Rolando Arellano es un acusioso lector de la realidad peruana. El innovó el análisis sociológico, económico y de mercado con la descripción de los estilos de vida, y contrariando al establishment de las empresas tradicionales, ayudó a describir la emergencia de la nueva clase media emergente del país, que pasó de pirámide a rombo.
En la siguiente entrevista nos vuelve a dar nuevos elementos de análisis. Por ejemplo, haciendo notar que en términos generales los millennials son más una categoría de análisis estadounidense que peruana. Anuncia un boom de construccción por la demanda de vivienda, hoy la mayoría de peruanos está entre 15 y 30 años.
Leamos la entrevista de Arellano:
“A la gran población no le preocupan ‘los cuellos blancos’, sino si su quiosco vende o si Guerrero hace un gol”
Entrevista a Rolando Arellano Cueva, presidente de la consultora Arellano
Gestión, 12 de julio de 2019
Por Raúl Castro Pereyra
Rolando Arellano está en Madrid para ser parte de una mesa del Edufin, un evento de educación financiera que organiza el BBVA. El especialista en marketing aprovecha su estadía para visitar museos y recorrer una ciudad que siempre parece nueva. En una pausa, aprovecha para reflexionar sobre sus libros, sus estudios y la vigencia de su clasificación de los peruanos a partir de su estilo de vida. Todavía no hay necesidad de cambiar la clasificación, señala a Gestión. “Lo que sí ha cambiado es que empiezan a aparecer grupitos nuevos que hay que empezar a estudiar”, agrega.
¿Cómo son estos grupos nuevos?
Siempre había el concepto de que en hombres estaba el progresista y el formalista, mientras que en mujeres estaba la moderna y la conservadora.
Pero ahora hay un nuevo hombre, que si bien no se queda en casa todo el tiempo se encarga de la administración del hogar.
¿Por qué?
Porque ahora hay cada vez más mujeres que trabajan y ganan mucho más que sus parejas.
Entonces, es una especie de amo de casa. Este hombre trabaja, pero su labor es menos relevante que el de su esposa.
¿Es un hombre joven?
Sucede más en los jóvenes que en los mayores. Se trata de un hombre de entre 25 y 35 años.
Se da más en Lima que en provincias. Todavía es un grupo pequeño que hay que seguirlo. Todavía debe llegar al 5% de la población.
¿Qué es lo que más ha cambiado entre los peruanos en los últimos años?
Durante muchos años, los peruanos nos hemos preocupado en trabajar mucho para sobrevivir. En los últimos años, la gente quiere gozar de ese crecimiento.
¿Cómo se traduce esa actitud?
En un gasto más conspicuo, en un gasto de decisión. Antes, salir a comer era un lujo, pero ahora es una necesidad permanente. Ya no es necesariamente un fast food, ni tampoco el pollo a la brasa, que hoy es la opción más básica.
Se busca ahora un restaurante de mejor calidad. Hemos pasado de sobrevivir a gozar de los beneficios del esfuerzo.
Pero la visión de los economistas es menos optimista…
No sé si todos los economistas piensan así. Admito que hay muy pocos economistas especializados en crecimiento y en consumo.
La mayoría está especializada en el tema macro y en tratar de mirar el futuro. No se fijan en el pasado. Rara vez, los economistas se alegran de que vamos a crecer.
¿Con excepción del ministro de Economía?
Sí, pero cuando deja de ser ministro de Economía se vuelve un negativo. Leemos mucho a las clases medias altas, pero no leemos a la gran población. A ella no le preocupan ‘los cuellos blancos’, le preocupa si su quiosco vende o si Guerrero hace un gol. Son dos mundos que no se miran.
Nuestros intelectuales, lamentablemente, solo están mirando al sector más pequeño. El sector más grande hoy mira hacia atrás y ve que hace cinco años no tenía un auto; hoy tiene uno chino. Mira diez años atrás y no tenía una casa, y ahora sí tiene su departamento y sus hijos están en la universidad.
¿Hay una mayor preocupación por la educación?
Cada año, el universo de estudiantes universitarios crece 10% o 12%. Hay el doble de universidades que hace unos años y con la Sunedu se eleva el nivel de las que quedarán.
