kirchnerismo.
Hoy el kirchnerismo es un señor todo transpirado con un alicate en la mano dudando entre cortar el cable azul que desactiva la bomba o el cable rojo que la hace explotar. Luego de once años, ya aprendimos que siempre eligen el rojo y después le echan la culpa a la gigantesca conspiración interplanetaria que atenta contra el proyecto nacional y popular.
Para colmo, transforman un petardo en una ojiva nuclear. Como con la 125 y las retenciones móviles. Un tema que se podía haber resuelto en una simple negociación entre un subsecretario de Agricultura y el portero de la Rural, pero que esta gente, con la épica y el atril, lo llevó hasta la puerta de la Tercera Guerra Mundial. Al pedo porque igual perdieron.
Lamentablemente no creo en las conspiraciones. A veces las cosas suceden de puro burros nomás que son.
Posdata: ahora, encima de todo, Boudou. Otra vez el cablecito. ¡¡Era el azul, boludo!!