Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Seis materiales fundamentales en la historia del hombre: arena, sal, hierro, petróleo, cobre y litio.
En el siglo XVIII, Robert Malthus se planteó que habría un crecimiento excesivo de la población, que sólo sería restringido por el menor crecimiento de la producción de alimentos, las epidemias y las guerras. Si Malthus se hubiera imaginado el desarrollo de la ciencia y tecnología, el aumento de la productividad y el desarrollo médico, no hubiera planteado semejante teoría.
Es fascinante la información compartida por Ed Conway en su libro “Material World”, en el que habla de seis materiales fundamentales en la historia del hombre: arena, sal, hierro, petróleo, cobre y litio. Nos hace ver cómo el hombre ha identificado las características de ellos y desarrollado aplicaciones a lo largo de los siglos, desde los usos más primitivos, hasta llegar a los micro chips de celulares y equipos de cómputo, pasando por la industria del vidrio, cobre y litio.
Respecto al vidrio, por ejemplo, recuerda cómo decisiones estúpidas de gobernantes británicos, pusieron a Inglaterra en condición de desventaja frente a Alemania en 1915, durante la Primera Guerra Mundial. El caso fue que, un afán de recaudación tributaria, llevó al Congreso Británico a poner impuestos a las “fortunas”, lo que identificaban por el número de ventanas de las casas. La reacción masiva e inmediata fue tapiar las ventanas con ladrillos y, consecuentemente, se impactó seriamente la industria del vidrio y el desarrollo de calidades especiales, sin progresar, como lo hizo su enemigo Alemania con el químico Otto Schott, quien desarrolló los cristales para los binoculares y miras telescópicas para las tropas, lo que puso en desventaja a los ingleses.
El uso de la arena para el desarrollo del cemento, y del hierro para el acero, combinación que permitió el concreto armado, a partir del cual se pudo construir rascacielos, carreteras y puentes que, sin su concurso, no hubieran sido posibles. Este salto tecnológico marcó un cambio en la construcción de infraestructura, donde hoy destaca China.
Pero la arena y el estudio de sus características, permitió identificar el cuarzo o silicio contenido, permitiendo el desarrollo de los semiconductores, los transistores y los microchips que hoy nos permiten el desarrollo de nano componentes, usados en celulares, laptops y equipos electrónicos o el “polisilicon” para las celdas fotovoltaicas.
El esfuerzo de una compañía como TSMC (Taiwan Semicondutor Manufacturing Company), creada por Morris Chang (ciudadano chino), quien después de liderar la división de semiconductores de Texas Instrument, fuera convocado por el Estado de Taiwan y apoyado por este, para ser hoy la empresa que encarna la industria del “mundo material”. Describe la importancia de TSMC, el inicio en 2021 de una inversión de tres años plazo por US$ 135 mil millones.
Para competir en este universo de tecnología, China se abrió al mundo y envió grandes grupos de estudiantes destacados en ciencia, ingeniería y tecnología a estudiar a USA entre los años 1990 y 2000, cuando la industria tecnológica de USA cambió. Esos profesionales jóvenes al volver, lejos de competir en el mundo del hardware, construyeron un mundo de retail como Alibaba, TenCent (propietario de WeChat) y ByteDance (propietario de TikTok).
El mundo y los chinos, han entendido, que una empresa o un país, no puede hacerlo todo, sino que deben interrelacionarse mundialmente. Por ejemplo, el valor de las importaciones chinas en chips de computadoras, supera al monto de las exportaciones de petróleo de Arabia Saudita. Por su lado, las super industrias chinas, contratan conocimiento de punta a nivel global, usan materias primas de diversos países del mundo (un celular contiene 70 elementos de diversos países), utiliza maquinarias y herramientas de los Países Bajos y Japón, e incorporan partes y piezas de múltiples orígenes.
El cobre, por su capacidad de transmitir electricidad y calor, su propiedad anticorrosiva, ductilidad y maleabilidad, así como su capacidad de reciclaje, tiene diversas aplicaciones.
Su demanda va creciendo y, el salto cualitativo que significa la transformación energética planteada, nos brinda grandes oportunidades. Conway dice que, “si el acero es el esqueleto del mundo, el cobre es el sistema nervioso de la civilización”. En la industria automotriz, se usa de 3 a 4 veces el contenido de cobre de un auto convencional. Un ómnibus eléctrico, requiere media tonelada entre el motor y sus circuitos eléctricos y los trenes de alta velocidad, requieren aún más. Algo que pocos piensan, es que el uso de paneles solares demanda 7 veces la cantidad de cobre de una estación eléctrica convencional y si los generadores son eólicos y en el mar, la demanda alcanza hasta 10 veces, para generar la misma potencia y energía.
La paradoja que vivimos, es que para cumplir el objetivo trazado de ser carbono neutro al 2050, debemos trabajar intensamente en la transformación energética y para eso, se requiere mucho más cobre que el que producimos hoy, sin embargo, cada día se explora y descubre menos cobre y se abre cada día menos minas. Y, probablemente, algunos depósitos nunca se explotarán.
Si queremos cero emisiones (menos petróleo, pero más cobre), necesitaremos más centrales eólicas (acero, silicio y cobre), paneles solares (cobre y silicio metálico) e hidroeléctricas (concreto y cobre), pero requeriremos acumulación de energía de períodos cortos, por la intermitencia de generación y para los vehículos. La solución es, baterías de litio. El litio, por su ligereza, conductividad y poder electroquímico, es capaz de acumular energía más que cualquier otro metal. Tenemos litio en Perú, como en varios países, pero no lo estamos poniendo en valor.
Debemos resaltar que, en este desarrollo de chips y baterías, hay una altísima concentración en pocas fábricas en el mundo y que, en la industria de conductores, partes y componentes de cobre, podríamos ofrecer al mercado grandes ventajas competitivas y hacer alianzas, por cercanía a una fuente de producción competitiva, reducción de fletes, menores costos de energía para refinar y transformar, etc.
Recordemos que, por productividad y avance tecnológico, el mundo está minimizando el uso de materiales para lograr productos con cada vez mayores capacidades y menores costos.
¡Debemos estimular la imaginación e involucrarnos en la cadena de valor del mundo moderno! Lampadia