El gobierno ha decidido interferir en todas las actividades de los ciudadanos. Entre otras normas nos dijo, por decreto, qué debíamos comer, con la ley de la “comida chatarra” (hicieron una campaña contra la comida industrial que perjudicó el programa de Quali Warma y además dicen que ¿quieren industrializar?). Ahora, contra viento y marea se desea que un burócrata decida qué y en dónde debemos estudiar. Ahí está el congresista Mora, tratando de imponer su Ley Universitaria. Por si fuera poco, se quiere tratar los delitos tributarios como si fueran de narcotráfico y se quiso reinstaurar el servicio militar. En Lampadia hemos llamado a estas regulaciones “Normas Contra-Propósito”. La recatafila de ellas es bastante larga (ver relación elaborada por Lampadia).
A pesar de las innumerables críticas, no aprenden y muchos “iluminados” legisladores insisten en engrosar la lista de estas normas sin sentido. Aunque usted no lo crea, ahora desean imponer qué deben recetar los médicos. Sí, los congresistas que poco o nada saben de medicina, creen saber más que los galenos y quieran promulgar una Ley para inhabilitar a los doctores que no prescriban genéricos (ver: Bioequivalencia: ¿qué es y qué significa para la salud?). Además proponen sancionar a los químico-farmacéuticos y dueños de farmacias y cadenas que no tengan disponibles estos medicamentos.
“La bancada de Gana Perú presentó un proyecto de ley que busca sancionar a los médicos, cirujanos-dentistas y obstetras con la inhabilitación temporal o permanente de sus actividades si es que omiten el uso de la denominación genérica de los medicamentos en su prescripción”, según lo reportado por el diario Gestión.
La iniciativa, impulsada por el congresista Chehade, sostiene que “actualmente existe una ley que obliga a estos profesionales de la salud recetar medicinas con su Denominación Común Internacional (DCI) pero la mayoría de ellos no lo cumple por diversos motivos”.
Lo que faltaría es que para hacer cumplir esta norma se cree una nueva entidad reguladora que persiga y sancione a todos los profesionales de la Salud. Una especie de policía que castigue a quien no recete genéricos. Un despropósito evidente que atenta contra el libre ejercicio de la profesión y la salud de los ciudadanos, ya que por decreto se quiere imponer el uso de determinados medicamentos, cuyas regulaciones de calidad adolecen de suficientes controles y no siempre guardan consistencia con las normas internacionales.
Para hacer cumplir este tipo de medidas se hace necesario más burocracia y así el Estado sigue ensanchándose. Como ha señalado recientemente Fritz Dubois, “con un presupuesto público que ya está alcanzando el 25% del PBI cada año, el Estado no es pequeño –como muchos equivocadamente argumentaron durante años–, más bien se ha convertido en el principal sobrecosto que tenemos que pagar todos los peruanos. No solo por el obstáculo burocrático –cada día hay más reguladores que no saben para qué fueron creados–, sino especialmente por la ineficiencia en la provisión de seguridad, salud o educación que brinda el Estado. Así, pese a costarnos una enormidad, no nos da nada a cambio y nadie les exige resultados”.
Con estas iniciativas se busca una popularidad barata y son en esencia campañas populistas para conseguir votos preferenciales en los nichos de los pocos “falsamente beneficiados”. Es vital detener estas iniciativas controlistas. Lampadia