Pablo Bustamante Pardo
Expresidente de IPAE
Director de Lampadia
La semana pasada escribí: No podemos irnos sin ver a ‘Cuba Libre’, como un llamado a la gente de mi generación, que ya hemos sido suficientemente tolerantes con la esclavización de un pueblo que merece todo nuestro apoyo para salir de la servidumbre.
Ahora, gracias a un artículo de El Mercurio de Chile, tengo que volver sobre el tema para destacar otra expresión clamorosa del fracaso del socialismo: ‘Cuba tiene que importar azúcar para abastecer a su población’.
Cuba ha pasado de producir 8 millones de toneladas de azúcar en 1990, a 350,000 TM en 2023, una disminución del 96%, el 50% de su consumo interno de 700,000 TM.
Si eso no es fracaso,
hay que retirar la palabra del diccionario.
Pero esto no es de extrañar, lo mismo pasa con Venezuela, que ahora tiene que importar gasolina.
Según la OPEP, Venezuela produjo solo 527,000 barriles de petróleo al día en septiembre de 2021. Esto equivale a una caída de 2.49 millones de barriles diarios, es decir, una disminución del 82.9% de la capacidad de producción de petróleo en comparación con los niveles de 2013.
Chávez ofreció producir 5’000,000 de barriles por día. Pero el socialismo del siglo XXI lideró una caída de 3’700,000 a 373,000 barriles por día, menos del 10%.
Ver en Lampadia: La ominosa pobreza en Venezuela.
Así, una y otra vez, han fracasado todos los experimentos del socialismo, como se ha documentado en el libro ‘El fracaso del socialismo en el mundo’, de Félix Álvarez Velarde, publicado por Lampadia.
Ya no podemos seguir dándole espacio al socialismo, es un cáncer que tenemos que combatir en todos los planos. Felizmente hoy tenemos en Javier Milei, el presidente de Argentina, un gran promotor de las ideas de la libertad y la prosperidad de los pueblos.
La isla se ha visto afectada por la escasez, la inflación y los apagones:
Cuba enfrenta severa crisis en tradicional sector azucarero y enciende las alarmas ante un posible colapso económico
La caída en la industria obligó a las autoridades a importar el producto que alguna vez fue su principal exportación.
El Mercurio – Chile
EVA LUNA GATICA
Sábado 22 de junio, 2024
Glosado por Lampadia
Cuba llegó a producir el 25% de azúcar del mundo, pero hoy está en menos del 1%
En medio de una crítica situación económica en Cuba, caracterizada por la escasez de alimentos, la inflación y los apagones; la industria azucarera —que alguna vez fue el principal producto de exportación de la isla— enfrenta una caída productiva sin precedentes ligada a la falta de inversión y recursos, que obligó a las autoridades en los últimos años a importar el producto para poder satisfacer la demanda interna, y que tiene a trabajadores y comunidades rurales en jaque, donde muchas veces es la única actividad económica. Se trata de una crisis inédita en el país, que según los expertos es reflejo de un debacle mayor y no descartan que el modelo esté cerca del colapso.
“De manera general, se manifiesta un panorama desfavorable, lo cual se sustenta en que, entre otros elementos, decrecen los ingresos por concepto de exportaciones, también disminuyen las importaciones, y se incumplen diferentes actividades económicas claves”, reveló el ministro de Economía, Joaquín Alonso Vázquez —quien asumió en febrero pasado, luego de que el anterior titular de la cartera, Alejandro Gil Fernández, fuera destituido en medio de acusaciones de corrupción—, al presentar un informe sobre el comportamiento de los principales indicadores financieros de la isla durante el primer trimestre de 2024, entre ellos, la industria azucarera.
La temporada pasada, la producción cayó a solo 350,000 toneladas de azúcar cruda, una baja histórica para el país, que en 2019 registró una producción de 1.3 millones de toneladas y en 1990 llegó a producir 8 millones. Para el período actual, en tanto, las perspectivas son aún peores. El Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, dijo a finales de abril que la industria estatal había producido el 71% de las 412,000 toneladas métricas previstas para la actual zafra (que corresponde al tiempo que dura el proceso mediante el cual se cosecha la caña y se fabrica el azúcar, y que se da generalmente entre diciembre y mayo o junio), es decir, poco menos de 300,000 toneladas métricas.