El mundo del peruano de hoy es que no solo se preocupa en trabajar, sino también de sus propios beneficios. Lo que se viene es que no solo quiere bienestar sino prestigio.
¿A qué se refiere?
A que se le trate mejor o igual que a cualquier otro. Lo que se viene en el Perú es que la clase que trabaja para subsistir busque reconocimiento social. Incluso eso ya se ve en lo político.
Otros marketeros, a diferencia de usted, basan sus estudios en divisiones a partir de edades, por lo que surgen los X, Y y hasta Z. ¿Coincide con ellos, con sus ideas?
Lo que sucede con muchos de nuestros intelectuales es que en lugar de hacer sus propios estudios sobre nuestra realidad agarran tendencias de otros países. En Estados Unidos, hoy hablan de los millennials y antes, en Europa, de los metrosexuales, y eso lo traen al Perú. Esas son tendencias de otros países.
¿No es tan cierto que el millennial cambie repetidamente de trabajo porque se aburre?
Probablemente, eso pasa con el hijo de un gerente general. Eso es solo el 5% de la población. Pero eso no sucede con el grueso de la población, con un muchacho trabajador de Comas, por ejemplo.
Este muchacho no solo trabaja, sino que al salir se va a su universidad o instituto. Existe el millennial por una cuestión generacional, pero no es igual al gringo. No miramos al Perú para hacer análisis.
¿Encuentra algún tipo de clasificación para nuestra clase empresarial?
De hecho, está el progresista, que es un tipo de empresario. Hay otro que es el sofisticado, que es el gerente de una gran empresa.
¿Pero este último no es un empresario?
Como tal no, porque no es el dueño de una empresa. En cambio, los progresistas sí. Incluso, dentro de los progresistas, hay quienes son empresarios por supervivencia, pues no consiguen trabajo. Pero apenas ven un trabajo estable dejan lo que estaban haciendo. Se ve mucho en las pequeñas bodegas.
Si podría definir al ejecutivo al gran empresario, ¿cómo lo haría?
De manera general, creo que es bastante conservador. Ese sector empresarial, al fin y al cabo, en los diez primeros años de este siglo, tuvo crecimientos impresionantes porque se abrió el mercado. Ellos crecieron mucho básicamente porque el mercado creció. Pero ahora muchos de esos gerentes que lo hicieron bien en aquellos años están viviendo una segunda etapa.
¿De qué trata esta segunda etapa?
Es una etapa de un crecimiento más moderado, ya no es 8% sino 4%. No solo se crece menos, sino que hay mayor competencia de empresas de fuera, así como de otros peruanos. Muchos empresarios siguen pensando que son buenos, que no hay competencia para ellos.
¿Es un error?
Es un error, porque hay muchos empresarios que están sobreestimando sus capacidades y no están adaptando sus productos ni sus estrategias a las características propias del mercado, que es lo único que los va a defender de la competencia foránea.
¿Qué sectores cree que crecerán en el futuro?
La agroindustria sin duda, porque tenemos capacidades diferentes de las del resto de países. Lo que se viene también es un boom de la construcción.
¿Por qué?
Por la demanda de vivienda. Hoy la mayoría de peruanos está entre 15 y 30 años. Son ellos los que hicieron crecer al sector educación, sobre todo a nivel de universidades. Son más o menos el 20% de la población. Ahora ellos van a casarse y buscar una vivienda. No estamos preparados para esa demanda que se viene.
Después de Lima, ¿cuál es la ciudad que tiene su propia dinámica comercial, educativa, social?
Ya se están creando macrorregiones más allá de lo que digan las leyes y los gobiernos. En estos espacios, la gente ya no piensa en enviar a sus hijos a Lima para estudiar o ir a la capital a hacer compras.
¿Dónde están estas macrorregiones?
Lima es una macrorregión que se une cada vez más con Ica. Ahora, hay una macrorregión sur cuya capital es Arequipa, allí va la gente de Cusco y Puno. En el norte, la capital se la disputan entre Trujillo y Chiclayo, a donde llegan los cajamarquinos y piuranos. En el centro, el secreto mejor guardado es Huancayo, que ha crecido mucho y está lleno de ayacuchanos, huanuqueños. Estas son las ciudades del futuro.
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