Sin embargo, ese regalo no nos durará para siempre, lo aprovechamos pronto, o lo perdemos.
Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
Mis años defendiendo la minería
Mi afán por sacar adelante a la minería se origina de mi experiencia laboral de 13 años en el sector (1979 a 1992). Siete en el Grupo Hochschild, cuando era un consorcio internacional, y seis en Milpo, cuando era un grupo familiar emprendedor.
Esos años,
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con los proyectos más grandes capturados por el Estado, para dejarlos dormir;
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con el monopolio de la comercialización en manos de Minpeco;
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el robo del dólar MUC;
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las cuotas de divisas, incluso para quienes las producíamos;
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la ineficiencia, incapacidad y corrupción del Estado interventor, que fijaba a discreción los aranceles, las tasas de interés y los tipos de cambio;
fueron años muy duros. A mi me tocó vivir los años de las vacas flacas, luchando todos los días con empeño y visión de futuro para sobrevivir.
De alguna manera puedo decir que, por esa dura experiencia, aprendí con sangre, a entender y a apreciar el valor de la minería para el Perú.
A principios de los años 90, se desreguló la economía, y pude dejar al sector encaminado a lo que fueron luego, sus años de prosperidad. Prosperidad que se consolidó con la Constitución de 1993, que trajo de regreso la inversión privada a las regiones, después de 30 años de oscurantismo.
Así fue que salieron varios proyectos, uno por uno, hasta construir el principal motor de nuestra economía, que transformó el país de un ‘Estado Fallido’ a una ‘Estrella Internacional’.
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Así salió Las Bambas, guardado durante décadas. Previamente, en 1981, yo fui parte de una propuesta de inversión en las Bambas, de US$ 1,000 millones, ofreciendo al Estado un ‘free ride’ (participación graciosa), de 20%.
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Lo mismo planteamos un año después sobre Antamina, US$ 1,200 millones de inversión con 20% de free ride para el Estado.
Ambas propuestas fueron desdeñadas por el gobierno de Belaunde, a pesar de contar con funcionarios capaces en Minero Perú y en el gabinete de ministros.
Desde el nacimiento de Lampadia, entendimos que había que consolidar el aporte de la minería para el crecimiento y desarrollo del País.
La revolución productiva y la mejora social
Eventualmente, después de la Constitución del 93, el Perú se volcó a una revolución productiva liderada por la minería, pero que incluyó también el desarrollo de las agroexportaciones, el crecimiento de la pesca, la construcción, la masificación de la vivienda familiar, el retail moderno, los Fondos Privados de Pensiones que generaron un gran mercado de capitales y mejores pensiones. También se invirtió en infraestructuras y en los servicios de salud y educación. En educación se duplicó la inversión del Estado, llevando el total a más de 7% del PBI, y sobre todo, incorporando prácticas educativas más modernas y efectivas. Tan es así, que en el último estudio Pisa publicado el 2019, el conjunto de la educación escolar privada, calificó mejor que el conjunto educativo de Chile, Uruguay y Costa Rica.
(Ver en Lampadia: Las aulas vacías – Una silenciosa tragedia latinoamericana).
Como consecuencia de esa explosión productiva y de un Estado que hasta el 2011 supo cuidar la situación macroeconómica y fiscal, la pobreza bajó de 60% a 20% (2019), disminuyó la desigualdad, aumentaron los ingresos y se generó una clase media que cambió el perfil socioeconómico del país.
Ver información presentada por Rolando Arellano: Perú: El país más empresario del mundo.
El desbarajuste regresivo de la política
El siguiente gráfico de Ipsos muestra con claridad cómo, desde el 2011, con la prédica pos-extractivista y anti mercado de todas las izquierdas y con el gobierno de Humala, el Perú paró su proceso de crecimiento económico y empezó a retroceder. Esto siguió con el desperdiciado gobierno de PPK, la desastrosa gestión de Vizcarra, y el inútil interregno de Sagasti, para luego terminar aterrizando en un gobierno inspirado por la satrapía comunista cubana.
Ahora nos dirigimos hacia el estancamiento de la economía, donde la pobreza se quedará en niveles de 30%, aumentará la deuda externa y se debilitará la salud fiscal del Estado. No se priorizarán la mejora de los servicios de salud y educación, en contra del principal reclamo de la población.
Solo se agudizará la lucha de clases y la manipulación política para buscar el poder absoluto.
Ayer comentamos en Lampadia el artículo de Moisés Naim: Cuba colonizó a Venezuela, que explica como una minúscula y empobrecida Cuba, logró colonizar a Venezuela para hacerse de sus riquezas y dejarla desfalleciente.
Lo más indignante de nuestra situación, es que el Perú bien podría estar creciendo al 7% por año, bajando la pobreza al 10% y mejorando la calidad de vida de la gran mayoría de peruanos.
