El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) anunció que poco más de medio millón de peruanos salieron de la pobreza el año pasado y, lo cual es quizás aún más importante, más de la mitad de los mismos vive en las zonas rurales. Hay una descripción muy amplia y detallada de esta información en una nota de prensa (ver), una presentación (ver) y un informe técnico (ver) del INEI.
Un importante pero poco comentado trabajo de investigación descompone la reducción de la pobreza en nuestro país entre aquélla que resulta del crecimiento económico y aquélla que responde a los programas sociales. Según el estudio, el 80% de la reducción de la pobreza está explicado por el crecimiento económico (ver). En esencia, el mayor crecimiento económico se traduce en un aumento en la cantidad y la calidad del empleo y, por tanto, en una reducción de la pobreza y una mejora del bienestar. Asimismo, resulta en mayores impuestos que pueden financiar las actividades del Estado orientadas a beneficiar a quienes se encuentran en desventaja para aprovechar las oportunidades de progreso que ofrece el crecimiento económico. Mejorar la calidad del gasto público es esencial para incrementar en mayor medida el bienestar. Quienes niegan los resultados del crecimiento se equivocan o mienten por razones políticas. Volveremos a este punto.
El siguiente gráfico muestra la evolución de la pobreza monetaria en nuestro país, en las áreas urbanas y rurales.
Dada la contundencia de la evidencia, los que no pueden aceptar el éxito del crecimiento basado en la inversión privada no les queda más que cuestionar al mensajero. Según ellos, el INEI es débil y, por tanto, las cifras de pobreza son cuestionables. Estamos de acuerdo en la necesidad de fortalecer al INEI y asegurar su independencia. Javier Escobal de GRADE, un connotado especialista del más prestigioso centro de investigación de políticas públicas del país, ha publicado recomendaciones sobre el INEI que son ignoradas hace años (ver). El mismo Javier Escobal y otros reconocidos especialistas son parte de una Comisión Consultiva que supervisa las cifras de pobreza del INEI. Por eso son confiables.
Los necios o interesados también desinforman sobre otros temas. Sostienen que aunque la pobreza caiga la distribución del ingreso empeora. La evidencia también los desmiente (ver gráfico 2).
La crítica que hay que hacer es que el acceso a oportunidades no ha mejorando en la medida que podría haberlo hecho. Jaime Saavedra, ex colega de Javier Escobal en GRADE y hoy funcionario del Banco Mundial, editó una publicación sobre el acceso a oportunidades en América Latina (ver). El acceso a oportunidades ha mejorado muy poco en nuestro país. Intuitivamente, hubiéramos esperado que el acceso a oportunidades mejorara significativamente, considerando el notable aumento de recursos fiscales a raíz del crecimiento económico y del boom de los precios de los minerales. Pero esto no ha ocurrido.
El problema más grave, entonces, es que el Estado no ha sido capaz de aplanar el piso del acceso a las oportunidades. Si lo hiciera, no sólo reduciría aún más la pobreza sino que solidificaría las bases del desarrollo sostenible de nuestro país. Esta es la agenda de políticas públicas pendiente, que debería priorizar la institucionalidad, salud, educación, infraestructura e innovación. Hay que insistir en ella. Negar que la pobreza se está reduciendo o que esto es muy positivo es inmoral, en nuestra opinión, además de ser una mentira usada para manipular a la gente con fines políticos ajenos al progreso del país.