Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
En la historia y en la economía existen ciclos. la continuidad se ve desafiada, permanentemente por la recurrencia, la repetición. La política no es ajena a ello.
En una interesante recopilación sobre la perspectiva cíclica de la historia, se puede ver como desde Herodoto hasta Arnold Toynbee, la historia tiene recurrencias, repeticiones, ciclos.[1]
Estos ciclos se definen y miden de diversas formas. Sin embargo, una explicación sencilla del porqué de estos ciclos, la da el economista e historiador catalán Giani Tortella, profesor emérito de la Universidad de Alcalá, para quien, “las crisis y los ciclos son recurrentes” y “las fluctuaciones económicas se deben a que la gente no sabe historia, no aprende del pasado”.[2] Desde esta perspectiva psicológica de los ciclos, es la ignorancia de la historia la que nos conduce a este deja vu.
Esa ignorancia de la historia explica cómo un país como el nuestro, ha decidido cerrar un ciclo y comenzar otro, que ciertamente no es mejor.
Un país que superó la hiperinflación, la devaluación, la asfixia estatal, la violencia, el caos político, la ingobernabilidad y se enmendó, con el sacrificio de todos en un curso mejor donde se combinaban la democracia, la estabilidad macroeconómica, la economía libre, el emprendimiento, la gobernabilidad, cierto profesionalismo en el manejo estatal, la reducción real de la pobreza y la soberanía del consumidor, ha decidido cerrar este ciclo y comenzar otro, donde vuelven los males que habíamos logrado superar.
30 años han sido suficientes para una sociedad que, haciendo gala de la ignorancia de la que nos habla Tortella, hoy, con su complicidad, su abstención y en algunos casos con su voto, ha permitido que unos cuantos destruyan un ciclo positivo de nuestra historia y nuestra economía, para que retornen la inflación, la devaluación, la pobreza, el caos político, la violencia callejera, el chantaje social a las empresas, los atentados contra las minas, entre otros signos de un ciclo que ya habíamos superado. Para hacerlo, naturalmente, han construido un relato que a muchos de los que leerán este artículo les darán elementos para denostarlo. Y, obviamente, se construirán más relatos para justificar lo que ahora vivimos. Mientras la sociedad ignore la historia, creerá el relato.
Lo cierto es que el 05 de abril de 1992 se puso fin a un ciclo de estatismo y violencia. Ese día, al margen de los reparos constitucionales que esa fecha nos generó en su momento, visto como dato histórico, comenzó el ciclo que hoy se cierra.
Vale entonces la recomendación que diera el profesor Tortella: “si queremos una recomendación eficaz para paliar futuras crisis, aquí va una: estudiar más historia. Tiene mucho que enseñarnos.”. Historia, economía y data, no relatos. Lampadia