Los planteamientos políticos para cambiar la Constitución renacen cada cierto tiempo y, hasta ahora, no hemos puesto estas ideas en el cajón de trastos. El tema apareció por primera vez durante el gobierno de Alejandro Toledo, donde después de señeros debates, el tema fue descartado en el Acuerdo Nacional. Posteriormente, la propuesta se convirtió en el ‘Leitmotiv’ de Javier Valle Riestra, cosa que terminó en la recolección de firmas y un nuevo proyecto en el Congreso. Finalmente, el tema fue traído a la campaña electoral por la candidata del Frente Amplio, Verónika Mendoza (VM) y Gregorio Santos de Democracia Directa.
En esta última ocasión, después de toda el ‘agua que corrió debajo del puente’, buena parte de los medios recogieron el tema como una opción política ‘interesante y audaz’, dejando, en la parte posterior de nuestros cerebros, la sensación de que el asunto podría ser necesario.
En nuestra opinión, VM cometió un error político al tocar el tema en el debate presidencial. En general, los políticos más radicales, al final de las campañas, tratan de limar las aristas de sus propuestas, buscan aggiornarse para disminuir los votos contrarios y pasar por el aro electoral. Puede ser que este error sea uno de los factores de la derrota de VM, pues lo último que quiere el pueblo es inestabilidad y prorrogar el estancamiento de la economía.
Los aprontes refundacionales han sido parte de los contrastes electorales en el Perú y Latinoamérica, pues permiten hacer planteamientos llamativos sin tener que hacer precisiones de perfilamiento de las políticas públicas, algo que los políticos populistas carecen.
Pensamos que los peruanos debiéramos tener muy claro, que estas acciones políticas (como las desarrolladas en el siglo XXI en Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador y Nicaragua) deben ser descartadas para siempre del debate político. En estos países, solo sirvieron para permitir las eternas reelecciones de sus líderes y para malograr el desarrollo de sus países.
En estos días, Chile, de la mano de su presidente, Michelle Bachelet, se ha sumergido en el cambio constitucional, con consecuencias muy malas para su economía y con un manejo nada democrático, que hace prever un enfoque más orientado al poder político que al desarrollo del país.
Como afirmó Niall Ferguson, el historiador británico hace casi un año, “Chile está ejerciendo su derecho a ser estúpido”. Ver en Lampadia: Chile sigue ejerciendo su derecho a ser estúpido. Y el cambio constitucional sería la cereza en la torta de la estupidez.
El siguiente video de cuatro minutos, presentado por el diputado de Renovación Nacional, Nicolás Monckeberg, explica con claridad los daños que está produciendo el proceso y los engaños con que se está conduciendo a la población a la estructura de un país con la visión de Bachelet, que sería más cercana a la de la República de Alemania Democrática antes de la caída del Muro de Berlín. Ver en Lampadia: Diálogo de Conversos de Roberto Ampuero y Mauricio Rojas.
Ver también en Lampadia: Chile por el mal camino y Chile: Límites al Crecimiento,
Los peruanos debemos ir madurando en la política como lo hemos hecho en lo económico con la nueva clase media emergente, que ha abandonando los reclamos sociales a los políticos populistas, consolidado la orientación de nuestra gente hacia el trabajo como camino a la prosperidad. Lampadia