El Perú se ha convertido en una de los diez primeros países proveedores de alimentos en el mundo. La agricultura moderna creció a una tasa anual de 6.6% entre el 1990 y 2014 y la tradicional creció en 2.2% en el mismo periodo. En promedio, entre el 2000 y el 2014, la agricultura creció en 5%. Este sector se ha convertido en una de las principales actividades económicas que impulsan el desarrollo del Perú, acompañando a la minería en la generación de empleo formal rural y divisas para nuestro país. Ver en Lampadia: Agroexportación: Una industria de clase mundial.
Este gran desarrollo significa una importante diversificación de nuestras exportaciones y la creación de pleno empleo en varias regiones. Empleo formal, con seguro de salud y demás beneficios laborales en el sector rural. Es por eso que consideramos interesantes las palabras del nuevo ministro de Agricultura, José Manuel Hernández, en una entrevista publicada en el diario “Gestión”, en cuanto a que buscará “convertir al agro en la locomotora del desarrollo nacional. Necesitamos apoyar a los pequeños agricultores”. Las agro exportaciones pueden efectivamente ser uno de los motores de la economía, pero el enfoque correcto en cuanto a los pequeños agricultores es ‘traerlos a la economía de mercado, promoviendo programas productivos como el de Sierra Productiva’.
Para lograrlo, plantea crear “el banco de germoplasma del mundo. El Perú debe ser el primer banco de germoplasma del mundo para darle valor a nuestra biodiversidad. No debemos permitir que se lleven el algodón de colores y que hagan un proceso derivado y lo patenten, o que se llevan la maca y la patenten, o que se lleven la uña de gato y hagan lo mismo.”
Hace algunos meses, publicamos en Lampadia una interesante noticia que 750 variedades de papa peruana fueron depositadas en el “Arca de Noé” (la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, Noruega) para formar parte de un proyecto que salvaguarda la biodiversidad genética de muchas especies de cultivos alimenticios, ante la eventualidad de alguna catástrofe mundial. Ver en Lampadia: El Perú sube al Arca de Noé.
Nosotros lamentamos que sólo se haya escogido la papa para formar parte de este importante proyecto. Nuestro país cuenta con una gran diversidad de productos agrícolas nativos, entre ellos la papa, el tomate, el camote, el maíz, la quinua, la kiwicha, el tarwi, el yacón, la chirimoya, la maca y muchos otros. Este proyecto de crear un banco de germoplasma podría lograr un objetivo complementario al del “Arca de Noé”, si se orienta a potenciar las capacidades productivas de nuestras especies nativas.
Lamentablemente, solo líneas más tarde, mostrando cierto nivel de confusión, el ministro la ‘malogra’ diciendo que piensan tomar medidas para regular la concentración de la propiedad de la tierra, afirmando que “hay un grupo que tiene demasiada concentración. Y no es por la propiedad en sí. Si recordamos, el recurso más escaso que tenemos en el país es el agua. Entonces, el tamaño de propiedad te da una capacidad de dominio muy peligrosa y eso es lo que hay que evitar, la posición de dominio.” Para empezar agua nos sobra. Que no hayamos sabido cultivarla y canalizarla, no significa que haya que restringir el desarrollo de la agricultura moderna. Todo lo contrario, hay que promover su crecimiento y por supuesto aprovechar el agua que seguimos perdiendo todos los años. Por otro lado, no es verdad que en el Perú está concentrada la tierra.
Sin embargo, en otra entrevista del mismo día pero en el diario La República, afirma que “El 80% de los conductores de fincas en el país tienen menos de cinco hectáreas, es decir, son pequeños agricultores, ellos no pueden llegar al mercado de manera individual, no tienen las competencias para hacerlo, hay agricultores que tienen 1 o 2 hectáreas y no llenan ni un camión para llevar al mercado, por lo tanto caen en manos de los intermediarios, que pagan bajo por los productos y se encargan de llevar al mercado a precios cinco o seis veces más altos. Los agricultores ya han entendido que solos no harán nada y la única forma de cambiar eso es asociándose y construyendo cadenas productivas que les permitan llegar lo más cerca posible al mercado, algunos llegarán a exportar, otros venderán en Lima o de manera más organizada, eso pasa por el desarrollo empresarial.” Nuevamente, la asociatividad no es la ‘única forma de cambiar eso’. También es con apoyo de técnicas de riego y otras como lo ha probado Sierra Productiva con más de 60,000 familias minifundistas.
