Unos días antes del último CADE, Jaime de Althaus le preguntó a Alberto Verme, uno de los expositores del evento, sobre tres inquietudes que estos días reflejan las inquietudes de muchos peruanos. Las preguntas de Althaus fueron:
- Cómo convertir al Perú en un eje comercial, turístico y financiero
- Cómo combatir la corrupción
- Cómo podemos emprender importantes proyectos de infraestructuras cuando las finanzas públicas empiezan a deteriorarse
El peruano Alberto Verme, banquero internacional que vive en Londres como Chairman of Institutional Clients Group del Citigroup, que luego estuvo en el CADE y nos encandiló con una sentida presentación (ver en Lampadia: Alberto Verme nos recordó que el Perú es un país maravilloso), le contestó a Althaus con un mail que recoje buena parte de lo que presentó en CADE y que está iluminado por su visión del Perú y su experiencia internacional sobre países que han sabido enfrentar sus retos con liderazgo y ambición. Verme nos reta a pensar en grande y a entender que nuestro maravillosos país es mucho más que potenciales deslumbrantes no desarrollados. Ver líneas abajo su respuesta. Lampadia
Estimado Jaime,
Disculpas por no haberte podido enviar las respuestas el Jueves pasado.
Con ánimo de alimentar el diálogo y el debate que se avecina por las elecciones presidenciales, a continuación preciso las tres ideas que acotas:
La implementación de estas ideas y las otras mencionadas merecen integrar un Plan Estratégico del País que complete y afine lo ya avanzado por el Acuerdo Nacional y el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN).
También aclaro que el punto de partida del Perú, en comparación a otros países, es muy sólido e inusual: el visitante se queda maravillado del trato del peruano, de la comida y de nuestras riquezas naturales y culturales.
A: LOS EJES
Los ejes son objetivos de largo plazo. A continuación esbozo con ejemplos nuestra visión:
Eje Comercial: este rubro abarca varios segmentos, como el corporativo y el de transporte fluvial y aéreo. Hemos descubierto, con sorpresa, que en el rubro comercial la oferta genera su propia demanda. Por ejemplo, el Emirato de Dubai nos encomendó en el 2007 financiar la ampliación de su aeropuerto para otorgarle servicios a 80 millones de pasajeros y convertir sus terminales aéreos en los más grandes del mundo. Al principio pensamos que era descabellado y que el proyecto carecía de fundamento. Nos equivocamos. Hace dos meses nos contactaron porque querían construir un aeropuerto nuevo, esta vez para 150 millones de pasajeros porque el actual se ha quedado chico. ¿Por qué no pensamos en duplicar la capacidad de los aeropuertos de Lima y Cuzco? El número de visitantes anuales supera los 3 millones pero podría ser mucho mayor… ¡Si nuestra ambición es mayor!
El Gobierno de Irlanda emprendió un estudio a finales del siglo pasado para que Dublín se convirtiera en eje corporativo e incentivar que las grandes corporaciones británicas y europeas trasladen sus sedes a dicha ciudad. No obstante haber sufrido como toda urbe durante la crisis del 2008, en estos momentos Dublín goza de amplia popularidad de parte de muchas multinacionales que han decidido mudar sus sedes: el principal motivo fueron sus ventajas tributarias que promedian el 12.5 por ciento versus el 35 al 50 por ciento en otras plazas importantes. ¿Por qué Lima no podría convertirse en un eje o sede para las principales corporaciones de la región ofreciendo ventajas tributarias? Éstas se verían ampliamente retribuidas por el incremento en empleo, consumo y servicios.
Eje Turístico: como los anteriores ejes, no es uno sino varios los factores que impulsarían al país a convertirse en el pulmón turístico del continente: yo estoy convencido que partimos de una base muy sólida.
Ya mencionamos los beneficios que se generan al crear mayor oferta aeroportuaria. Podríamos hacer el mismo vaticinio en cuanto a oferta portuaria marítima y pensar en el Callao como el punto de partida y destino del comercio regional con Asia.
Eje Financiero: el Gobierno de Inglaterra nos solicitó un estudio sobre las ventajas competitivas del mercado londinense con otras plazas mundiales, como Nueva York, Tokio, Hong Kong, Singapur, Paris y Frankfurt. Descubrimos que la mayor cercanía del mercado a un océano o río (al igual que cuando el comercio naviero era el principal), resultaba de los más relevante. En ese sentido Lima, en comparación a los otros miembros de la Alianza del Pacifico, dispone de mejor ubicación. También aprendimos que mientras mayor sea la especialización del mercado, mayor su competitividad. Si convirtiésemos la Bolsa de Lima en la principal plataforma para el acceso de capitales para las PYMES de la Región, por ejemplo, supliríamos una gran necesidad. El gran empresariado Latinoamericano se sentiría atraído por una nueva fuente de financiación.
