Durante el 11° Simposium Internacional del Oro y de la Plata, el capaz y valiente ex ministro de Economía, Luis Carranza se apartó del discurso de “tenemos una cartera de proyectos mineros” que nos garantizan se continúe con la inversión que necesitamos. Efectivamente, la realidad es que la inversión en el sector está sustancialmente parada.
A muchos les cuesta reconocer que el principal motor de nuestro crecimiento (pro-pobre, pro-clase media y pro-menor desigualdad) de los últimos 20 años, ha sido la inversión privada, y dentro de ella, la inversión de la minería moderna. Ya hemos mostrado en “Volvamos a prender el motor de la economía”, cómo el crecimiento de la inversión privada ha colapsado de dos firmes dígitos a cero y hemos alertado, que más allá de las alergias de nacimiento, o de los irresponsables intereses políticos de los anti-mineros, para arrancar de nuevo un crecimiento sólido, debemos empezar por la minería.
Como venimos machacando, una y otra vez, después de haber apagado las luces en el Perú, después de haber proscrito la inversión privada en la agricultura, la minería, la pesca y hasta el turismo (años 60,70 y 80), hemos emprendido la gran tarea de rehacer el país durante ya más de veinte años, pero no logramos aún, “recuperar el tiempo perdido”. Después de haber obtenido logros económicos y sociales extraordinarios (LAS CIFRAS DE LA PROSPERIDAD), estamos parando a mitad del camino con un discurso equivocado que tiene varios matices: “no a la minería”, “exportamos piedras”, “no tiene valor agregado”, “agua si, oro no”, “tenemos que diversificar la producción”, etc.
Todavía tenemos que poner en valor nuestros recursos naturales que son la mejor base de crecimiento inclusivo, para industrializarnos(no la única), y para obtener los recursos necesarios que cierren las brechas económicas y sociales que acumulamos en los tiempos de la oscuridad, tal como ha venido ocurriendo en los últimos 20 años.
El Perú tiene dos “GRANDES AGENDAS” pendientes, la de la educación-salud-instituciones-infraestructuras-ciencia y tecnología, y la de desarrollar nuestro potencial productivo.
Así lo ha hecho ver Carranza en su reciente presentación, como ha sido recogido por la prensa nacional: “El Perú tiene una ventana de oportunidad e 15 años para beneficiarse de su minería”, “Normas ambientales y tributarias afectan en 20% rentabilidad de la gran minería”, “Tenemos que aprovechar nuestro bono demográfico” (tres lustros según Carranza, hasta el 2050, según el HSBC -sin tomar en cuenta el aumento de la esperanza de vida-, que pronto va a tener que ampliar la vida útil de los ciudadanos, más allá de los 65 años). “La cartera de proyectos está estancada”.
A continuación mencionamos los nombres de una serie de proyectos mineros que entendemos, están paralizados, o no logran echarse a andar, por diversas razones:
Conga, Quilich, Haquira, Tía María, Cañariaco, Caña Chacapaca, San Luis, Galeno, Río Blanco, Michiquillay, San Gregorio, Mar Cobre, Quellaveco, Santa Ana, y muchos otros proyectos de exploración.
En lugar de entender esta alarmante realidad, el gobierno se ha dedicado a promover el ahora llamado Plan de Diversificación Productiva. Para ello hasta el propio ministro de Energía y Minas se ha dedicado a publicitarlo, tal y como hizo en el Simposium del Oro y la Plata. Al respecto, en el mismo evento, Roque Benavides, CEO de Compañía de Minas Buenaventura, dijo: “Para que el Plan de Diversificación Industrial propuesto por el Gobierno tenga éxito, primero se debe acabar con la permisología y destrabar las inversiones que necesita el país para asegurar su crecimiento sostenido”.
Recientemente, una joven profesional peruana, María Alejandra Zegarra Díaz, ha producido en Londres un estudio «The contribution of mining in Peru: 2013-2024«, que demuestra el impacto positivo de la inversión minera para el Perú. Lampadia publicó dicho estudio y su resumen como (“El impacto macroeconómico de la minería”). Por ejemplo, Zegarra muestra que si se ponen en marcha los proyectos de cobre, los aportes al fisco se incrementarían hasta en 143% al 2024. Lampadia