Jaime de Althaus
Para Lampadia
Es inconcebible que el Congreso esté preparando dictámenes para aprobar un nuevo retiro de los fondos de pensiones. Lo increíble es que ahora hay dos comisiones, la de defensa del Consumidor y la de Economía, que se disputan la paternidad de la iniciativa.
La desesperación populista miope por encontrar algo que repartir, rascando el concho de la olla de las cuentas individuales de capitalización, es patética y vergonzosa.
Autorizar un retiro de cuentas que son intangibles y que responden a depósitos que son obligatorios precisamente para asegurar la vejez de las personas, solo se justificaba -si es que se justificaba- en momentos de extrema necesidad como cuando a consecuencia de la pandemia el gobierno cerró casi toda la economía. Una situación absolutamente excepcional.
Pero ocurre que a los congresistas les gustó el juguete y ahora lo usan sin que haya razón ni justificación alguna, y, lo más absurdo de todo, para beneficiar solo a los ricos, a los que tienen cuentas de capitalización más abultadas que son los únicos a quienes les queda dinero en su fondo.
Lo que va a ocurrir en el mediano y largo plazo es que la mayor parte de quienes aportaban a AFP carecerán de un fondo de jubilación cuando les toque retirarse, y entonces los mismos políticos que autorizaron los retiros u otros ofrecerán en las elecciones nacionales una suerte de pensión 65 recargada y universal, financiada con el tesoro público, es decir, con nuestros impuestos, que no alcanzarán, por supuesto, para pagar tamaño gasto fiscal. Pero a eso apuntamos. Estos retiros están creando las condiciones para un déficit fiscal estructural. Equivalen a una bomba de tiempo que tarde o temprano explotará.
La irresponsabilidad es mayúscula. No solo estamos creando una contingencia para las personas y para el fisco, sino que estamos agotando los fondos previsionales que son la fuente de ahorro nacional que nunca en la historia habíamos tenido y que ahora sirve para financiar proyectos de empresas y del propio Estado.
¿Los congresistas no tienen más ideas que repetir mecánicamente el tic populista de los retiros?
¿Cuándo se van a percatar de que el país necesita reformas importantes para volver a crecer a tasas altas, y para asegurar gobernabilidad e institucionalidad?
¿No se han dado cuenta de que la pobreza crece año a año en lugar de disminuir, y que la inseguridad se acrecienta?
¿No ven que la institucionalidad política y legal no funciona?
¿Cómo es posible que el Congreso se entregue a la fiesta populista desenfrenada en medio de una profunda crisis económica, social y política?
En este mismo tema de las pensiones,
¿No se han enterado de que se requiere una reforma integral que en lugar de dilapidar los fondos de los pocos formales que hay, destruyendo el concepto mismo de aporte intangible y obligatorio, apunte a integrar a los informales e independientes a un sistema universal?
¿El reflejo populista no les alcanza para una reforma de mediano plazo que busque que todos puedan abonar a su cuenta previsional individual parte del IGV que pagan cuando compran algo, por ejemplo, asegurando una vejez digna para todos los peruanos?
¿No les parece esa una oferta que tendría mucho apoyo popular?
¿No la entienden? ¿Qué pasa? Lampadia