EDITORIAL DE LAMPADIA
El discurso del presidente Vizcarra en el Congreso tuvo algunos anuncios positivos, pero pecó de una falla fundamental: no se hizo cargo del hecho de que el país ha tenido uno de los peores resultados sanitarios y económicos en el mundo, no evaluó las razones de ello y por lo tanto no se enfocó en lo que se requiere hacer para remontar esos resultados.
No hubo planteamiento alguno acerca de cómo se mejoraría la estrategia sanitaria para contener un rebrote de la pandemia que puede terminar de arruinar la reapertura de la economía. Quizá no ve salida porque no concibe una alianza con el sector privado para llevar adelante con éxito, por ejemplo, una estrategia de identificación, aislamiento y abastecimiento de los contagiados y sus contactos, para cortar la cadena de contagio. O una estrategia conductual para infundir hábitos. O de distribución de alimentos para que la gente salga menos.
En lo económico-social anunció que por fin, después de más de tres meses, se terminará de repartir el primer bono universal, y luego, el próximo mes, se distribuirá uno segundo, algo que aliviará a las familias y de paso ayudará a reactivar el consumo, aunque no explicó si se hará con inclusión financiera (billeteras electrónicas).
Pero no mencionó los más de 3 millones de empleos formales que se han perdió solo en Lima, sin contar los empleos informales, ni qué se va a hacer para recuperarlos a la mayor velocidad posible. Esa es una tragedia con la que no ha empatizado. Entonces no habló de la necesidad de simplificar radicalmente las normas sectoriales, laborales y municipales para que los emprendimientos puedan volver a levantar vuelo y a contratar gente; es decir, una formalidad mucho más ligera e inclusiva.
Tampoco otorgó la prioridad máxima a las inversiones mineras, incluyendo Tía María, que por supuesto no fue mencionada. Sí destacó la cartera de proyectos por 57 mil millones de dólares, pero no puso el énfasis suficiente en la importancia estratégica de esas inversiones en este momento, más aún considerando que son las únicas que tienen mercado, financiamiento y productos con buen precio internacional. Tenía que explicar, persuadir.
Si hubiese evaluado los errores cometidos en lo sanitario y en lo económico, hubiese visto que la causa principal de los malos resultados ha estado en la ausencia de una alianza con el sector privado para llevar a cabo las estrategias, aprovechando la capacidad tecnológica, logística y de planeamiento de las empresas. Se esperaba entonces que ahora sí planteara dicha alianza, para reconducir con mayor eficiencia lo que viene. Pero, lejos de eso, repitió dos o tres acusaciones de malas prácticas anticompetitivas. ¡El gobierno puede prescindir del actor que maneja el 80% de la economía nacional!
El otro gran error cometido por el gobierno estos últimos meses, ha sido haber descuidado su relación con el Congreso, permitiendo una incontenible hemorragia populista. El Presidente no llamó la atención sobre la manera en que esos proyectos y leyes socavan el futuro del país y entorpecen la recuperación. Debió en todo caso demandar la elaboración de una agenda legislativa común, algo que por lo demás es un mandato contenido en el artículo 29 de la ley del Congreso. No lo hizo.
Sí planteo lo que llamó el “Pacto Perú”, convocando a todas las fuerzas políticas que van a participar en el proceso electoral. Cierto es que se requiere de un espacio en el que se pueda discutir y consensuar soluciones a problemas estructurales que vayan más allá de la coyuntura, precisamente para encauzar los impulsos populistas del Congreso, pero 5 grandes temas son demasiados y algunos innecesarios.
La pandemia ha puesto en evidencia dos grandes problemas: la precariedad de los servicios públicos de salud, y la informalidad. Concentrémonos en acordar soluciones para esos dos grandes temas. El segundo, la informalidad -o la reforma de la formalidad- ni siquiera figura entre los 5 temas. Y por lo menos dos de ellos son obvios y no necesitan acuerdo porque ya existe: lucha contra la pobreza y calidad educativa.
Necesitamos conversar sobre aquello sobre lo que no estamos de acuerdo, para salir del entrampamiento que nos agobia. Lampadia