Pablo Bustamante Pardo
Expresidente de IPAE
Director de Lampadia
Hemos recibido una suerte de grito de auxilio de parte del director de un colegio privado, que nos ayuda a mostrar el sabotaje desde el Estado, a la educación privada, que con excepciones supera largamente la educación pública, como podemos ver en el siguiente cuadro.
Como hemos comentado muchas veces, desde el 2011 con el gobierno de Humala y los que lo sucedieron, se ha impregnado la burocracia del Estado con gente politizada y anti-inversión privada, que pretende regimentar la vida de nuestros ciudadanos y empresas, bajo la tutela abusiva de funcionarios mayormente ignorantes, resentidos y orientados ideológicamente.
Todo esto ha venido desde las cúpulas políticas, pero está sustentado en lo que Fernando Cillóniz le llama la ‘costra de quinto nivel’, que son los verdaderos mandamases del Estado burocrático, incapaz y corrupto, que viene destruyendo las instituciones públicas, que de servir a los ciudadanos y empresas no saben nada. Al final no interesa quienes son los ministros y directores, ‘la costra’ hace y deshace.
Esto se ha multiplicado en todos los sectores. Por ejemplo, en el caso de la minería, para iniciar un proyecto de exploración se requieren seis años, mientras en Canadá se logra en semanas; hay que lidiar como con 200 instituciones, todas capturadas por la ‘costra de quinto nivel’, y hay que superar el acoso burocrático-normativo de más de 500 dispositivos legales.
Veamos el grito de auxilio del director NN.
La escuela única
Director de un colegio
Anónimo para Lampadia
Desde el 2011 hay un acoso sistemático contra la educación privada con el cuento de que las normas de los ‘90 promovieron una escuela privada de muy baja calidad y nada bueno trajeron consigo para la educación peruana.
Es increíble, cómo el estado peruano en sus diferentes gobiernos ha hecho tan poco por la educación pública y sí ha sido muy consistente en su embate contra la educación privada. A pesar de haber tenido 17 ministros durante el periodo mencionado, cada uno con sus ideas, con poco tiempo en el cargo y cambiando incesantemente a las principales autoridades, se ha logrado instaurar una burocracia muy ideologizada en el MINEDU, que sostiene la visión de la escuela única en el Perú. Es la típica de todos los sectores, y en educación no es diferente, la educación pública es pésima, muchos de sus locales no tienen servicios esenciales siquiera, no son capaces de atender la demanda existente, pero la culpa es de los privados.
El momento más glorioso de esta camarilla fue cuando logró -entre gallos y media noche un 8 de enero- promulgar el DU 002- 2020. Lo consiguió la ministra Flor Pablo del gobierno del inolvidable presidente Vizcarra, quien justamente viene de las canteras del MINEDU y ese grupo ideologizado. Con el pretexto de la emergencia se sacó una norma “revolucionaria” digna de los años setenta del siglo pasado. Irónicamente dice que lucha contra la informalidad, pero toda su normativa es contra los formales a quienes burlonamente dice querer fortalecer.
Según esa burocracia, la educación privada debe ser regentada por el MINEDU, le llaman haber recuperado la gobernanza del sector, para los más radicales debiera, incluso, desaparecer. Se amparan en que, supuestamente, la educación privada es muy mala y que la gente la prefiere solo porque no está bien informada, sobre todo en los niveles socioeconómicos más bajos. Según ellos, los pobres no saben escoger, por eso deben ser tutelados. Aunque los resultados de las evaluaciones censales demostraban lo contrario, es decir, que los privados son muy superiores a los públicos, nunca faltaron, sin embargo, consultores de izquierda que encontraban la forma de tergiversar esa información. Hoy ya no tenemos evaluaciones censales, lograron desaparecerlas, para así no demostrar la fragilidad de la educación pública.
El DU 002 – 2020 ha hecho silenciosamente una revolución total contra la educación privada.
Ha establecido infinidad de requisitos y trámites a cumplir, ha instaurado el silencio negativo para todos los trámites administrativos, lo que supone una traba inmensa para la inversión y ha creado las llamadas condiciones básicas, las que, por supuesto no cumplen los colegios públicos, porque para ellos no es esta norma. Las condiciones básicas son realmente condiciones máximas que solo pueden cumplir los colegios más caros de Lima.
¿Dónde se educarían todos los estudiantes que se quedarían sin institución educativa si se hiciera cumplir a rajatabla con esas absurdas condiciones?
El Estado no es capaz de asumir toda esa demanda. Además, como de costumbre, al verificarlas el burócrata hace una lista de cotejo o check list, donde interpreta la norma a su antojo y pide las cosas más inconcebibles para la realidad peruana. Por supuesto que además solicitan decenas de documentos que ellos ya tienen, documentos que deben presentarse de acuerdo con sus parámetros, pues solo el MINEDU sabe cómo deben hacerse las cosas, típica barrera burocrática.
Sacan mediante resoluciones viceministeriales parámetros de mobiliario, diseño de locales, de horarios, de cómo deben sentarse los alumnos, de calendario escolar, de cómo deben hacerse las clases, de normas de convivencia, de cómo calificar, en fin, de todo lo que pueda imaginarse un burócrata para justificar su puesto y su sueldo. Luego contratan en las UGEL personal “especializado” para fiscalizar todo ello, porque dinero para esto, sí hay. Además, los privados reciben cada año decenas de los llamados oficios múltiples, pensados para colegios públicos, pero que los mandan a los privados porque sienten que son su chacra, estos llegan incluso hasta por WhatsApp.
Toda esta presión documentaria, añadida a las fiscalizaciones municipales (INDECI) y las constantes denuncias por cualquier tema ante INDECOPI y las UGEL han terminado incrementando seriamente el costo de la escuela privada, sobre todo, a las escuelas de bajo costo. Además, en aquellas donde el director no cuenta con mayor apoyo, lo obligan a estar cada día más alejado del aula, ya que se pasa la vida haciendo papeleos y trámites absurdos.
No existe espacio para la creatividad y la innovación, todo tiene que venir del MINEDU, que, por supuesto, en muchos casos no tiene idea de lo que se trata, por ejemplo, ofrecer una educación bilingüe o estar al día en la tecnología. Además, desperdician el tiempo que deberían dedicarle a las instituciones públicas, fiscalizando una educación privada que ya es supervisada severamente por el mercado y los padres de familia, exigentes usuarios de estos servicios, que sí saben lo que quieren y a lo que tienen derecho. Que saben que pueden recurrir, en forma prácticamente gratuita, en queja a la UGEL o denunciar ante Indecopi, aunque esto desgraciadamente permita excesos, como, por ejemplo, la doble instancia paralela que el estado se ha negado a regular hasta la fecha.
Lamentable, pero así estamos y esto no se detiene, sigue con fuerza. La semana pasada llegó a las asociaciones de colegios privados para opinión de un día para otro, como les es costumbre, una norma técnica sobre la organización y funcionamiento pedagógico de los espacios educativos… más de lo mismo… Esa norma fue publicada en El Peruano cinco días después de mandarla en consulta. No les interesa nuestra opinión, solo les interesa decir que fuimos consultados para aparentar ser democráticos, cuando la realidad es que estamos frente a una dictadura que cada día recorta más la libertad de educar.
No importa quien sea el ministro, la burocracia del MINEDU es la que manda. Lampadia