Vacunatón de maestros ya, el gran valor de los héroes voluntarios y el inmenso deseo de miles de estudiantes por regresar a las aulas.
Daniela M. Delgado Ehni
Licenciada en Psicología Clinica.
MSC en Psicoanálisis y Desarrollo Humano (UCL)
Diplomada en Trabajo terapéutico con niños y adolescentes (Tavistock and Portman Clinic)
Trabajo en situaciones de crisis con adolescentes y adultos jóvenes (Tavistock and Portman Clinic)
Para Lampadia
Durante el fin de semana que pasó se llevaron a cabo dos eventos que pintan de cuerpo entero la sociedad que somos: una que tiene serias dificultades para dialogar, poder reconocer sus problemas, resolverlos y salir adelante en beneficio de sí misma. Mientras que el sábado en la mañana, niños y universitarios acompañados de sus padres y maestros marchaban por un retorno seguro a clases, los diferentes centros de vacunación en los que se llevaba a cabo la quinta vacunatón organizada por el MINSA lucían relativamente vacíos. La ansiada meta de inocular a 600,000 personas no se cumplió quedando 115,355 dosis sin ser aplicadas.
En reiteradas ocasiones las autoridades consultadas (ministro Cadillo-Educación, ministro Cevallos-Salud y el Premier Bellido) han mencionado que el retorno a clases aún no sucederá. Uno de los motivos que mencionan es que esto solo será posible cuando los docentes sean vacunados en su totalidad dependiendo esto a su vez de la disponibilidad de vacunas. Si es así pues la pregunta que sigue, cae de madura… si el domingo sobraron más de 100,000 vacunas… ¿Porque no se organiza ya una vacunatón de maestros y tema resuelto? ¿Faltan muchos?
Para responder esta interrogante vayamos entonces a las cifras que el mismo ministro Cadillo ha usado en su presentación frente al pleno del congreso. Actualmente en el Perú hay un total de 675,022 maestros. De este universo, el 64.45% ya ha recibido al menos 1 dosis (el 50.25% 2 dosis) y solo queda un 35.55% por ser vacunados con al menos 1 dosis. Si es así, con 239,988 dosis se lograría inmunizar con al menos una dosis a los maestros faltantes. Reitero entonces, con el buen ritmo con el que recibimos vacunas y además con la organización que se tiene para vacunar a la población resulta obvio que este punto se puede resolver a la brevedad. ¡Vamos señores! Excusas ya no quedan… ¡a vacunar se ha dicho!
El valioso rol de los voluntarios
Una vez resuelto el entrampamiento de las vacunas y pasados ya 530 días desde que los estudiantes se despidieron de sus carpetas somos testigos de la existencia de un número significativo de familias y escuelas que están dispuestas a dar marcha a un plan de retorno basado en la evidencia científica de lo que ha funcionado en casi todos los países. Para todos ellos la experiencia y el beneficio de volver a clases sin duda lo ameritan. Lo triste es que la expresión de sus deseos por regresar a lo presencial y las implementaciones que han venido haciendo se enfrentan día a día con adjetivos duros de quienes no comulgan con esta iniciativa. Más terrible aun cuando en el camino para lograr su objetivo se enfrenta a senderos sinuosos y enredados producto de la poca claridad y consistencia por parte de las autoridades competentes. Para esto basta ver la cantidad de RSM que se han emitido, las contradicciones que tienen entre sí y la imposibilidad de llegar a puerto porque las instituciones y sus funcionarios no actúan de manera coordinada. A estas alturas, con la evidencia científica que existe en el mundo y con los voluntarios que están dispuestos a poner en marcha un plan, resulta incomprensible, nefasto y terriblemente perjudicial la parálisis en la que se encuentra el sector. No detallaré las consecuencias porque estas han sido abordadas en un sin número de artículos y publicaciones.
Personalmente hallo admirable y noble que existan voluntarios dispuestos a ejecutar un plan. Sin esa actitud hoy por hoy no estaríamos donde estamos parados frente a esta pandemia ya que las vacunas no existirían. Reconozcamos pues que los voluntarios son héroes que nos permiten ver que funciona y que no; que será lo seguro y que es lo que será la futura nueva normalidad. Gracias a ellos el mundo seguirá andado a pesar de la pandemia.
Las familias que no estén listas para volver se respeta que no quieran volver… pero las que sí se sientan lista a estas alturas, tienen el exacto mismo derecho y por ende el estado tiene que garantizar que los planes de retorno a clases sucedan ya. ¡Vamos señores! ¡A alinearse, poner fechas concretas y a destrabar ya los planes de retorno a clases!
Reconociendo el deseo imperativo de los niños y adolescentes por ser educados
Durante la marcha del sábado 21 resultó conmovedor ver la gran afluencia de niños y adolescentes que asistieron enérgicamente con carteles hechos por ellos mismo. Los carteles, junto a las declaraciones que ellos daban a los medios nacionales e internacionales, tenían mensajes crudos y poderosos lo cuales dejaban entrever cómo estaban viviendo el cierre de sus centros educativos y su incomprensión por las medidas tomadas. “La educación es un derecho, ¡Respétenlo!”, “En el cine y tiendas no aprendo. Primero educación.” “No necesito diversión, necesito educación.” “No puedo estudiar en la universidad pero si tomar en un bar”, “Mi colegio no entra en una pantalla”, Después de la marcha nos vemos en el Coney Park que eso si está abierto”.
Podrá haber quienes de manera tendenciosa digan que esta marcha no representa la realidad… a quienes piensen así, los invito a mirar los parques, semáforos, puestos de mercados y calles donde niños de toda condición buscan tener espacios de aprendizajes. Los invito también a escuchar los espacios de diálogo con niños y adolescentes de todo el Perú, como los generados por la congresista Flor Pablo. Ahí, al unísono, todos expresan no sólo su deseo de volver a clases y los continuos esfuerzos que hacen para sostener su educación; sino también su incomprensión por no poder estar físicamente acompañados de maestros y amigos para aprender más. Alguien se refirió a la marcha como una golondrina que no hará el ansiado verano. Mi respuesta entonces fue que quien así lo entiende, claramente no está viendo el actual cielo cubierto de cientos de ellas que dan señal de que es imperativo hacer cambios en nuestras políticas educativas.
Basta ya de afrentas, escuchemos a los niños y adolescentes, apostemos por la educación, valoremos la presencia de aquellos que están dispuestos a mojarse desde ya para que este barco no naufrague y porque nuestro país no se hunda más… Señores les digo, sin educación no hay desarrollo y de nada sirve tener salud en una sociedad deshumanizada que solo vela por lo que cree que le conviene. Lampadia