Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas y Senior Advisor de Spencer Stuart
Para Lampadia
Muchos no saben que la principal fuerza detrás de la transformación, el crecimiento y la estabilidad económica del Perú de los últimos años, se debe a la pujante y emprendedora clase media. El Perú es el único país de la región, que viene creciendo todos los años, sin excepción, desde 1998 (21 años consecutivos) y esto, en gran medida, es por el tremendo desarrollo y esfuerzo de nuestra clase media.
Según un reporte reciente del banco BBVA, en el año 2004, el 28% de los hogares peruanos, eran considerados de clase media (entre la clase media consolidada y la emergente). Esta proporción casi se duplicó en los últimos 15 años, ya que en el año 2018 la clase media pasó a ser el 46%. Esto significa que los hogares de clase media, que hace 15 años eran un cuarto del total, ahora son la mitad.
Ver en Lampadia: LIBRO BLANCO de la nueva clase media peruana.
Lo interesante es que nuestra clase media tiene una composición y un comportamiento muy diferente a la de la mayoría de los países de la región. Mientras que en otros países la clase media está conformada mayormente por empleados dependientes, que reciben un salario mensual, la peruana la componen principalmente emprendedores independientes, que en su gran mayoría son informales. Es decir, la clase media peruana está conformada mayormente por pequeños y medianos empresarios que actúan como ¨mini-capitalistas¨. Personas que individualmente o en pequeños grupos y en base a un gran esfuerzo, producen y venden bienes y servicios, generando así sus propios ingresos y aumentando significativamente el consumo interno. Esto a su vez genera más negocios, creando así un círculo virtuoso, que favorece tremendamente a la economía del país, al darle mucho más dinamismo y solidez.
Hace un par de meses, nuestro vecino Chile, comenzó a tener grandes problemas de desorden callejero, violencia, saqueos, vandalismo, así como de multitudinarias protestas en contra del gobierno. Esta situación, que viene durando hace varias semanas y que aún no ha sido controlada totalmente, ha afectado fuertemente a los negocios y a la economía del país, ya que la gente dejó de trabajar para protestar y las empresas dejaron de producir. Esto le ha generado un tremendo problema político y sobretodo económico, al gobierno, del cual le será muy difícil recuperarse.
Apenas sucedió esto en Chile, hubo mucha preocupación en el ámbito de los negocios en nuestro país, ya que se pensaba que el contagio sería inminente, dado que la economía peruana había seguido la misma receta que se utilizó en Chile, aparte que nos encontrábamos viviendo una importante crisis política en ese momento. Pero esto felizmente no ocurrió. ¿Y porqué no ocurrió? Justamente por la diferencia que existe entre la clase media chilena, conformada en su mayoría por empleados formales asalariados, que se pueden dar el lujo de ¨parar¨ y protestar y la peruana que principalmente está compuesta por pequeños empresarios emprendedores, dueños de sus propios negocios, que no se pueden dar el lujo de ¨parar¨, porque si lo hacen no tienen ingresos y ¨no comen ese día¨. A estos pequeños empresarios, más les preocupa seguir produciendo y vendiendo para subsistir y para progresar, es decir se comportan como verdaderos capitalistas, a si sea en pequeña escala.
Esta realidad es probablemente la principal fuerza que le da solidez y estabilidad a nuestra economía.
Hasta allí todo bien, con excepto que esta fortaleza va en contra de la formalidad y de la tributación, que es una obligación que debería ser acatada por todas las personas que tienen ingresos. Es aquí donde está el gran dilema, ya que la formalización en este país es muy cara y burocrática y definitivamente afectaría a esta clase media emprendedora, que como vimos, es el motor de nuestra economía. Este dilema es un gran reto, que debería resolver la SUNAT, pero esta institución ha demostrado ser incapaz de resolverlo.
Aparte del tema tributario, en estos últimos días hemos podido descubrir otra debilidad de nuestra clase emprendedora. El tema del Covid-19, que tiene a todo el mundo encerrado en cuarentena, ha desnudado un gran problema para los emprendedores, ya que su modelo de negocio no les permite ¨parar¨ por el motivo que sea, porque si lo hacen, dejan de tener ingresos y por ende ¨dejan de comer¨.
En resumen, el tema de no poder dejar de trabajar de la clase media emprendedora, resulta positivo para evitar problemas como los de Chile, pero es muy negativo y peligroso para el caso que nos ocupa actualmente. El gobierno tiene un gran problema entre manos, pero felizmente es consciente de él y está tratando de solucionarlo con medidas aparentes. Sin embargo, esta no es una tarea solo para el gobierno, es también una misión y una gran oportunidad para las grandes empresas del país, para demostrar que pueden ser solidarios y devolver algo a favor de la clase emprendedora, que es el gran motor y soporte de nuestra economía. Lampadia