Fausto Salinas Lovón
Exclusivo para Lampadia
1.- CUARENTENA. Es necesaria en la realidad peruana, a pesar de sus efectos socio económicos colaterales, pero no es suficiente. Solo es un mecanismo de contención, no de solución. Si no va de la mano con otras medidas adicionales, una vez que cese tendremos un nuevo pico de crecimiento de la infestación que ni la economía, ni la moral nacional podrán resistir.
2.- MEDIDAS ADICIONALES. Tienen que venir de las experiencias mundiales más efectivas: Japón, Taiwán, Singapur, Corea del Sur y la propia China. No vienen del relajo social italiano (cuya cifra de casos está superando en este momento a la de China), ni de la irresponsabilidad política española (que carga 4,858 ataúdes en los hombres del PSOE-PODEMOS a este instante), ni de la inacción anglo americana que ha colocado a USA en el primer lugar de la lista y ha desatado los contagios en Gran Bretaña, mucho menos de la experiencia mejicana que provoca al contagio. Los países del Asia se han enfocado en la identificación, seguimiento y gestión de los datos de contagio para contener la infestación y sus resultados saltan a la vista en el life track coronavirus. En el caso de China, sus medidas permiten mantener los casos en 81,000 hace varios días.
3.- GESTIÓN DE DATOS Y FOCALIZACIÓN DE LA GESTIÓN. Por allí va la cosa. No serán suficientes mascarillas, desinfectantes, kits de pruebas, ventiladores mecánicos, contratar más médicos y profesionales de la salud. Se necesita procesamiento de datos, estadísticas, tecnología de la información y uso y gestión de esa información. Necesitamos programadores, matemáticos y analistas en tanta o mayor cantidad que profesionales de la salud para que, al igual que en el Asia, cada contagiado no sea solamente un número más dentro de la estadística, sino la punta del ovillo que ayude a desenredar este problema.
4.- FRONTERAS CERRADAS. Parece inevitable tener que mantener cerradas las fronteras una vez concluida la cuarentena hasta que se dispongan de pruebas rápidas de descarte a cada viajero que permitan evitar nuevos contagios de fuente externa. Esta medida obviamente agravará la crisis del turismo, la hotelería, el transporte, la artesanía, la restauración y los servicios conexos, que habrá que asumir, afrontar y mitigar. Habrá quiebras, despidos y deudas impagas, hay que decirlo y no dorar las píldoras. Sólo de la objetividad y franqueza del diagnóstico puede venir la comprensión de la magnitud del problema y la necesidad de medidas adecuadas.
5.- LA FACTURA DEL CORONA VIRUS LA PAGAMOS TODOS. No hay forma de creer que esta factura sólo la pagarán algunos o el Estado. La tenemos que pagar todos. Si sólo la paga el Estado, luego nos la cobra en déficit, más impuestos y menos obras. Si sólo la pagan las empresas, habrá quiebras, menos inversión y a la postre menos empleo. Si sólo le pasamos la cuenta a los trabajadores formales, habrá hambre, desesperación, menos consumo y deudas impagas. Si dejamos que sólo la paguen los que no son parte de la PEA formal y viven del día a día, solo es cuestión de tiempo para ver un estallido social de magnitudes impensadas. La carga se debe distribuir entre todos, con inteligencia y sin demagogia. Todos debemos sentir que estamos cargando esta cruz. La sensación de que sólo unos la cargan puede ser explosiva.
6.- LA MACROECONOMÍA PERMITE ALGUNAS LICENCIAS. Las reservas nacionales obtenidas de 30 años de sensatez económica, los fondos de contingencia obtenidos de impuestos, canon, sobre canon y años de inversión privada y la estabilidad macroeconómica permiten algunas licencias de excepción para afrontar esta crisis. No enfrentamos esta crisis con la economía de 1990 devastada por el populismo económico. Hay espacio entonces para un poco más de audacia en la mitigación de los efectos en los sectores marginales de nuestra población, incluidos nuestros hermanos venezolanos quienes también viven de ingresos de subsistencia, a cuyos médicos, radiólogos, enfermeras hemos marginalizado en lugar de poner en la primera línea de la acción sanitaria del Estado en los lugares más remotos del país.
CIERRE DE LAS FRONTERAS
En el caso peruano, una vez concluida la cuarentena al haberse detenido o por lo menos controlado la infestación, no quedará otro remedio que mantener cerradas las fronteras hasta que se dispongan de pruebas rápidas de descarte a cada viajero que permitan evitar nuevos contagios de fuente externa. Esta medida es inevitable por la incapacidad de nuestro precario sistema sanitario de enfrentar una nueva infestación, no tengamos miedo, es inevitable hacerlo. Controlada la infestación, si abrimos las fronteras, tendremos nuevos brotes que nos obligarán a retroceder y eso el país no lo soportara. Lampadia