Jaime de Althaus
Para Lampadia
En artículo publicado en El Comercio, el ministro de Economía, Pedro Francke, se muestra entusiasmado por el crecimiento de 13% del año pasado, superior a lo previsto, y lo atribuye no solo al “rebote esperado tras un año de pandemia”, sino a “las medidas tomadas para reactivar la economía” por el gobierno de Pedro Castillo.
Sin duda debemos alegrarnos de haber recuperado y superado los niveles de producción prepandemia. El problema es que ese dinamismo es producto de factores extraños a la política del gobierno, que más bien está haciendo todos los esfuerzos por apagar esa recuperación, lo que ya se manifiesta en la declinación de los últimos meses, como vamos a ver.
Hemos crecido más de lo esperado debido a los programas Reactiva del 2020 y parte del 2021, y a los precios de los minerales, un formidable viento de cola que ha ayudado a generar ingresos fiscales y ha irrigado diversas actividades en el país. Pero, pese a ello, las expectativas se han vuelto negativas debido al desastre gubernamental y a la incertidumbre respecto del futuro del país.
Apunta Francke, como prueba dura de su tesis, que la inversión privada creció 13% por encima del 2019. Es verdad, pero, como decimos, las expectativas empresariales eran positivas hasta abril o mayo del año pasado, y expectativas positivas se reflejan en inversión seis meses después. Por eso es que ya en octubre la inversión privada empieza a encogerse (ver cuadro) y el IPE proyecta que el 2022 será negativa en -9%.
Elaboración: IPE
Este repliegue de la inversión privada se expresa en una caída del ingreso promedio de la población de Lima Metropolitana respecto del 2019, luego de que se venía recuperando. Lo podemos ver en el siguiente cuadro:
Fuente: INEI. Elaboración propia
Estas cifras incluyen el sector informal, donde la caída es aun mayor y la distancia respecto del 2019 muy grande. Los ingresos de los informales están muy lejos de recuperarse. Son los más golpeados:
Fuente: IPE
Pero aun en el sector formal se observa ingresos decrecientes en los últimos meses:
Fuente: BCRP, / Planilla Electrónica
Al mismo tiempo que, para desaliento y desesperanza del pueblo, los ingresos vuelven a caer, la inflación bate récords. Con 6.4% el 2021, es la más alta de los últimos 13 años, y más alta aun para los estratos de menores ingresos y para varias ciudades del interior.
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Parte importante de la inflación ha sido generada por la incertidumbre política, que disparó el dólar.
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En lugar de eliminar esa incertidumbre para aplacar la subida de precios y reactivar la inversión, sin costo alguno para el Estado, el ministro Francke ofreció el bono Yanapay para atenuar sus efectos,
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Para lo que tuvo ampliar el presupuesto mediante decretos de urgencia, atentando contra la institucionalidad fiscal, tal como ha sancionado el Consejo Fiscal.
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Y ha convalidado en la ley de Presupuesto incrementos salariales de los estatales mediante negociación colectiva, sin control del MEF. Una bomba de tiempo fiscal.
Francke ofrece una prueba más de la causa eficiente de sus políticas: “…el alto nivel de inversión pública, que superó los 39 mil millones de soles, creciendo 38% y superando en más de 6 mil millones de soles al anterior récord del 2018”. Si, pero lo que no dice es que ese resultado se gestó en los meses anteriores al gobierno de Castillo. Como podemos ver en el siguiente cuadro publicado por Gestión, en los tres últimos meses del año el crecimiento de la inversión pública ha sido negativo.
Preocupa, entonces, la capacidad de auto engaño del ministro Francke. Aunque es difícil pensar que no conozca estas cifras. No sería auto engaño, sino engaño a secas. Quiere persuadirnos de que estamos avanzando a toda vela y asegura que vamos a crecer este año aceleradamente gracias a que van a “insistir en promover la inversión privada”, lo que estaría muy bien. Pero, ¿cómo? Con “soluciones dialogadas” en Las Bambas -luego de haber permitido un bloqueo extorsivo que durara 36 días y que podría reanudarse a partir del 18 de este mes-, y con “mesas ejecutivas”, para activar nuevos motores en la economía y destrabar sectores clave.
Lo de las mesas ejecutivas es muy positivo, y ojalá funcione eficientemente. Pero la mejor política económica para reactivar la inversión y volver a crecer a tasas altas, amainar los precios, generar empleo y subir ingresos, es sencillamente eliminar, repetimos, la incertidumbre política. Para ello bastaría con que el presidente Castillo promulgue la ley que reafirma el artículo 206 de la Constitución, que indicaría que abandona la idea de la asamblea constituyente, y nombre ministros capaces en las carteras clave. Comenzando por Energía y Minas.
Pero, me temo, ese sería otro gobierno. Lampadia