Pensé que nunca más tendría que volver a escribir sobre la necesidad de cuidar las exportaciones y su complemento, las importaciones.
Resulta que ahora, el desubicado candidato de Perú Libre, Pedro Castillo, aparte de querer renacionalizar gran parte de la economía, controlar precios y destruir varias importantes instituciones públicas, también quiere desbaratar el comercio exterior volviendo a la nefasta política de sustitución de importaciones, “protegiendo al productor nacional”.
Pretende además malograr nuestros tratados de libre comercio, cortando el más importante camino para crear riqueza. Un camino que nos costó mucho aprender y desarrollar. En los últimos 30 años hemos consolidado nuestra capacidad de generar exportaciones de excelentes productos, variados y competitivos, y muy rentables para el país, con las que hemos creado millones de empleos de calidad y amplios recursos para el Estado, que lastimosamente, no supo aprovechar.
En la integración del Perú al exterior está el espacio de prosperidad para todos los peruanos. Nuestro potencial de exportar sigue siendo inmenso.
- Podemos duplicar las exportaciones mineras
- Nos hemos vuelto expertos en llevar alimentos frescos a los lugares más apartados del mundo y mercados más exigentes, creando empleo de calidad en el sector rural. Las agroexportaciones pueden seguir creciendo si el Estado no lo sabotea
- Igualmente en pesca, incluyendo el gran potencial en acuicultura, con nuestro riquísimo mar, nuestras cochas serranas y nuestros ríos selváticos.
- En productos derivados de la madera estamos en pañales. Nuestro potencial es de cinco veces el chileno, que exporta más de 8,000 millones de dólares anuales.
- La lista no acaba con estos ejemplos, nuestro potencial es extraordinario.
Cortarle a los peruanos este camino para la generación de riqueza es un crimen de lesa patria.
El Perú equivocó su camino de desarrollo durante décadas. El gran cambio que permitió corregir esto se dio desde mediados de los años 90. No podemos volver a cometer errores tan graves.
En los estertores de las décadas perdidas, el año 91, escribí uno de mis primeros artículos, que ahora quiero volver a compartir con ustedes.
De Galaxias, marcianos y economistas
Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
Escrito originalmente en Expreso
En 1991
Durante un último viaje astral conocí a un marciano que resultó haber sido un gran economista intergaláctico.
Curiosamente, su especialidad era la paleontología económica. Extrañado de esta rama de la Economía, le pedí me explicara los secretos de su oficio.
– ¿De dónde vienes?, me preguntó.
– Del Perú.
– ¿Y cuántos años tienes?
– Cuarenta y uno.
– ¡Entonces -dijo-, debes tener una buena idea de lo que ha pasado en tu país en los últimos 30 años!
– ¡Pues, sí!, respondí.
– Dame, entonces, un concepto económico que creas represente un residuo de lo acontecido durante ese tiempo.
Bueno. Pero, qué difícil, decía y pensaba yo…
– ¡Ya, profesor: estancamiento de las exportaciones!
– Muy bien, vamos, ayúdame a recorrer tu pasado… Mira, si las exportaciones estuvieron estancadas, también lo habrán estado las importaciones. Por lo tanto, el sector externo no pudo crecer. Ustedes habrán orientado su economía hacia adentro.
– Mmm.
– Esta orientación, por mucho tiempo, lleva también a la economía en conjunto al estancamiento, al no ser muy grande tu propio mercado. En este ambiente, el Estado no genera suficientes recursos y opta por cubrir sus gastos, ya sea creando inflación o interviniendo en la economía, regulando precios, criticando al inversionista por no hacer crecer la economía y, por último, reemplazándolo.
– Así es, así es.
– Finalmente, esto produce un Estado muy grande en una economía muy chica.
– …Claro
– Y esto trae corrupción y mercantilismo. Sin embargo, esto no puede haber sucedido sólo en tu país por tanto tiempo; tiene que haber sido algo regional. Todos los países de tu región habrán tratado de hacer lo mismo.
– Si, pues.
– Bueno. ¿Qué tipo de políticos habrán tenido ustedes? Políticos poderosos que reparten privilegios entre pocos y sólo esperanza y resentimiento entre muchos… Sus políticos, este tiempo, tienen que haber sido populistas; sí… tienen que haber sido populistas. En fin, un ambiente triste, de rapiña, de pelea por las pocas migajas de la torta de una economía pequeña…
– ¡No siga, por favor! Me hace revivir tiempos que, espero, no vuelvan.
– Entonces, vé; vé pronto a tu país y diles que no descuiden las exportaciones.
Lampadia