¿Entonces, en qué quedamos? Ambas declaraciones se contradicen. La verdad es que a pesar de que la izquierda peruana continúa afirmando que en el agro peruano el existe concentración de la tierra, los censos agrarios dan resultados interesantes sobre el sector: Un importante crecimiento del área agrícola y del volumen y diversificación de la producción, no están aumentando los minifundios, los propios minifundios no se empequeñecen y, por supuesto, no existe un proceso de concentración de la tierra. Ver en Lampadia: La verdad sobre la concentración de la tierra.
La realidad es que Perú es un país que se caracteriza por la fragmentación de la propiedad de la tierra. El 6% de la superficie total del Perú (7.1 millones de hectáreas) corresponde a tierras con capacidad para cultivos agrícolas, de las cuales sólo el 58% se encuentra cultivado (4.1 millones de hectáreas). Desde 1994 al 2012, período en el que se permitió el regreso de la inversión privada al campo, la superficie agrícola se incrementó en 30%. Además es importante destacar que el crecimiento de la agroexportación, con los nuevos sembríos de espárragos, paltas, uvas y otros, se dio en áreas eriazas.
Un editorial de El Comercio, hizo hincapié en esta contradicción, afirmando que “Las alarmas del ministro se sostienen en el mito de que, en el país, va aumentando la concentración de tierras con potencial agrícola. No obstante, según el último Censo Nacional Agropecuario, publicado por el INEI en el 2012, el número de productores agropecuarios que laboran en pequeñas unidades de tierra (menos de cinco hectáreas) se ha incrementado en un 40,3% desde 1994; mientras que, por el contrario, los medianos y grandes propietarios se han reducido en 15,5% y 11,5%, respectivamente.”
Por lo tanto, la verdad es que los minifundios no continúan empequeñeciéndose, por lo que, en realidad, no existe un proceso de concentración de la tierra. En vez, se pueden observar notorios avances en el tamaño del área agrícola y en los niveles productivos del país.
Por otro lado, cabe recalcar, que parte del avance en la agroexportación se debe a que el Perú continúa expandiendo su frontera agrícola. Hay tres grandes proyectos con el potencial de generar 150,000 hectáreas adicionales en la producción agrícola: Majes-Siguas II en Arequipa, Chavimochic en La Libertad y la tercera etapa de Olmos, en Lambayeque.
Sobre este último proyecto, Olmos, el ministro de agricultura afirma que “No queremos cometer el error de Olmos. De las 38,000 hectáreas, 15,000 hectáreas se fueron a un solo propietario. Ese error no lo vamos a cometer nosotros. Nosotros queremos que haya una partición de lotes de menor tamaño para que participen pequeños y medianos agricultores, pero organizados.”
De nuevo, ¿qué error? ¡Ya quisiéramos que continúen los proyectos de Olmos en todo el país! La realidad es que gracias a Olmos, cerca de 40 mil hectáreas desérticas tienen ahora acceso a agua presurizada, lo que significa 40 mil hectáreas más de tierras de cultivo. En ellas se hará la mejor agricultura del mundo. De buenas a primeras, Lambayeque pasará a ser una de las principales regiones agroindustriales del país. No solo eso, Olmos será un polo de desarrollo económico, una ciudad que traerá empleos y desarrollo a los lambayecanos. Según Fernando Cillóniz, “Lo mejor está por venir. Muchísimos peruanos migrarán a Olmos para vivir y trabajar en la irrigación. Muchos profesionales trabajarán en las empresas agroindustriales que han empezado a operar en Olmos. Miles de nuevas empresas se formarán para abastecer la gran demanda que se generará a partir de este gran proyecto norteño.” La verdad es que el proyecto de Olmos se logró desarrollar gracias a la apuesta de nuestra agricultura moderna.
Entonces, dejemos las cosas claras. El proyecto del banco de germoplasma es un gran objetivo, pero no ensuciemos este loable sueño alimentando los mitos de la agricultura peruana. Este es el momento de llevar a cabo un re-potenciamiento del sector agrícola, con un doble proceso: el crecimiento de la agroexportación y la incorporación de los campesinos alto andinos a la economía de mercado con programas productivos del tipo de Sierra Productiva.
Lampadia