En un reciente artículo en el diario La República, el sociólogo Francisco Durand le da con todo al modelo económico, desinformando mediáticamente y sin mostrar evidencias que respalden sus afirmaciones. La primera gran falacia que anuncia es que el modelo “nos hace vulnerables a un shock externo negativo: caída de los términos de intercambio y salida de capitales”. Habría que explicarle al señor Durand que la agencia Moody’s, al distinguir entre los componentes asociados a la “exposición externa” de aquellos que denotan “resistencia”, considera que el Perú tiene, junto a Chile, el nivel más bajo de vulnerabilidad en la región. En efecto, el modelo económico nos ha permitido acumular un impresionante nivel de reservas internacionales (US$ 67 mil millones, lo que representa 32% del PBI), las cuales cubren 7 veces la deuda externa pública y privada de corto plazo y respalda el 97% del total de las obligaciones del sector privado con las instituciones financieras.
Seguidamente, Durand confunde conceptos e infiere incorrectamente que el modelo “crea poco empleo formal por ser intensivo en capital, lo que favorece la informalidad”. De acuerdo a cifras del MINTRA, en la última década la PEA ha crecido 28%, mientras que el empleo adecuado ha aumentado en el mismo periodo en 96%, y el subempleo se redujo en 20%. Esto significa que ya son 10 millones de peruanos los que tienen empleo adecuado, 4.8 millones más que hace una década. Estas cifras son el resultado del crecimiento de la economía peruana sustentado en el actual modelo, que en el mismo periodo, creció de $57 mil millones de dólares a $203 mil millones. Cabe recordar que los sectores intensivos en capital son generalmente los que mejores trabajos ofrecen, y el aumento del empleo en la economía se debe a los encadenamientos de los sectores que jalan inversiones en el resto de la economía. Por otro lado, Durand pretende confundir al mezclar el fenómeno de la informalidad como una consecuencia de esto: la informalidad es consecuencia de la ineficiencia del Estado y el sistema político (no del modelo) para poder representar los intereses del mundo emergente, y eliminar los pesados sobrecostos que representan todas las gollerías laborales, beneficios e indemnizaciones que defiende la CGTP y Mario Huamán, al margen de los intereses y capacidades de la avalancha de nuestros empresarios emergentes.
Los siguientes dos errores de Durand se refieren a que el modelo “privilegia la propiedad privada y dentro de ella a la gran empresa”, y “favorece la concentración económica y tiende al abuso de la posición de dominio de mercado”. ¿Puede considerarse una falla del modelo que se privilegie la propiedad privada? ¿O es más bien una virtud, en cuanto permite capitalizar la fuerza y creatividad de los ciudadanos, y generar incentivos para crear riqueza? Durand tiene que actualizarse un poco más sobre el rumbo que está tomando el mundo y las reformas pro mercado y propiedad privada que está emprendiendo el Partido Comunista chino, el más grande del planeta. Igualmente es falaz argumentar que el modelo económico es pro “concentración económica” y pro “abuso de posición de dominio”, ya que la economía de mercado endógenamente atrae capitales a aquellas actividades con mayor retorno, fomentando la competencia. Así, la apertura comercial, a diferencia del modelo de sustitución de importaciones de los 60’, 70’ y 80’ elimina los privilegios internos de unos pocos menguando la concentración industrial, y con ello fomenta la competitividad y brinda una mayor oferta de bienes y servicios -a mejor calidad y precio- a 30 millones de consumidores, que forman el Perú.
Nuestro autor también menciona que el modelo “reprimariza la economía en torno a la minería, la actividad extractiva más destructiva”. Eso es falso, ya que el modelo no tiene esta propiedad. El Perú ha sido bendecido con recursos naturales, que a buena hora los podemos aprovechar, ya que es la forma más rápida de salir del subdesarrollo. No obstante, ¿cómo va a ser destructiva la minería, si las provincias que tienen una mayor influencia minera registran los menores índices de desnutrición crónica infantil, y de acuerdo a la valuación Censal de Estudiantes (ECE) de Segundo Grado 2012, esas mismas zonas mineras también tienen los más altos rendimientos de aprendizaje escolar? Ver El reto de los economistas peruanos ante el bicentenario.
Otra perla de Durand es su afirmación, de que “la “competitividad” se basa en salarios bajos (cholo barato)”. Esto también es falso, ya que en los años en los que la economía estuvo cerrada a las inversiones, el ingreso rural crecía solo 1.4% al año. Es a partir de 1994, un año después del cambio constitucional que respalda nuestro actual modelo, que los ingresos rurales empiezan a crecer a una tasa de 7.2% cada año. Ciertamente nuestra competitividad aún no está basada en el conocimiento y la innovación, pero no se puede negar que la productividad total de factores (PTF) tuvo un crecimiento record durante la última década, alcanzando un promedio anual de 3%, el más alto de los últimos 60 años.
Invitamos a Francisco Durand a visitar nuestra publicación de Las cifras de la Prosperidad, y a debatir con los economistas de este portal. Lampadia