Alejandra Benavides
Para Lampadia
Esta semana el gobierno declaró en estado de emergencia el sector educación, desde este segundo semestre de 2021 hasta el primer semestre de 2022. En veinte días se presentará el Plan de Emergencia del sector basado en seis ejes: consolidación del aprendizaje, mejoras en el desarrollo docente y mejoras en la Carrera Pública Magisterial, innovación, semipresencialidad educativa y descentralización.
Sin embargo, el Premier Bellido ha indicado que no se abrirán las aulas “hasta que se garantice la vacuna a todos los peruanos”. Asimismo, el Ministro de Educación expresó su preocupación de abrir las aulas pues “los niños son el grupo que más transmite COVID-19” – lo cual es falso. Claramente el gobierno no tiene la intención de trabajar para que los alumnos regresen a las aulas (salvo algunas excepciones en semipresencial y en zonas rurales), condenando a una generación completa al subdesarrollo cognitivo y emocional, así como condenando al Perú a la falta de competitividad y atraso.
Son ocho millones de escolares (inicial-primaria-secundaria) quienes prácticamente han perdido 2 años de colegio, que nunca van a recuperar. Según el Ministerio de Educación, al en el 2020, 300 mil niños y jóvenes habrían abandonado sus estudios, y de acuerdo a ENAHO, las principales causas de deserción fueron: problemas económicos, problemas familiares, falta de interés y la necesidad de trabajar. Además, 337 mil estudiantes de colegios privados pasaron a colegios públicos (probablemente de peor calidad).
Primero, esta generación de estudiantes no está teniendo la oportunidad de desarrollar ni habilidades “duras” ni “blandas”, tampoco de enriquecerse culturalmente. El aprendizaje digital implica barreras cognitivas que hace más difícil la capacidad de atención, por ende, de comprensión. En estudio cualitativo en India, profesoras indicaron que sus alumnos sólo recuerdan el 80% de lo enseñado de forma digital durante el 2020. El aprendizaje digital impide la interacción natural y debates significativos, además de bloquear la creatividad. Asimismo, el aislamiento significa falta de socialización, limitando la creación de vínculos afectivos, la capacidad de ser empáticos, solidarios y de organizarse socialmente. La violencia familiar también ha jugado un rol fundamental en este aislamiento, de acuerdo al Ministerio de la Mujer, en el primer trimestre de 2021 se atendió la cifra récord de 12,306 casos de violencia familiar contra niños y jóvenes en edad escolar (incluye violencia física y sexual).
Segundo, la situación actual incrementa las brechas entre los peruanos y las familias más pobres son las más afectadas ante esta situación. La falta de equipos (sobre todo en hogares de más de 1 hijo), de conectividad y los costos de telefonía e internet, ha marginado a una parte de escolares que no asisten o asisten de manera parcial a clases virtuales. Muchos niños simplemente han debido abandonar sus clases para acompañar a sus padres a trabajar (para no quedarse solos en casa) y otros padres han tenido que abandonar sus trabajos para poder supervisar a sus hijos en casa. Las brechas seguirán creciendo.
Tercero, la situación actual incrementa las brechas entre Perú y demás países del mundo. En el último PISA 2018, Perú ocupaba el puesto Nº64 de 77 países de la OCDE. De 17 países de la región, 11 ya volvieron a clases presenciales o semipresenciales. En casi todos los países del mundo los colegios nunca cerraron o cerraron por tiempos definidos. Esto deja a nuestros jóvenes rezagados frente a jóvenes de otros países, y genera pérdida de competitividad al país.
El problema de la educación no sólo afecta a las familias de niños y jóvenes en edad escolar (y educación superior), sino que va a afectar el desarrollo del país de formas inmensurables. Esta lucha porque se empiece a trabajar para un regreso seguro a las aulas es de todos los peruanos. Lampadia
Referencias
https://www.comexperu.org.pe/articulo/230000-estudiantes-dejaron-de-ir-al-colegio-en-2020