El pasado 21 de junio, India celebró el primer Día Internacional del Yoga, su marca de bandera, con una ceremonia presidida por su Primer Ministro, Narenda Modi, que llegó a múltiples ciudades del planeta. Ver artículo de Alicia González en El País de España: ‘Yoga y Ceviche’.
En el Perú, el Chef Javier Wong, el más ilustre cevichero (excluyendo al ínclito Pedro Solari), escribió un magnífico artículo: ‘El Ceviche, ese pedazo de nosotros’ en El Comercio, el 28 de junio, para celebrar ‘El Día Nacional de Nuestro Plato de Bandera’.
Lo primero que llama la atención del artículo de Alicia González, es que equipara la marca del yoga para India, con la marca del ceviche para el Perú. Afirma que el Perú “ha hecho de su excelente gastronomía una tarjeta de presentación en todo el mundo. (…) De esta forma, el yoga y el ceviche se convierten en potentes herramientas de márketing”.
González, pasa luego a comentar que después de mucho tiempo, India se apresta para crecer más que China. Luego relata las dificultades de Modi, al cumplir su primer año de gobierno, para implantar sus ofertas electorales, que han sido parcialmente “bloqueadas en el Senado”. Recordemos que Modi, llamado en algún momento: Modi(fier) (modificador), tenía un lema espectacular para inspirar el gran cambio que planteó para la gigante India: “No red tape, only red carpet for investors”. Ver en Lampadia: La visión de país y reformas que el Perú necesita.
En el Perú, Javier Wong nos recuerda los orígenes populares del ceviche, que luego conquistó la clase media “e hizo las paces con sectores que antes lo despreciaron [la clase alta]. (…) Este sabor generoso se volvió una pasión… pasó a ser parte del Perú, la representación de un crisol de razas que disfrutan juntas de este plato de bandera”.
“Se trata de un plato elegante, como una marinera norteña o un pase de Cesar Cueto. Se prepara con precisión, rapidez y frescura, siempre acatando jugosos mandamientos: apretar el limón sin ahorcarlo, retirar cautelosamente la capa roja de la cebolla, aplicar el ajo crudo, cortar el ají con las manos”.
Aprueba la innovación, pero bien hecha, “respetando los orígenes de un plato que está en las huellas dactilares de del país. Es irresponsable agregar un ingrediente más y pensar que eso es progresar”.
Otro comentario de Wong es muy interesante, dice: “En el norte, la voracidad por el oro pone en jaque a los mejores limones del país”. Nos imaginamos que se refiere al desastre ecológico de Tambogrande, donde justamente, el ambientalismo romántico de hace unos años impidió la instalación de una mina moderna que iba a respetar y cuidar el medioambiente.
Lamentablemente, lo que se logró con el griterío por el limón, es todo lo contrario de lo que se buscaba, pues terminamos con la invasión de la minería ilegal, catástrofe de la que nadie quiere hablar y, menos reconocer el error de la apurada protesta que seguramente está destruyendo el limón que se quiso proteger.
Ojalá que esta experiencia nos sirva para reflexionar sin que nos cieguen las pasiones, envenenadas por falsos ambientalistas como el ex cura Arana y alimentadas por publicistas oportunistas. Falso ambientalista, pues hasta ahora Arana no dice nada del desastre de la minería ilegal en Tambogrande, ni de la de Madre de Dios. Recordemos que hace pocas semanas, cuando un periodista de Gestión le preguntó por qué no protestaba por el desastre de Madre de Dios, él contestó que vivía en Cajamarca, que si viviera allá, protestaría. Lamentablemente, el periodista no repreguntó por sus andanzas en el Valle de Tambo, tan lejos de Cajamarca como Madre de Dios. Ver nota al respecto en Lampadia: “¡Mamita, vienen los rusos!” – Anti-extractivistas se preparan para descalabrar la economía.
Volviendo al yoga y el ceviche, parece que aparte de tener una celebración que se da casi el mismo día, ambos países, la India y el Perú, también estamos atravesando por frustraciones. Ellos por no poder poner en marcha sus reformas y, nosotros por dejarlas en la agenda, sin enfrentarlas. Pero, a diferencia de India, que ha retomado su altocrecimiento, el Perú ha apagado sus motores de crecimiento, la inversión privada y el desarrollo de la minería.
Ya pasó bastante agua bajo el puente. Es hora de empezar a entender que en este fabuloso país pueden convivir la inversión productiva y el crecimiento, con la preservación del medio ambiente, preservando productos como nuestros limones, la cebolla arequipeña y nuestras abundantes y riquísimas variedades de peces y mariscos. 400 variedades de peces y 350 de mariscos, como señala don Javier Wong en su lindo artículo.
El Perú es un crisol de razas y recursos, tenemos que aprender a vivir juntos y a desarrollar todos nuestros recursos. Lampadia