Alejandra Benavides
Para Lampadia
A pocas semanas de las elecciones generales, los candidatos empiezan a ofrecer de todo, creando falsas expectativas en la ciudadanía y una inminente posterior decepción. Esto pone en riesgo la democracia y pone en el tablero opciones radicales y anti-democráticas, pues la “dignidad” que promete nuestra democracia, desde hace varios años no está acompañada por crecimiento económico importante. Por lo tanto, los candidatos democráticos debieran aceptar algunas de las grandes limitaciones que tiene el Estado y pensar en fórmulas aceleradas de asegurar desarrollo económico y al mismo tiempo reforzar nuestra desgastada democracia a través de la educación.
Hemos visto ya algunos mecanismos de “aceleración” de inversión que funcionan muy bien (siempre con oportunidad de mejoras) como las Asociaciones Público-Privadas y las Obras por Impuestos. Sin embargo, se debe profundizar en este tipo de mecanismos y extenderlos a otros conceptos. Por ejemplo, explorar dos mecanismos para mejorar la educación: Servicios por Impuestos y un modelo de “Charter Schools” como existe en Estados Unidos, con muy buenos resultados.
En el caso de los servicios por impuestos, se podría permitir que empresas privadas especializadas en educación (Grupo San Ignacio de Loyola, Innova Schools, etc.) puedan operar colegios públicos y así salir de la burocracia del sistema estatal. Estas empresas privadas pagan impuestos – no están exoneradas, y podrían aportar con la provisión de sistemas, maestros y basarse en modelos más modernos y flexibles que permitan elevar el nivel educativo.
Por otro lado, los Charter Schools son colegios manejados de manera independiente (asociaciones de padres, empresas, organizaciones, iglesia), a pesar de que se financian con fondos públicos. Para poder abrir un charter school, sus impulsores deben presentar un expediente riguroso que debe ser aprobado por lo que sería el Ministerio de Educación/SUNEDU. Estos colegios no se rigen bajo las regulaciones de los colegios públicos normales, así como tienen más libertad para armar un currículo ad hoc, de acuerdo a características específicas de la comunidad y sus objetivos, emplear distintos métodos de enseñanza (ejemplo Montessori) e innovar, y también más flexibilidad para operar como un privado, para contratar y despedir maestros. A cambio de esta “libertad”, estos colegios están obligados a compartir mayor información, reportes e indicadores con el ente regulador. Los alumnos de estos colegios están sometidos a exámenes estandarizados, al igual que demás colegios, y es en poblaciones de bajos recursos y minorías, donde estos colegios han tenido mayor éxito.
Por lo tanto, lo que necesitamos no es un Estado todopoderoso, sino más bien alternativas prácticas que liberen la carga del Estado, que permita una ejecución rápida de planes y programas en beneficio de los ciudadanos, y que en el camino elimine oportunidades de corrupción. Lampadia
Referencias
https://www.cato.org/commentary/charter-schools-get-better-results-less-money-government-run-schools
https://www.vox.com/2014/4/30/18076968/charter-schools
https://www.edweek.org/policy-politics/what-are-charter-schools/2018/08
https://factsmaps.com/pisa-2018-worldwide-ranking-average-score-of-mathematics-science-reading/