Solo nos quedan 20 años para aprovechar la minería
Vale la pena darle una mirada. Gráficos con poco texto.
En octubre 2019 publicamos: Lo que necesitamos es más Minería – Para superar la pobreza.
Estrategia para la creación de empleo y generación de riqueza en el Perú durante los próximos 20 años
El Perú está dejando que grupos ideologizados por el pos-extractivismo, acompañados de unos cuantos exaltados, aprovechen la falta de conocimiento sobre el impacto de la minería y la clamorosa ausencia del Estado como orientador de las políticas públicas.
Estamos rechazando a la minería social y ambientalmente sostenible, y acogiendo la minería ilegal que causa desastres sociales y ambientales.
Estamos tirando por la borda, la palanca de desarrollo de los peruanos, el único sector que puede crear riqueza aceleradamente, sin causar daños que lamentar. Además, debemos tomar conciencia que los aportes de la minería pueden no durar más de 20 años.
El Perú tiene que enfrentar dos grandes retos, superar las brechas sociales y económicas en educación, salud, infraestructuras y tecnología; y nivelarse con los países más ricos para evitar que nuestros pobres queden fuera del mundo moderno, signado por la ‘Cuarta Revolución Industrial’.
Tenemos que poder crear empleos competitivos para ese nuevo mundo. Pero no nos queda mucho tiempo.
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Por ejemplo, en el futuro, los alimentos que hoy exportamos y traen beneficios a los peruanos, podrán ser producidos en fábricas verticales en las capitales del mundo moderno, o
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Producidos por reproducción celular
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Los minerales que producimos podrán ser explotados en los fondos marinos, e inclusive en el espacio exterior. Otra amenaza es la sustitución de materiales:
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Otro cambio que cortará nuestro potencial de crecimiento es que en 20 años ya no tendremos el bono demográfico, pues nuestra población habrá envejecido.
Tenemos que crear riqueza aprovechando lo que tenemos.
¡Que es mucho!
Pero no se puede crear riqueza dentro del Perú, tenemos que traerla del exterior, exportando bienes y servicios, y atrayendo visitantes:
Con agro exportaciones, manufacturas, minerales, pescados, con turismo y gastronomía.
Pero no todo lo que podemos hacer con el exterior nos deja los mismos beneficios:
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Si exportamos un polo del mejor algodón, una manufactura sofisticada, que en Miami se vende en US$ 80, en el Perú, entre mano de obra, insumos, e impuestos, quedan solo US$ 8, el 10%.
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Pero si exportamos paltas, que en Londres se venden en dos libras esterlinas, en el Perú queda el 60%.
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Y si exportamos concentrados de cobre, en el Perú queda un sorprendente 86%.
¿Cómo así la exportación de minerales deja tanto más que la de manufacturas? La razón es que en contra del mito de ‘exportación de piedras’, la minería tiene un altísimo valor agregado. En promedio tiene un valor agregado de 69%.
El valor agregado es la riqueza que resulta de restar al valor del mineral, que bajo tierra vale cero, el costo de su conversión mediante remuneraciones, insumos, servicios e impuestos.
El encadenamiento de la producción minera se multiplica en su impacto en la economía. Veamos las cifras de Cerro Verde del año 2017:
Una exportación de US$ 3,195 millones, generó un impacto en el PBI de US$ 4.921 millones, US$ 1,760 de impacto directo y US$ 3,161 millones de impacto indirecto.
En resumen, el sector minero puede producir un gran impacto económico y social en el Perú.
Pero, en buena medida, nuestro potencial productivo es prácticamente infinito:
Otro sector que tiene una gran productividad es el de las agro-exportaciones. En 180,000 hectáreas de uvas, paltas, espárragos, arándanos, etc., generamos el mismo valor que otros países en 2’500,000 de hectáreas, con soya, trigo, maíz amarillo duro, azúcar y arroz:
Tenemos la oportunidad de establecer un círculo virtuoso:
Que nos permita enfrentar nuestros grandes retos:
(Cuadro actualizado en diciembre,2021)
Tenemos que defender el Perú de sus enemigos, aquellos que pretenden dejarnos en la pobreza, aquellos que pretenden parar nuestros sectores productivos y reinar como señores feudales en un mar de miseria.
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Necesitamos ¡Realismo!
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Necesitamos ¡Enfoque!
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Necesitamos ¡Sentido de Urgencia!
Para cerrar las brechas sociales y económicas, para insertarnos en la ‘cuarta revolución industrial’, necesitamos más:
No olvidemos las voces de nuestros sabios:
No nos dejemos engañar, necesitamos más minería, en 20 años puede ser tarde.
Lampadia