La situación es tan crítica que el país no puede cubrir su propio consumo interno. Según cifras oficiales, Cuba consume unas 700,000 toneladas de azúcar y exporta el resto, pero con la producción actual ha tenido que importar el producto. Un reporte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos reveló que la exportación de azúcar y productos de EE.UU. a Cuba pasó de 593,000 dólares en 2022 a 5.8 millones de dólares en 2023.
Las otras faltas
La caída en la producción, a su vez, se da en un contexto de severa crisis económica. La isla, que tiene unos 11 millones de habitantes, sufre escasez de alimentos, medicinas y combustible. La inflación interanual, en tanto, se situó en mayo en un 31.11%, mientras que el salario medio llegó a los 4,800 pesos cubanos, unos 40 dólares, según información de The Associated Press. A lo que se suman los frecuentes apagones ligados a la crisis energética.
En ese marco, la situación económica ha llevado a una reducción de los suministros de fertilizantes, combustible y otros insumos necesarios para cultivar y cosechar la caña, lo que también ha tenido efectos colaterales en otras industrias, como la del ron, que también ha visto mermada su producción.
Casi sin inversión
Y si bien Cuba llegó a ostentar el 25% de la producción global de azúcar antes de 1990, según medios locales, en 2022 terminó representando menos del 1% de la cuota mundial, y hoy recibe menos del 3% de la inversión estatal, ya que el gobierno optó por respaldar al turismo como su principal motor económico.
“La industria azucarera entró en declive acelerado en los años 2000, cuando Fidel Castro decidió dejar de invertir en ese sector. Un poco de historia es necesaria.
Tras el colapso soviético en 1991 y el fin del subsidio a Cuba, Fidel Castro decidió priorizar la industria turística y abandonó la azucarera”.
“Sin embargo, sigue siendo relevante por la cantidad de empleo que genera, los encadenamientos que todavía consigue (hacia adelante y hacia atrás), y que resulta clave para muchas comunidades rurales donde es la única actividad económica”, comenta Torres.
Futuro incierto
La crisis económica incluso alimenta la incertidumbre sobre el futuro de la isla y cuán cerca está de un posible colapso, dicen los expertos, que advierten que atraviesa su peor momento en treinta años, y apuntan a que para salir del debacle es necesario un cambio en el régimen político, algo a lo que las autoridades se han mostrado reticentes, a pesar de las crecientes manifestaciones sociales contra el gobierno de Díaz-Canel.
“No hay duda de que la isla está cerca de un colapso económico; los números lo indican. El país no produce ni exporta, y no tiene capital para modernizar la infraestructura económica.
Hay solo dos alternativas:
la intervención de una potencia dispuesta a sostener económicamente al régimen —como en su momento hicieron la Unión Soviética y Venezuela— que podría postergar lo inevitable,
o que el régimen decida emprender una reforma económica profunda como las de China y Vietnam, abandonando el modelo económico marxista y abrazando la economía de mercado.
Ambas son extremadamente improbables”, comenta Arcos. “Quizás el colapso económico fuerce un cambio de régimen, pero no se puede garantizar que sea hacia un modelo democrático y de mercado. Son muchas décadas de control estatal centralizado (…). De hecho, todo parece indicar que la oligarquía se prepara para un modelo autoritario/cleptocrático parecido al de Vladimir Putin en Rusia”, añade.
“Un colapso político siempre es una posibilidad en estos casos, y el gobierno ha sufrido un desgaste notable en medio de esta situación. Pero es razonable pensar que el gobierno mantiene el control general sobre el país. No veo probable un colapso total a corto plazo. Pero sí puedo imaginar un escenario en el que la aguda crisis económica y la inestabilidad que le acompaña genere condiciones dentro y fuera de Cuba para cambios radicales, que son impensables en este momento”, acota Torres. Lampadia