Hace tres años salieron a la luz los resultados de la prueba del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), realizada por la OCDE. El Perú obtuvo el último lugar en las pruebas de ciencias, matemáticas y comprensión lectora de los 65 países examinados. Ayer se publicaron los resultados de PISA 2015, en el cual se revela que nuestro país se ha separado de los últimos puestos trepando al puesto 61 en matemáticas, al 62 en lectura y 63 en ciencias, de 72 países.
Fuente: IEP
La última encuesta PISA de la OCDE, en la que se evalúa la calidad, la equidad y la eficiencia de los sistemas educativos, evaluó a cerca de 540,000 estudiantes de 15 años de edad en 72 países, sobre sus competencias en ciencias, lectura, matemáticas y resolución de problemas de manera colaborativa. En esta ocasión, la disciplina principal eran las ciencias, cada vez más importantes para la economía y la sociedad actual.
Específicamente sobre el Perú, la OCDE evaluó a jóvenes de 15 años que son seleccionados a partir de una muestra aleatoria de escuelas públicas y privadas. Se seleccionó a este grupo pues PISA tiene por objeto evaluar hasta qué punto los alumnos cercanos al final de la educación obligatoria han adquirido los conocimientos y habilidades necesarios para hacer frente a las situaciones y desafíos que les plantea la sociedad actual. En el 2015, se evaluó a 282 instituciones educativas públicas y privadas de las 25 regiones.
Según la evaluación, el Perú, que estaba muy abajo, es el que ha mejorado más en América Latina respecto a la medición del 2012. Sin embargo, pese a que se ha mejorado en ciencias, matemática y comprensión lectora, seguimos rezagados.
Las mejoras relativas se aprecian en el siguiente cuadro:
Es cierto que en el PISA 2015 se ha tenido un aumento interesante en el puntaje (19 en Matemáticas, 24 en Ciencias y 14 en Lectura) con respecto al PISA 2012 y esperemos que la tendencia continúe al alza a ese ritmo para el PISA 2018. Sin embargo, llamar este aumento como «el despegue del rendimiento peruano en la prueba» es una exageración poco seria. En todo caso, ese «título» corresponde al aumento registrado entre las pruebas 2000 y 2009 (Perú no participó en el 2003 y 2006, por decisión del gobierno de Toledo). Ahí Perú subió 73 puntos en Mate, 36 en Ciencia y 43 en Lectura (pero igual estaba en la cola, puesto 70 de 74).
Si bien nuestro país mejoró en la lista global, en el comparativo regional aún sigue relegado: el Perú no logró superar a Colombia, México y Brasil (salvo en Matemáticas); y quedó muy por detrás de Chile, Uruguay y Costa Rica. Por lo tanto, en América Latina nos hemos ubicado en el penúltimo lugar, superando solo a República Dominicana, país que en el 2015 se sometió a su primera evaluación PISA.
También hay una excepción en el área de matemática, en la que por primera vez, hemos superado a Brasil. En las áreas de lectura y ciencia seguimos por debajo de países como Chile, Uruguay, Costa Rica, Colombia, México y Brasil. Por ejemplo, Chile, el país mejor ubicado de la región, nos lleva una ventaja de 50 puntos (447 a 397) en ciencias, el área de mayor importancia de la evaluación del 2015.
A pesar de las mejoras en los resultados, queda claro que hay mucho camino que recorrer. Como podemos observar en los resultados comparativos (líneas abajo) con los TOP 3 países y con el promedio de la OCDE, hay una gran diferencia en cada asignatura. Por ejemplo, Singapur (el primer puesto en todos los rankings de PISA) nos lleva 159 puntos de ventaja en ciencias, 137 en Lectura y 177 en Matemáticas. La diferencia con el promedio de los países de la OCDE también es bastante amplio: 96 puntos de ventaja en ciencias, 95 en Lectura y 103 en Matemáticas.
Es importante señalar que, de los 72 países participantes, tres no fueron considerados en los resultados finales por razones técnicas. Asimismo, en las materias evaluadas, el Perú superó a naciones que realizan la prueba por primera vez (Líbano, Kosovo, Argelia y República Dominicana), que ocuparon ahora los últimos lugares.
Mientras que es importante notar el avance del Perú en los resultados PISA, tenemos que entender que falta mucho por hacer, y nuestros avances tienen que ser mucho más rápidos. Como hemos afirmado anteriormente, es importante que entendamos que necesitamos emprender una gran revolución educativa, pues el mundo se dispara y nosotros nos estamos muy atrás, como afirmó Lant Pritchett, Presidente de la Maestría en Políticas Públicas del programa de la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard para el Desarrollo Internacional, en CADE 2014.
Fuente: El Comercio
Pritchett nos dijo que necesitamos un sistema de “estrella de mar” (organismo que no tiene control central). Este sistema debe dar espacio para la novedad. Debe ser un sistema abierto, funcional y debe mostrar resultados positivos. “Se debe evitar el control central del proceso educativo, este debe ser lo más local posible, generar una gran presión por resultados, respaldarse en una red profesional, soporte técnico y financiamiento flexible”. Comentó que la educación privada puede ser adecuada, pero no basta si no se arregla el conjunto del sistema. Indicó que debiéramos empezar por tener una visión clara sobre adonde queremos llegar, que necesitamos una reforma del tipo “Big Bang” y que el gradualismo no nos llevará a ninguna parte. (Ver en Lampadia: Tenemos que emprender una revolución educativa).
Más allá de las pruebas PISA, como explican Ken Robinson, Salman Kahn, León Trahtemberg, Gonzalo Galdos y Jorge Yzusqui entre otros, según lo recogido en Lampadia, el verdadero reto de la educación está más allá de los puntajes de las pruebas PISA, en la necesidad de adoptar los paradigmas educativos del siglo XXI, como también lo explicó Carlos Rodríguez Pastor en CADE 2016. La educación moderna permite crear espacios de aprendizaje que pueden motivar a todos los alumnos, hacer una enseñanza personalizada y aprovechar las capacidades académicas, artísticas y/o deportivas de todos los niños.
La resistencia de la gestión de la educación pública peruana a dar el salto cualitativo a la educación del siglo XXI y los prejuicios y acciones del Ministerio de Educación en contra de la participación del sector privado en la educación de nuestros niños, son las razones por las que venimos cuestionando al Ministro de Educación y nos preocupa el triunfalismo con que se habla de los recientes resultados.
Es bueno reconocer los avances, pero no podemos caer en la complacencia. Nuestras deficiencias son enormes y se nos acaba el tiempo para actuar. Lampadia