Eje Innovador: desde el 2008 hemos colaborado con el gobierno ruso para la construcción alrededor de Moscú del equivalente a Silicon Valley. No obstante el país padecer en la actualidad de sanciones comerciales por parte del mundo occidental, el proyecto sigue en marcha, cuenta con amplio apoyo de las principales empresas tecnológicas del mundo y cuenta también con el respaldo de los principales centros académicos rusos (¡gran ventaja competitiva del anfitrión!). ¿Por qué no intentamos convertir al Perú en el centro de innovación de la región, fortaleciendo vínculos entre el sector académico y el empresarial, ampliando las facultades innovadoras y creando incubadoras tecnológicas?
Otros segmentos importantes son el deporte, el entretenimiento y la salud.
¿Por qué no presentar la candidatura del Perú para ser sede del Mundial de Fútbol 2026? ¿Por qué no hacerlo junto con los socios de la Alianza del Pacífico? Por lo menos considerar proponerlo junto con Chile, o con Colombia y Chile. De hacerlo bien y lograrlo, se elevaría tremendamente el perfil de popularidad de la nación, además de servir de estímulo para las generaciones jóvenes que aún conservan la esperanza de que su balompié logre reinsertarse en la escala mundial. El índice de felicidad de un país está fuertemente relacionado con los valores deportivos que elevan la autoestima social y generan prosperidad.
Otro deporte elite que crea protagonismos es la Formula-1. ¿Cuánto se ganaría si Lima y su circuito de playas se convirtiesen en una de las plazas del espectáculo automovilístico más importante del planeta? Pensemos en la oferta hotelera y de infraestructura que tendríamos que hermosear en la ciudad.
En cuanto al segmento del entretenimiento, aún nos lamentamos haber perdido con España el concurso para la construcción del Eurodisney que ganó París. En 1984 trabajamos con mucho ahínco con el gobierno español, en particular con Miguel Boyer (QPD) haciendo un estudio concienzudo de las ventajas climáticas y culinarias (además de la oferta tributaria) para que Disney escogiese Barcelona o Sevilla en vez de París o Roma. Perdimos, creo que nos faltó ambición. ¿Por qué no pensamos en la construcción del mejor parque temático en el Perú? En vez de que las miles de familias sudamericanas viajen anualmente a Orlando, las acogeríamos nosotros, retroalimentando el crecimiento en popularidad de nuestra cocina y de nuestra renovada infraestructura.
Por último y con relación al tema salud, el Gobierno de Qatar nos encomendó en el 2012 que investiguemos la posibilidad de concertar una alianza estratégica para la construcción del mejor hospital del mundo árabe. Las cifras gastadas por la población pudiente que se hacía tratar en Suiza o EEUU eran escandalosas. En el proceso nos topamos con dos países, Singapur y Tailandia, que han desarrollado tecnología punta en hospitales, ambos generando considerables ingresos por el denominado «turismo de salud» (perdón por el termino!). El proyecto aún está en etapa reflexión pero me animo a compartir contigo el hecho que Abu Dhabi se adelantó e inauguró, con el auspicio de la Cleveland Clinique, unas instalaciones hospitalarias que ya se representan un imán adicional de turismo para el Emirato, al que le sumamos el del deporte y del arte (¡tienen una alianza por inaugurar una versión árabe del Louvre!)
B: CORRUPCION
A veces los pequeños pasos son los más importantes.
Los temas de fondo trascienden las buenas intenciones y demandan una profunda restructuración. Es el caso del sistema judicial y en paralelo la inversión considerable en equipos y sistemas de inteligencia para mejorar la seguridad ciudadana, combatir las mafias de todo tipos y el narcotráfico.
No soy experto en ninguna de estas materias, pero me interesan las opiniones de ciertos especialistas.
Entre los musulmanes, el combate a la corrupción empieza por casa y se intenta enviar mensajes contundentes a través del castigo por crímenes «leves»: el moroso, por ejemplo, va preso.
Creo que la implantación de incentivos para los delatores también ha dado buenos resultados. La compensación a los denominados lanzadores de alerta (whistleblowers) constituyen una fracción de lo que el gobierno británico ha podido ahorrar en temas de corrupción.
El caso de Cameron en Inglaterra es pertinente. Se ha simplificado el mensaje y su website promociona la lucha anticorrupción a través de las cuatro «Ps»: (a) perseguir al delincuente («pursue»); (b) prevenir el crimen («prevent»); (c) proteger a la sociedad («protect»); y (d) preparar a la sociedad, antes que se cometa un acto de corrupción («prepare»). Las primeras dos tienen por objeto reducir la amenaza de corrupción mientras que los dos restantes intentan disminuir la vulnerabilidad del país ante un acto impropio. No es un modelo perfecto, ni lo pretende ser, pero está ganando adeptos.
