Pablo Bustamante Pardo
Expresidente de IPAE
Director de Lampadia
¡Petroperú no es una empresa, es un botín del gobierno de turno!
Alberto Fujimori falló en no privatizarla, pero los gobiernos ‘democráticos’ de los años 2000, desde Toledo hasta Boluarte, convirtieron a Petroperú en su caja chica, y luego en su caja grande, y luego en un oscuro hueco negro, donde los mandatarios de turno y sus cortesanos crearon un monstruo eximido de cumplir con las normas corporativas más elementales.
El ’Petro-Botín’ fue eximido de reportar al Fonafe, la agencia estatal que supervisa todas las empresas públicas.
La Contraloría se ve en figuritas para ejercer algún nivel de control.
Se retiró de la SNMPE por incumplir prácticas de gobierno corporativo.
Manipulan los precios de los combustibles por intereses políticos. (Ver en Lampadia: Grave denuncia sobre el juego político de Petroperú con la plata de todos los peruanos – Resultados económicos de Petroperú, Carlos Gálvez).
No publican información de interés de la ciudadanía, según acaba de reclamar el presidente de la SNMPE.
Petroperú ha hecho una de las inversiones más grandes y absurdas de la historia del país. Con la disculpa de la desulfuración, para la que La Pampilla invirtió unos US$ 700 millones, y que para Petroperú se estimó en US$ 1,300 millones, se mandó a construir una nueva refinería que ya cuesta unos US$ 6,500 millones, y que incluyendo los costos financieros puede llegar a US$ 8,500 millones.
Ver en Lampadia: Inversión sigue fuera de control – La refinería de Talara es un escándalo, 9 de Mayo de 2017.
Lo peor de todo es que Talara ya no tiene petróleo, tiene que importarlo. El 16 de marzo de 2016 publicamos en Lampadia: La agonía del oleoducto Norperuano -Se le acabó la ‘Tina’ a Petroperú, donde denunciábamos que la situación del oleoducto era prácticamente terminal y requería una inmensa inversión para recuperarlo.
Resulta ser que la inversión original, impulsada por la dictadura militar de Velasco, asumió que nuestra selva tenía un mar de petróleo y, por lo tanto, al operar el oleoducto lleno, no necesitaba protección galvánica. Pero el tubo nunca se llenó, y por supuesto, además, el mantenimiento de la instalación por parte de Petroperú ha sido largamente insuficiente. Así el oleoducto entró en su fase de deterioro. (Ver el siguiente gráfico).
Por supuesto Petroperú terqueó que en meses se arreglaba todo. Hoy sabemos que no fue así.
Leer también: Tal como se anticipó el Oleoducto Norperuano se cae a pedazos – La ‘Tina’ de Petroperú sigue rota.
Evidentemente, Petroperú debió priorizar el remozamiento del oleoducto, en vez de mandarse con una refinería onerosísima y sin petróleo.
¿Qué hacer con Petroperú?
“Nunca hay que poner plata buena detrás de plata mala”,
o como dicen los sajones “realize your loss” (reconoce tu pérdida).
Esto fue lo primero que me enseñaron en el UMIST (University of Manchester Institute of Science and Technology).
Este debiera ser el consejo de los peruanos más entendidos en el mundo petrolero y financiero. Pero nos encontramos con propuestas de hacer comisiones de ministros, o de ser pragmáticos, y supuestamente seguir con el ´Petro-Botín’, a costa de todos los peruanos.
“¿Esta compañía debería ser cerrada o vendida?
Eso podría suceder en un mundo ideal, pero hay que ser pragmáticos. La dimensión de la compañía, su trayectoria, su número de trabajadores, y el despliegue geográfico en la función que cumplen en la economía no es menor. Pero también tengo que ser pragmático y serio en señalar cuál es la causa raíz del problema.
¿Y cuál es?
La causa es que se han tomado decisiones de inversión pésimas. (…)”
Seguir con Petroperú en manos del Estado es insostenible. Además de la refinería y el oleoducto, ahora quieren explorar y extraer petróleo, alejando las inversiones privadas de riesgo.
Para esto cuentan con el despistado y terco lobby liderado por el diario La República y los admiradores del Estado como el vehículo de inversión para ‘el desarrollo’.
Nos guste o no, hay momentos en que hay que tomar decisiones difíciles, especialmente cuando está en juego la salud de la nación. No podemos seguir tirando recursos del Estado al tacho.
Petroperú no vale cero. Tiene una serie de activos que se pueden vender y recuperar el máximo posible de valor para limitar la pérdida escondida en esta absurda aventura. Por supuesto, el Estado tendrá que asumir el déficit final. Pero los ciudadanos agradecerían que se pare el dispendio petrolero.
“Nunca hay que poner plata buena detrás de plata mala”,
o como dicen los sajones “realize your loss” (reconoce tu pérdida).
Lampadia