Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
Hace 35 años, un visionario de esos que hoy no abundan, le dijo a los peruanos que el futuro estaba en el comercio con los Tigres de Asia: Corea del Sur, Hong Kong, Taiwan y Singapur, así como también con Japón y la China. En tiempos de socialismo aprista y de sendero luminoso, nos mostró un sendero distinto: la receta no era producir para nosotros ni cerrar nuestras fronteras para proteger los pocos productos industriales que fabricábamos, sino abrirnos al mundo para venderles lo que teníamos y lo que podíamos producir, crear o inventar, pasando a multiplicar nuestros mercados y haciendo del libre comercio el nuevo signo del progreso. Este mismo visionario, tiempo atrás había liderado a sus colegas gremiales con el slogan: “Exportar es Progreso”.
En 1990 había llegado a ser Vice Presidente del Consejo Económico de la Cuenca del Pacifico, (PBEC por sus siglas en Ingles), entidad fundada en 1967, que reunía a empresarios y gremios empresariales de los países de la cuenca del Asia – Pacífico. Perú en ese momento era inelegible para créditos e inversiones, era un país al borde de la ingobernabilidad, con hiperinflación, sitiado por la violencia marxista y con su economía cerrada para proteger a algunos amigos del gobierno; pese a ello, logro abrirle espacio al Perú en un foro donde estaban las economías más dinámicas del mundo.
Ese mismo año, decidió tentar suerte en la política peruana y postuló a Senador por el Fredemo, dentro de la cuota que aportó su partido el PPC a esa alianza, pero no tuvo éxito. El tsunami oriental arrasó no solamente con Vargas Llosa, sino también con muchos de los aspirantes al Congreso, que fueron dejados de lado por los acólitos de Fujimori.
En el 2010, lo vi por última vez, en un coctel profesional y pude sentir, con alegría, que mantenía la caballerosidad de siempre aun con el paso de los años y que, además sentía agrado, tal vez hasta orgullo, de los progresos de quienes él había sido mentor.
Hoy, ya no está con nosotros. Hace varios años que partió. Sin embargo, dos de sus mensajes, forman parte del sentido común de nuestra política económica y nuestro bienestar: Exportar y APEC.
Las exportaciones han crecido en el Perú de 7,000 millones de dólares a inicios del siglo XXI a 64,000 millones de dólares en el año 2023, siendo una tercera parte de estas, exportaciones no tradicionales. Según datos del 2023, el 51% de esas ventas al exterior han ido para el Asia, hay 9,331 exportadores detrás de estas cifras y el 69% de los exportadores son Pymes. Con estas exportaciones llegan al Perú además de miles de millones de dólares, empleos, capitales, tecnología, innovación, productividad, marca Perú, orgullo nacional en vitrinas y supermercados del mundo. Todo esto es posible por el viraje político de 1990, la apertura comercial, los tratados de libre comercio, pero también por el mensaje claro de quienes fueron los líderes empresariales con visión de los años 90.
El comercio y la asociación estratégica de los países con el APEC ( Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico), que se crea a consecuencia del impulso empresarial del PBEC y que se ha fortalecido con tratados de libre comercio, acuerdos bilaterales y demás instrumentos jurídicos, nos ha convertido hoy en un socio de China, Estados Unidos, Japón, Rusia, Taiwan, Singapur y en total las 21 economías más importantes del mundo. Un foro donde está el 60% del PBI global y que reúne a casi la mitad de la población mundial: 2,900 millones de personas. Un foro tan importante que hasta el capo de la mafia paulista, Luis Ignacio Lula da Silva, había pedido venir como invitado. Sin el acercamiento empresarial y la vanguardia empresarial de este visionario, hoy veríamos el APEC como lo ven Colombia, Panamá o Brasil: una reunión privilegiada a la que no hemos sido invitados.
En este país desagradecido, frívolo y banal donde por hacer un Tweet o una payasada en Tik Tok te pagan y hacen famoso, probablemente no habrá espacio para dar a conocer a visionarios como este. Sin embargo, en Lampadia siempre habrá la posibilidad de recordar y hacer un homenaje a los verdaderos visionarios de este país. A esos que no predicaron odio, resentimiento ni lucha de clases. A esos que nos enseñaron a mirar el mundo y no el ombligo. A quienes remaron contra la corriente en tiempos difíciles. A esos que nos mostraron el camino correcto.
Don Gonzalo Garland Iturralde, presente¡
Lampadia