EDITORIAL DE LAMPADIA
La figura del viento se usa muchas veces para explicar los ciclos de la economía. El viento a favor impulsa el crecimiento y el viento en contra lo detiene. Pero hay otra forma de ver la figura del viento que, para un país pequeño como el Perú, es una figura más importante, una menos coyuntural: ‘el viento debajo de mis alas’1. En esta figura el viento se ve como el sustento en el que se despliegan las alas para volar. O crecer a buen ritmo, si hablamos de la economía.
¿Cuál es ese viento? – Pues el comercio internacional, los flujos de inversión extranjera, la globalización. Sin ellos, un país tan pequeño como el nuestro solo podría crecer lentamente, a un ritmo insuficiente para remontar las brechas sociales y económicas que nos lastran y lejos de poder dar el impulso que necesitamos para emparejarnos con los países más ricos y evitar así que nuestros pobres se alejen para siempre del nuevo mundo que trae la ‘cuarta revolución industrial’.
Fuente: www.meditaldia.com
Como hemos dicho mil veces en Lampadia, lamentablemente nuestras izquierdas siguen sin entender esas ecuaciones básicas y siempre se han opuesto al comercio internacional, la inversión extranjera y la globalización. Lo que es más, han llegado al extremo de ponerse una camisa de fuerza para que ninguno de ellos se escape del despropósito: todos ellos abogan oficialmente por el llamado pos-extractivismo. (Ver: Pos-Extractivismo: Autarquía y empobrecimiento).
Este postulado ideológico, formulado por un uruguayo, plantea que los peruanos optemos por una economía de sustento, de sobrevivencia, por producir lo mínimo posible de todo. Un crimen anti-pobre y anti-peruano, pues justamente nuestro país se caracteriza por tener todos los recursos posibles para que seamos un país rico, para no tener pobres. Ya hemos ejemplificado este crimen analizando la aplicación de este planteamiento en el sector agrícola, por el cual, increíblemente, todas las izquierdas, los supuestos luchadores por los pobres, pretenden ‘condenar a nuestros campesinos a la pobreza eterna’. Ver: Agroexportación: Una industria de clase mundial.
Hace algunos días hemos requerido a esas izquierdas que renuncien al pos-extractivismo, pero: no se oye padre. Mutis por el foro. Todos ellos prefieren seguir agazapados detrás de esas murallas construidas con ‘las ideas muertas’, como las califica Moisés Naím.
Pero volvamos al ‘viento debajo de nuestras alas’. Para salir de la pobreza tenemos que crear riqueza. ¿De donde la sacamos? ¿Podemos inventarla solos? ¿Aislados del mundo? ¡Pues debemos decir categóricamente que no!
La riqueza nos está esperando en el crecimiento de la economía. Nos está esperando en los bolsillos de los que más tienen en el mundo. La integración de la economía peruana a los mercados globales es una suerte de sifón que extrae recursos de los más ricos para proveerlos a los pobres, nosotros, todos los peruanos. El crecimiento que solo puede acelerarse volcando nuestros recursos hacia el exterior, genera empleo y excedentes productivos en todos los sectores de la economía y para el Estado. Repetimos, sin ellos, sin esos recursos, estaríamos condenados a arrastrarnos en una pobreza innecesaria, injusta e inmoral. Pues teniendo todo para generar riqueza, no hacerlo es inmoral.
Este análisis es incontrastable. No hay otro camino para el bienestar general. Por ello nos llama la atención la falta de ambición del gobierno de PPK, que no atina a llamarnos a desarrollar una gesta por el crecimiento, que no sale a las calles y plazas a explicar a los ciudadanos las ecuaciones de la creación de riqueza, que no alienta aún las grandes inversiones en todos los sectores.
Por ahora el gobierno plantea que nuestro PBI crezca 5% anual, cuando podemos desatar una revolución productiva que nos lleve a crecer 7 a 8% por año. Cuando podemos terminar de desarrollar nuestros proyectos mineros, energéticos y forestales además, por supuesto de las infraestructuras, las agro-exportaciones y el turismo, entre otros.
Por ejemplo, el ministro de Energía y Minas sigue disculpándose de tener una mayor pro actividad en los supuestamente bajos precios de los metales, pero la verdad es que el Perú es competitivo con los precios actuales y, solo el crecimiento de la China de 6% equivale a más de tres veces el PBI anual del Perú. ¿Por qué no atinamos a invitar a los mayores operadores globales del sector forestal de Finlandia, Noruega, Canadá y Nueva Zelanda a invertir en el país? Solo en la sierra tenemos 7´000,000 de hectáreas deforestadas. Solo en el sector forestal podríamos lograr algo parecido al boom de inversiones mineras que arrancó en los años 90 y movió las agujas de nuestro crecimiento de manera tan importante. Nuestro potencial forestal permite que lleguemos a exportar entre 30 y 40,000 millones de dólares anuales (cinco veces las de Chile).
¿Qué estamos esperando para emprender ‘la gesta del crecimiento y el bienestar general’?
Por supuesto, crecer no es lo único que debemos hacer. También debemos ver la mejor y más rápida manera de traer a nuestros pobres a la economía de mercado. También tenemos que hacer una revolución educativa y llevar los servicios del Estado a todos los peruanos. Para ello tenemos que hacer reformas y mejorar nuestras instituciones. Por ello, ante tan grande tarea y, después de haber prácticamente perdido cinco años, no tenemos tiempo que perder.
No podemos perder el período de gracia del nuevo gobierno sin movilizar las voluntades de todos los peruanos por la gran gesta del crecimiento, la madre de nuestra riqueza y la fuente del empleo digno para todos.
Pero ahora se cierne otro peligro sobre nosotros, la torpe ola anti-globalización y anti-comercio-internacional que se está desatando en el mundo de los países más ricos. El corte del ‘viento debajo de nuestras alas’ que es la base para crear riqueza en los países emergentes. Ver en Lampadia: La trampa anti globalización, ¿El fin de la globalización? y El sándwich que amenaza a los países emergentes.
No nos dejemos engañar, la globalización, el comercio internacional y los flujos de inversión extranjera son los que permitieron la mayor disminución histórica de la pobreza y la desigualdad en los países emergentes durante las últimas décadas.
Conclusión y Propuestas
- Exijamos a nuestras izquierdas que renuncien al pos-extractivismo y a las ‘ideas muertas’.
- Apoyemos al gobierno para que sea más ambicioso y asuma un rol más pro activo por el crecimiento.
- Enarbolemos la bandera del libre-comercio y la globalización y aprovechemos la próxima reunión de APEC en el Perú para generar una reacción global por mantener ‘el viento debajo de nuestras alas’, las de todos los países emergentes.
Lampadia
1 El viento debajo de mis alas, “The wind beneath my wings”. Canción escrita en 1982 por Jeff Silbar y Larry Henley, popularizada por Bette Midler.