Fernando Rospigliosi
CONTROVERSIAS
Para Lampadia
Lo que hace muchísimo tiempo no ocurría en el Perú, está sucediendo ahora, una recesión, cifras negativas a lo largo de dos trimestres consecutivos.
En realidad, hasta el momento en cifras oficiales, la caída se ha producido en el primer trimestre del año y los dos siguientes meses, abril y mayo, pero todos los economistas auguran que estamos en “una recesión técnica”, como pronostica el Instituto Peruano de Economía, IPE. (Correo, 18/7/23).
En parte, esta anómala situación se explica por el clima, que ha afectado a la pesca, por ejemplo. Pero fundamentalmente se debe a la labor destructiva de comunistas y caviares.
Las muy violentas asonadas que perpetraron entre diciembre y marzo, además del trágico saldo de muertos y heridos, tuvieron consecuencias devastadoras sobre la economía. No contentos con eso, intentaron repetirlo sin éxito el miércoles 19.
Probablemente el mayor daño que han provocado es el desplome de la inversión privada en prácticamente todos los rubros, pero en especial en la minería, el motor de la economía durante las últimas décadas.
En este punto han estado firmemente unidos comunistas y caviares.
Una de las más caracterizadas anti mineras del país, Mirtha Vásquez, fue elegida por esa infame coalición nada menos que presidente del Congreso, cuando asaltaron el poder tras una violenta algarada en complicidad con Francisco Sagasti. En esa ocasión, con el respaldo masivo de medios de comunicación y muy importantes grupos empresariales.
Y luego PCM en el gobierno del delincuente recluido en Diroes, también ampliamente avalada por medios de comunicación y empresarios, a pesar que se sabía que, además de ser incompetente, era enemiga de la minería y de la inversión privada, cosa que demostró manifiestamente en ese cargo.
Dina Boluarte no ha hecho mucho por disipar los temores y suspicacias que ahuyentan la inversión privada.
Es verdad que su situación es precaria, sin partido, sin bancada parlamentaria y sin popularidad. Ella ha optado, equivocadamente, por distribuir cargos a sectores que cree que la pueden sostener, y a allegados suyos y de su gente de confianza.
El asunto es que muchos de ellos, aliados y amigotes, están plagados de inútiles y corruptos, que son los que terminan ocupando los puestos en el Estado.
La consecuencia es que su gestión es de mediocre para abajo. Y Boluarte parece no darse cuenta que lo único que puede hacer que llegue a 2026, es un desempeño aceptable.
Es decir, tendría que manejarse con habilidad y sutileza para hacer un buen gobierno con el personal adecuado, al tiempo que distribuye -inevitablemente- algunas prebendas entre sus ávidos y sórdidos compañeros de ruta.
En síntesis, en medio de una recesión, sin mejorar el empleo y los ingresos de la mayoría, y sin corregir su desempeño en los temas que advierten las encuestas como muy importantes para los ciudadanos, como la inseguridad y la lucha contra la corrupción, las perspectivas para el país -y para Boluarte y su séquito- son cada vez más problemáticas. Lampadia