Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 2 de febrero de 2018
Para Correo Ica y Lampadia
A más trámites… más corrupción. A más requisitos… también. A más tiempos de espera… peor. Y a menores remuneraciones… ¿cuánto es? He ahí la cuadriga enfermiza enquistada en muchas instituciones públicas iqueñas. Una cuadriga que conduce – inexorablemente – al inmundo mundo de la corrupción.
Y si – encima – existe discrecionalidad para aplicar multas… ¡tate! La multa se convierte en coima. El funcionario se enriquece… pero el ciudadano se empobrece. Así es la nuez.
Nuestra región está plagada de corrupción… “ese virus social que lo infecta todo”. (Palabras del Papa Francisco). Tanto que trabajar en el Estado es una carísima aspiración de muchos iqueños. ¿Porqué? ¿Acaso las remuneraciones son tan altas? ¡Nada que ver! Hay gente que trabaja en el Estado – única y exclusivamente – por la cutra.
¿Qué hacer para solucionar el problema? Simplificación administrativa. Menos trámites. Menos requisitos. Menos tiempos de espera. Y mejores remuneraciones… a los servidores eficientes. No a los vagos e incompetentes. En otras palabras… Gobierno Digital. Nada de colas. Nada de papeleos, ni sellos, ni vistos buenos. Todo digital… desde un Smartphone o una Laptop. Todo simple, rápido y correcto… como en nuestros hospitales.
Por otro lado, el Estado – salvo honrosas excepciones – está infestado de parásitos… gente que no hace nada. Gente que entró a trabajar al Estado… comprando su puesto, falsificando documentos, o – simplemente – a punta de tarjetazos. Gente perversa que todo lo traban… ya sea para cobrar una coima, o – simplemente – para boicotear a la autoridad. También puede ser por pura incapacidad, o por temor a ser sancionado. El hecho es que todo lo traban. Ciertamente, hay gente eficiente y honesta en el Estado. Pero que tenemos parásitos… tenemos. Gente improductiva que gana poco… pero coimea como loco. Lamentablemente.
Gestión por resultados. Cada vez más, nuestros servidores tienen metas – cuantificables y verificables – de su trabajo. Sobre todo, cuando se trata de servicios a la ciudadanía. Número de pacientes atendidos, en el caso de los médicos. Índice de comprensión lectora, en el caso de los maestros. Número de licencias o expedientes por día. Y así por el estilo. El servidor público debe estar sujeto a evaluaciones permanentes.
Obviamente, hay que capacitar y motivar a los servidores públicos. Pero también hay que advertirles. Sí a pesar de las capacitaciones y motivaciones no atienden bien a los ciudadanos… ¡a su casa, calabaza!
Todo Gobierno debe propiciar la participación ciudadana. No tanto para la gestión propiamente dicha… porque muchas manos en un mismo plato causan arrebato. Pero sí para la evaluación del servicio público.
En nuestro caso, muchas atenciones ciudadanas terminan en una evaluación sencilla y objetiva: ¿Me maltrataron? Sí o no. ¿Me pidieron requisitos innecesarios? ¿Me hicieron esperar más de la cuenta?, o ¿Me pidieron plata por lo bajo? Si las respuestas son Sí, Sí, Sí, Sí… malo. Si son No, No, No, No… vamos bien.
La gestión pública debe ser honesta y transparente. Repito… honesta y transparente. Vuelvo a repetir… honesta y transparente. Pero de verdad. No de la boca para afuera… como pregonan – cínicamente – muchos políticos y periodistas corruptos. Y ¡qué me dicen de los médicos deshonestos! Esos son los peores.
Por otro lado, la lucha contra la corrupción tiene que reflejarse en sanciones disciplinarias… ratificadas por el Tribunal del Servicio Civil (SERVIR). Si no hay sanciones – como es el caso de TODAS las gestiones anteriores del Gobierno Regional – ampay. ¡Esos son los Gobiernos corruptos! El que permite la corrupción… es corrupto. Y el que la defiende… más aún.
Pues bien… en eso estamos en Ica. Simplificando procesos, mejorando servicios, evaluando y motivando al personal, y transparentando nuestros actos. Pero, sobre todo, sacándole la contumelia a la corrupción. El flagelo de los pobres. “Ese virus social que lo infecta todo”.
Gracias Papa Francisco por venir… y poner el dedo en la llaga. Lampadia