Tenemos que felicitar a la Cámara de Comercio de Lima (CCL) por cumplir su rol, como parte de la clase dirigente peruana, al publicar sus propuestas sobre las necesarias políticas públicas que debiera adoptar el próximo gobierno. Esto distingue a esta institución del paulatino, pero constante, alejamiento del debate nacional de gran parte de la clase dirigente, ya sea que corresponda al ámbito empresarial, sindical, académico o intelectual.
Como hemos dicho anteriormente, “el Perú es un país en construcción y todos debemos poner ladrillos”. Si a esto agregamos el signo de los tiempos, la ‘cuarta revolución industrial’, pues tendríamos que profundizar nuestra participación en el debate nacional. Sin embargo, durante los últimos años, en paralelo a la recuperación de nuestra economía, muchos se están desentendiendo de sus responsabilidades de liderazgo. No se trata de que los líderes institucionales se avoquen a recorrer los medios de comunicación, de lo que se trata es que promuevan el intercambio de ideas, que se formen ‘think tanks’, que se refuercen los partidos políticos, que se vuelquen a las regiones a llevar más información y conocimiento del mundo de nuestros días. En fin, no perdamos las esperanzas. Mientras tanto, revisemos el valioso documento de la CCL.
El Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la CCL presentó hace pocos días el libro “Perú Programa Económico 2016 – 2021”, que propone una serie de medidas para reducir la pobreza e incrementar el empleo en el próximo quinquenio, para recuperar el tiempo perdido en los últimos años.
El objetivo de este libro (y su presentación publicada en Lampadia: Programa económico 2016 – 2021) es permitirle al Perú alcanzar y sostener tasas altas de crecimiento y enrumbar al Perú hacia el logro de estándares de vida y bienestar propios de los países del primer mundo.
La CCL afirma que si el Perú creciera alrededor de 4% o más anualmente durante los próximos cinco años (el periodo de 2016-2021) se podrían reducir los altos índices de informalidad, subempleo y pobreza en el país.
En la presentación del libro, César Peñaranda, Director Ejecutivo de la CCL, indicó que, con una tasa de crecimiento de casi 5%, el PBI per cápita mejoraría de US$13,563 (con un crecimiento promedio de 3%) a US$15,518, lo cual llevaría a un aumento en el empleo y se reduciría la pobreza a 15.4%. Lo que queda claro es que debemos retomar nuestra senda de crecimiento ya que, una tasa de crecimiento de 3.26%, como la del 2015, no ha ayudado a enfrentar estos tres problemas claves.
«La pobreza es un problema de ingresos pues las personas en este nivel socioeconómico no generan los ingresos suficientes para mantener un nivel de vida aceptable», explicó Peñaranda.
En Lampadia hemos insistido que nuestro crecimiento mínimo debiera ser de 5.5% anual, basados en las proyecciones del HSBC. Ver: The World in 2050 – From the Top 30 to the Top 100.
Peñaranda agregó que para mejorar la competitividad, aumentar la inversión privada e incrementar las exportaciones, con lo cual se tendría un mejor nivel de empleo, el próximo mandatario deberá, en los primeros años de gobierno, consolidar los fundamentos macroeconómicos y fortalecer las instituciones del Estado, las mismas que hoy en día representan un enorme costo económico por su actual debilidad.
Para establecer lo que él llama los “cimientos del crecimiento”, es necesario mantener la estabilidad macroeconómica garantizando la sostenibilidad fiscal y externa mediante 4 pilares: inflación, deuda externa privada, balance fiscal y balance de cuentas corrientes. Esto demanda racionalizar los gastos tributarios (eliminar exenciones y subsidios), focalizar el gasto social y mejorar su administración, a la par con aumentar la eficiencia y eficacia de la inversión pública. Propone impulsar los motores de crecimiento: inversión, productividad y exportaciones.
Entre las propuestas presentadas destacan la reducción de la inflación, del déficit fiscal y de la deuda privada en dólares, así como retomar la dinámica de las inversiones, sobre todo la privada, mejorando el ambiente de negocios, además de impulsar las exportaciones y la productividad.
Como dice Peñaranda, “en el Perú sobran los proyectos y lo que falta es generar certidumbre y confianza”. Efectivamente, nosotros hemos propuesto desarrollar ‘un shock productivo’ para poner en valor nuestros recursos naturales y generar empleo de calidad para todos los peruanos. (Ver: Nuestro potencial productivo supera las limitaciones coyunturales).
Nuestro potencial de crecimiento se encuentra aún intacto. Tenemos que aprovechar al máximo posible los próximos cinco años, no solo para recuperar el crecimiento, que es el camino al desarrollo integral, también, y con mayor sentido de urgencia, para tratar de nivelar hacia arriba el piso de nuestros pobres, para no alejarnos de la prosperidad que traerán las nuevas tecnologías a los países más desarrollados. El momento de actuar es ahora. La decisión está en nuestras manos, no dejemos de poner ladrillos. Lampadia