Rafael Venegas
Para Lampadia
Hace 30 años los peruanos, en base a un tremendo esfuerzo y valentía, logramos derrotar a dos grandes flagelos que nos habían convertido en un país inviable y caótico: El terrorismo y la hiperinflación.
Luego de este gran logro, el Perú comenzó a construir un escenario creíble, con reglas claras, respeto a la propiedad privada y a la economía de mercado, lo que a su vez generó un escenario de CONFIANZA para los inversionistas internos y externos, iniciando así el camino ordenado hacia el desarrollo económico y social.
Además, se logró algo que era inimaginable y que es el sello internacional de la confianza, pero que lamentablemente hoy estamos en serio riesgo de perder: El grado de inversión.
El propósito y las estrategias eran muy claras y compartidas por la gran mayoría de peruanos sin discusión. Esto nos permitió el lujo de vivir en “piloto automático” por más de una década, con crecimiento ininterrumpido, duplicación de la clase media y reducción dramática de la pobreza. Una situación que nunca habíamos vivido y que sin duda merecíamos.
Lamentablemente nos descuidamos y nos comenzamos a dormir en nuestros laureles pensando que el “piloto automático” se encargaría de mantener todo en orden. ¡Craso error!
“El precio de la libertad es su eterna vigilancia” (Thomas Jefferson).
Nos olvidamos de la importancia del frente político y se lo “regalamos” a los incapaces, inmorales y corruptos: La nueva y descarada clase política.
Todo empezó con el pésimo gobierno de Humala que, entre otras barbaridades, inició la penetración del aparato público convirtiéndolo en un nido de burócratas e incapaces a la orden del gobierno de turno y de la corrupción.
La población se percató del riesgo al retroceso y por eso en las elecciones del 2016, eligió finalistas para la segunda vuelta a dos representantes de la continuación del proceso de desarrollo. Parecía que la madurez política se estaba consiguiendo. ¡Nada más lejano a eso!
Todos somos testigos de la infame y vergonzosa historia escrita por la arrogancia, egoísmo y falta total de patriotismo de ambos nefastos personajes: PPK y la señora K. Los grandes culpables de que nuestro país iniciara el proceso de retroceso, incluyendo la apertura de la puerta para el regreso de la obsoleta izquierda, el caos y la criminalidad. ¡CONDENABLE E IMPERDONABLE!
Luego vino la pandemia y los nefastos mini gobiernos del corrupto lagarto y del quijotesco caviar que engendraron al peor gobierno que hemos tenido en toda nuestra historia republicana y que estuvo a cargo del personaje de las uñas y orejas grandes y su banda criminal.
Pasamos del envidiable “piloto automático” a un caos total en manos de delincuentes, corruptos, exterroristas e incapaces, que tomaron por asalto al estado y lo convirtieron en su botín.
Inexplicablemente el reyezuelo se hizo el harakiri públicamente y su vicepresidente, quien nunca debió de ser admitida como candidata, se convirtió en la primera presidente del Perú.
Tenemos que admitir que tuvimos muchísima suerte, ya que esto sucedió por un error del ridículo gobierno y sus incapaces dirigentes y no porque la población o las FFAA hubieran participado en este desenlace. Ambos estábamos totalmente paralizados y adormilados sin saber que hacer, como lo seguimos estando ahora.
Hoy nos encontramos con un gobierno sin mandato, sin identidad, sin brújula, sin poder de gestión y sin saber que hacer para restablecer la necesaria CONFIANZA para retomar el camino y no seguir perdiendo todo lo que se avanzó con mucho esfuerzo.
Gracias a la fortaleza de nuestra macroeconomía generada en los años de bonanza y manejada disciplinadamente por un autónomo BCR, nos ha dado el oxígeno suficiente para defendernos y sobrevivir estos últimos tres años, pero obviamente esto no es permanente y se está agotando rápidamente.
Algunos dicen que estamos en recesión, otros dicen en estanflación, lo cierto es que la economía y el empleo no están creciendo, pero la pobreza y los precios sí. Además, lo peor de todo es que no hay inversión, ni pública, ni privada hace más de tres años y los índices de consumo están en caída libre. “La tormenta perfecta”.
El país está a la deriva como una balsa en plena tormenta y desangrándose de a pocos sin que nadie haga nada al respecto. Hoy, muy alejados del “piloto automático”, las preguntas que nos debemos hacer son:
¿DÓNDE ESTÁ EL PILOTO para ponerse firme y dar las directivas y condiciones necesarias para que regrese la confianza y las inversiones?
¿DÓNDE ESTÁ EL PILOTO para convocar al mejor equipo económico para que acompañe al BCR a mejorar los índices económicos y no poner en riesgo al Grado de Inversión?
¿DÓNDE ESTÁ EL PILOTO, para que con toda firmeza y de una vez por todas ponga orden y derrote a la delincuencia y el crimen organizado?
¿DÓNDE ESTA EL PILOTO para poner orden, crear las condiciones que generen confianza y nos vuelva a poner en PILOTO AUTOMÁTICO?
Lampadia