Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 19 de abril de 2019
Para Lampadia
Parafraseando a García Márquez, hay que vivir la realidad loretana para contarla. Es que no hay palabras para expresar la belleza de la Amazonía peruana. Las fotos y videos ayudan, pero no lo suficiente. Repito. Para describir la realidad loretana, hay que vivirla para contarla.
El paraíso terrenal está realizado en la Selva del Perú. La diversidad de su flora y fauna es infinita. Su hidrografía es majestuosa. Troncos y follajes colosales. Animales de agua, tierra y aire. Ríos y lagunas de ensueño. ¡Nuestra Amazonía es preciosa!
El problema de Loreto está por el lado del Estado. ¡Cuándo no!
- A pesar de estar rodeada por un “mar de agua dulce”, Iquitos no tiene agua potable. Cientos de millones se invirtieron en dicho proyecto, pero nada. Odebrecht y su pandilla se embolsicaron el dinero. ¡Corrupción total!
- Por otro lado – en materia energética – Iquitos está aislada del resto del país. La ciudad de cerca de 500 mil habitantes no está integrada al Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN). Iquitos se abastece de energía térmica cara e inconstante. Así las cosas, las empresas loretanas compiten en desventaja frente a sus pares del resto del país.
- En el ámbito logístico, Iquitos es – quizás – la ciudad de mayor población del mundo sin acceso terrestre. Efectivamente, a Iquitos sólo se puede llegar por aire o por agua.
Por todos estos motivos – y con justa razón – los loretanos claman por la línea de trasmisión de energía Moyobamba – Iquitos, y por la carretera Iquitos – Saramiriza – Costa Norte. Los trazos y especificaciones técnicas de ambos proyectos están definidos, y sólo queda ejecutarlos. Pero eso sí – ojalá – sin coimas ni sobornos de por medio.
El Trapecio Amazónico – o triple frontera – compuesto por Santa Rosa (Perú), Tabatinga (Brasil) y Leticia (Colombia) es un monumento a la desigualdad. Perú pobre y abandonado. Y Colombia y Brasil dignos y civilizados. ¿Migraciones y Aduanas? Mejor sería establecer una zona de libre transito de personas y mercaderías, pero no. Hay que crear controles para poder coimear.
Pero eso no es todo. A los males del aislamiento y la corrupción, a Loreto hay que sumarle la debacle de sus otrora prósperas industrias petrolera y maderera.
Los continuos sabotajes al oleoducto norperuano – y la permisividad del Estado frente al vandalismo y la delincuencia – han causado daños irreparables en la industria hidrocarburífera. Resultado: se esfumó el canon petrolero de Loreto.
En el ámbito forestal la cosa es similar. Muchas empresas madereras han desaparecido. Miles de trabajadores han quedado desamparados. La lucha contra la tala ilegal – con la cual estoy de acuerdo – no fue contrarrestada con una política que promoviera una forestería formal, bien manejada y sostenible. Total, nuestra balanza comercial forestal sigue siendo deficitaria, a pesar de tener uno de los bosques más extensos y productivos del mundo.
OTROSÍ DIGO: Los loretanos valoran mucho lo hecho en Ica respecto al dinamismo del sector agroexportador, a la hermandad del agua con Huancavelica, a la eliminación de las colas en los hospitales, y a la lucha contra la corrupción. Por eso fui invitado a Iquitos la semana pasada. Para contarles cómo lo hicimos.
Y la pasé de maravillas. Los charapas son como los iqueños. ¡Lo máximo! Pero están aislados y maltratados. ¡Así está Loreto! Lampadia