El largo plazo, en manos de un liderazgo responsable, supone el resurgimiento de valores básicos. Los que nos inculcaron en el hogar, donde se sobreponía el respeto y no se toleraba lo descortés, lo impropio, la mentira y el plagio. Nos decían, «¡más vale una roja, que mil amarillas!»
C: INFRAESTRUCTURAS
No hay país en el mundo que no tenga en la actualidad las denominadas «brechas» de infraestructura. El aeropuerto de La Guardia en Nueva York es una auténtica vergüenza y la red ferroviaria del mismo país resulta cavernaria en comparación al «tren bala» con que se transportan pasajeros en España, Francia, Japón o China.
Tampoco existen muchos países que tengan actualmente superávits fiscales para hacer frente a proyectos de tan larga gestación.
Agreguemos a todo esto que los tipos de interés (reales) se han mantenido en cero (o por debajo de cero) en la última década y que la demanda global no auspicia que la próxima década vaya a mostrar indicios inflacionarios que ameriten subida drástica de tipos: el financiamiento barato es muy probable que se mantenga y habría que saber utilizarlo de manera inteligente.
Es por ello que uno de los más grandes debates de la actualidad se enfoca en forzar a que la dirigencia política tome una decisión trascendental. ¿Qué es mejor para las nuevas generaciones, invertir en mejorar la Infraestructura de un país, financiándola con mayor endeudamiento, o mantener el estado actual, por temor al endeudamiento?
Yo creo que actuando con prudencia, evitando populismos, se debería aprovechar de obtener financiamiento barato en los mercados de deuda y proseguir con inversiones en infraestructura.
Las inversiones pueden ser de tres tipos y las fuentes de financiación, distintas para cada una.
La primera es la básica, agua y alcantarillado. Esta puede ser acometida por el Gobierno Central con apoyo del Banco Mundial, el BID o la CAF, como inversiones totalmente públicas o bajo el esquema de APP, que tanto éxito tienen.
La segunda trataría de proyectos energéticos (electricidad), transporte (carreteras y aeropuertos) y telecomunicaciones. Las modalidades de financiación vigentes abarcan desde financiación de proveedores o agencias de promoción a la exportación (RU, Japón, Francia), como auspiciadores privados (nacionales y multinacionales), o emisiones de bonos en moneda local (USA, España, Chile) y participaciones minoritarias en acciones, por inversionistas financieros o las propias AFPs. No digo que sea fácil, pero tampoco imposible: depende de la calidad del proyecto y su retorno, más no de la falta de interés.
Y la tercera y más ambiciosa, son los proyectos de envergadura, como el tren bala de Tumbes a Tacna, el relanzamiento del Callao como eje comercial marítimo y aéreo para América del Sur, la modernización de la red de telecomunicaciones ofreciendo tecnología de 5ta generación a todos los peruanos y la conversión del Cusco en eje turístico del continente.
Te dejo con tres iniciativas:
La creación de un fondo de infraestructura para los países de la Alianza del Pacifico, que contaría con la participación de los principales inversionistas de infraestructura en el mundo (fondo de pensiones canadienses, fondos soberanos del Medio Oriente o asiáticos), a quienes se les ofrecería derechos preferentes para coinvertir con los gobiernos y socios nacionales en los más ambiciosos, rentables y emblemáticos proyectos de la Alianza (entre ellos, el Callao). China acaba de lanzar la creación de un banco de infraestructura, obteniendo compromisos de países asiáticos pero también europeos.
Establecer alianzas estratégicas con países del Medio Oriente, quienes a cambio de proporcionar capital de largo plazo tendrían obtendrían acceso a productos agrícolas y mineros del Perú. ¡El embajador de Chile lleva 15 años desempañando esa actividad en los Emiratos! [OJO].
Ampliar el diálogo con China para que a cambio de mineral acceda a financiar la construcción de un tramo del tren bala no es descabellado. Nigeria lo logró a cambio de petróleo.
Confío que las sugerencias arriba mencionadas sean consideradas con su toque de realismo: nosotros seguiremos con entusiasmo apoyando toda iniciativa positiva y nos sentiremos orgullosos si el 10 por ciento de todo lo arriba descrito, es logrado y muy pronto!
Siento haber utilizado tanta tinta, espero que algunas de estas ideas sean de tu interés.
Me encantaría poder tomar un café contigo durante mi visita a Lima y seguir conversando sobre estos temas.
Los pequeños pasos son siempre más importantes que los grandes. Creo, sin embargo, que muchas veces nos cuesta dar ese primer paso, por temor a pensar en grande.
Fuerte abrazo,
Alberto Verme
Lampadia