Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
Después de 25 años, el Perú se retira del grupo de países que basan buena parte de su éxito, en el desarrollo de la minería moderna y formal. Le estamos diciendo adiós a Australia, Canadá, y Chile.
De la mano del gobierno marxista de Castillo y Perú Libre, estamos renunciando a la riqueza que nos ofrece la minería, al regalo más grande de nuestra Pachamama. (Ver el Lampadia: La Pachamama nos regaló la minería).
Con los eventos antimineros apoyados y hasta propiciados por el gobierno en el sur de Ayacucho, en Antamina, la renuncia a Tía María, la parálisis de las exploraciones mineras, y especialmente, los desatinos en el corredor minero y la operación de Las Bambas, el Perú ha salido definitivamente, hasta que se produzca un cambio cualitativo en el gobierno del país, del grupo de países que aspiran a la modernidad y el bienestar general de sus poblaciones, aprovechando los recursos que se pueden transformar en riqueza.
Como vamos, ya no habrá nuevas inversiones de nivel mundial, solo tendremos ampliaciones de las operaciones existentes, o inversiones de carácter especulativo o ligadas a la corrupción.
¿Puede seguir habiendo minería en ese ambiente?, claramente sí, pero no a nivel mundial, ahora tendremos minería de segundo nivel, como la que se lleva adelante en algunos países africanos, que sobreviven en medio de guerras, dictaduras extractivistas o sistemas de corrupción abierta.
A diferencia de la minería del Congo, en Australia, Canadá, Chile y Perú (desde mediados de los años 90), se desarrolló una minería con las mejores tecnologías del planeta, con un gran cuidado ambiental y con muy buenas prácticas sociales. Cualquier análisis objetivo de la minería moderna en el Perú lo confirma. El impacto de la minería se manifestó ampliamente en la reducción de la pobreza, la desigualdad, la mejora de las infraestructuras y el desarrollo de múltiples actividades económicas complementarias, además del incremento sustancial de recursos fiscales para el gobierno central y las regiones; desperdiciado en gran medida, por la mala gestión y la corrupción.
La destrucción de la minería en el Perú se inició con el gobierno de Humala, y solo se ha agravado con los de PPK, Vizcarra y Sagasti; para ahora caer en manos de marxistas anti inversión.
A diferencia del verbo pos-extractivista, la minería moderna no contamina, no consume toda el agua, se potencia con la agricultura, paga buenos sueldos, genera otras actividades económicas, paga todos sus impuestos hasta el 47% de la renta, genera múltiples beneficios para las zonas mineras y es la mayor aportante de recursos fiscales que debieran usarse bien en educación, salud, infraestructuras y tecnología, y no desperdiciarse en ineficiencias y corrupción.
Curiosamente, los antimineros y el gobierno apoyan y protegen la minería ilegal que, depreda la naturaleza, genera prostitución infantil y trata de personas, además de lavar dinero y sembrar corrupción a su paso.
¿Entonces de qué se trata?
Como he dicho antes, ‘Indigna la falta de indignación’ (Lampadia). Y ya vemos como las empresas mineras, en vez de dar la batalla, aceptan la falta de apoyo del gobierno, la complicidad del mismo con los delincuentes anti mineros, a los que protegen, y así se dirigen a operar sin las mínimas garantías para el desarrollo efectivo de sus operaciones. Ya veo que habrá empresas que se resignarán a operar menos de 300 días al año, además de sobrecostos abusivos.
Y el país parece no darse cuenta de lo que estamos perdiendo, la única posibilidad de crear riqueza aceleradamente, en los 20 años que nos quedan para hacerlo. Ver en Lampadia: Para superar la pobreza Lo que necesitamos es más Minería.
Todavía podemos reaccionar y forzar un cambio de las desastrosas políticas del gobierno. Para ello tenemos que comunicar y explicar a los peruanos, nuestro potencial de un país verdaderamente próspero, el daño que el gobierno viene haciendo a todos, sobre todo a los jóvenes, que cuando se percaten del desenfoque de gobierno, solo les quedará volver a pensar en migrar a economías de mercado donde puedan tener vidas plenas.
¡Comunicar, Comunicar y Comunicar!
Lampadia