El diario Gestión ha publicado en su edición del 11 de octubre, 2013, un excelente artículo de The Economist, “Más utilidades, menos inversión”, en el que se reseñan una serie de distorsiones del mundo corporativo en función del sistema de incentivos prevaleciente, en gran medida, para la compensación de los ejecutivos de las grandes corporaciones globales.
El artículo, construido sobre la base del libro de Andrew Smithers: “The Road to Recovery: How and Why Economic Policy Must Change” (El camino a la recuperación: cómo y por qué la política económica debe cambiar), explica cómo al haberse establecido incentivos compensatorios, que en esencia, son de corto plazo, se han venido alterando los comportamientos y toma de decisiones de los gerentes más pintados. Según el libro, los gerentes se han vuelto reacios a asumir riesgos de corto plazo por nuevas inversiones que puedan disminuir los resultados de corto plazo y afectar sus bonos. También se refiere que este comportamiento se ha generalizado en las empresas que cotizan en las bolsas de valores, donde ahora se nota una menor propensión a invertir que en las empresas cerradas.
El ser humano, todos, reaccionamos a los incentivos y si estos no están alineados con los intereses generales de largo plazo, se prestan, como en este caso, a disfuncionalidades (Lampadia).