Jaime de Althaus
Para Lampadia
El congresista Alejandro Cavero ha presentado un proyecto de ley, respaldado por varios otros congresistas, para promover la inyección de capital privado en PetroPerú, autorizando a esa empresa a vender o emitir acciones para que sean colocadas en el mercado de valores y puedan ser adquiridas por personas naturales o jurídicas.
Por fin el Congreso empieza a abordar problemas estructurales. Y sin duda PetroPerú es uno de ellos. Esta empresa sufre de pérdidas millonarias y ha recibido el rescate del gobierno con el dinero de todos los peruanos con el compromiso de mejorar su gobierno corporativo, cosa que no hizo, de modo que se vio obligada a volver a pedir un rescate aun mayor hace pocas semanas, que ha sido negado por el Ministerio de Economía Finanzas.
Como se ha dicho tantas veces, las empresas estatales siempre corren el riesgo de convertirse en botines laborales y presupuestales de los gobiernos de turno y de hecho se vuelven nidos de corrupción que no se pueden erradicar porque el dueño, el Estado, es impersonal.
El dueño en realidad no existe. No hay dueño. Eso fue claramente lo que ocurrió durante el gobierno de Pedro Castillo. Pero ya desde gobiernos anteriores se tomaron o dejaron de tomar decisiones clave, perjudicando la viabilidad de la empresa. El oleoducto norperuano nunca fue mantenido y ahora prácticamente no funciona, está fuera de servicio. Pese a ello, el gobierno de Ollanta Humala se lanzó construir una refinería innecesaria y costosísima, pagando tributo a una ideología estatista y nacionalista, que confunde producción con propiedad estatal. Nos quedamos con la propiedad estatal y la producción ha sido cada vez menor.
Este bastión ideológico es tan fuerte como obtuso, al punto que su abanderado, el diario La República, publica una nota recogiendo afirmaciones interesadas de los sindicatos de la empresa que no quieren privatización alguna porque se elevarían los estándares de trabajo, en el sentido de que “la producción de petróleo cayó a la tercera parte en manos privadas. Los operadores privados que tomaron los lotes de Petroperú llevaron el rendimiento de casi 130,000 barriles a 40,000”.
La desinformación es de antología, lo que no sorprende en un diario como ese.
Como explica el experto Carlos Gonzales, de 1982 a 1993, antes de la privatización y cuando PetroPeru en plena potencia tenía y explotaba lotes petroleros, en solo 11 años la producción cayó de 195,000 a 123,000 barriles diarios. Una caída de 70 mil barriles.
Luego, con PetroPerú fuera de la extracción petrolera, entre 1994 y 2923, en largos 30 años, la producción cayó en 83 mil barriles más. Es decir, cayó proporcionalmente mucho más con PetroPeru a cargo de los lotes de explotación.
Ver en Lampadia: La agonía del oleoducto Norperuano – Se le acabó la ‘Tina’ a Petroperú.
Y la caída en estos últimos 30 años se ha debido principalmente, como explica Carlos Gonzales, a la inoperancia del oleoducto de PetroPeru, a regalías muy altas no competitivas con la región, y a la nueva legislación ambiental y exigencias de aprobación de instrumentos ambientales. Es decir, al Estado en varias de sus formas.
Inyectar capital privado en PetroPeru, si se anima a ingresar, le haría un bien enorme. Pero no ingresará si no se produce una reforma de su gobierno corporativo, que asegure decisiones técnicas y racionales. Para ese efecto el proyecto de ley crea una “Comisión técnica revisora de Petróleos del Perú – Petroperú S.A., encargada de realizar un diagnóstico sobre la actual gobernanza corporativa y el bienestar financiero de la empresa, con el fin de elaborar un informe final. Dicho informe deberá incluir recomendaciones puntuales de medidas a tomar para mejorar la eficiencia de la empresa y, en particular, potenciar la atracción de capital privado”.
Es lo que necesitamos para que PetroPeru deje de ser un hueco negro y aporte al país. El Congreso debe aprobar esta ley. Lampadia