Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
Milei tiene 90 días en el poder y ha comenzado a librar una batalla que muchos piensan que es sólo una cuestión argentina. Se equivocan. La batalla de Milei y del pueblo argentino que lo respalda (52%), es latinoamericana, sino mundial. Es la batalla contra la idea (o la adicción) de vivir del Estado.
Vivir del Estado acarrea abultados déficits fiscales, se cubre con gran endeudamiento y origina inflación. Males latinoamericanos de los que los peruanos nos libramos en los 90s, pero vuelven a asomar en nuestro horizonte. Veamos sólo uno de estos ratios para comprobar la perversa relación entre adición al Estado y deuda pública.
El ratio se vuelve más dramático si vemos que la deuda pública mundial, según estimados del FMI, supera el 92% del PBI a diciembre de 2022 y superará el 100% del PBI en el 2030, de no corregirse la tendencia. El esfuerzo del libertarismo argentino es, por lo tanto, paradigmático en un mundo en el que sus políticos viven adictos al Estado y la deuda.
Por ello, las reformas en Argentina deberían sumar a toda la opinión latinoamericana y mundial, ya que cada vez más nuestros políticos, sobre todo los de izquierda, nos llevan en esa dirección.
Sus reformas de los primeros 90 días apuntan a liberalizar la economía y aligerar el peso de un Estado que mantiene a sus ciudadanos subsidiando el gas, el agua, el transporte, la electricidad, los combustibles, la educación, las medicinas, los hijos entre otros “derechos” que el populismo legislativo ha creado a lo largo de 80 años.
Como era obvio, los políticos que “usan los recursos del Estado para atraer voluntades”, la casta como Milei los llama, le han salido al frente y están bloqueando las medidas. No aprobaron su propuesta legislativa llamada Ley Ómnibus y ayer en el Senado, de mayoría peronista, desaprobaron el Decreto de Necesidad y Urgencia con el cual Milei liberalizó varios sectores de la economía argentina.
Dejar esa adicción le costará mucho a la Argentina. El pueblo parece haberlo entendido y por eso votó por un liberal cruelmente sincero y lo respalda 3 meses después con más del 52% de aprobación. Sin embargo, políticos, sindicalistas, empresarios prebendarios y gobernadores que no quieren perder poder ni recursos, resisten sus medidas.
Milei no tendría que estar sólo en esta pelea. Es una pelea de interés global, no un capricho liberal. Un mundo adicto al Estado no es un mundo financieramente sostenible. Lampadia
[1] El BCR tiene una estimación más elevada sobre el peso de la deuda pública sobre el PBI: 32.9%