Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
Uno de los activos más importantes de un país, es la confianza en el futuro de su población.
En el Perú, después de los 30 años de la revolución militar izquierdista de Velasco y sus torpes colas con Belaunde II y García I, hacia el año 1990, llegamos exánimes. La pobreza llegaba a 60% de la población, el Estado solo recaudaba el 3.8% de un PBI diminuto, y las empresas más grandes facturaban 600 millones de dólares, mientras nuestros pares en Ecuador superaban los 1,500 millones.
No tengo la medición de la confianza en el futuro en el año 90, pero es evidente que estaba por los suelos. Pero un proxi, el deseo de emigrar, nos muestra bastante bien la gravedad de la situación.
En el gráfico vemos como, con las políticas económicas ‘normales’, introducidas por la Constitución de 1993, se recupera la economía y la confianza en el futuro expresada en un menor deseo de emigrar. Con la recesión de fines de los 90, se vuelve a disparar el deseo de emigrar. Ver más información:
Todo esto ha acelerado la tendencia del deseo de emigrar. No solo el 58% tiene el interés de emigrar, sino que la cifra aumenta a 71% entre los jóvenes de 18 a 24 años. Lo mismo sucede con las cifras de si ya tienen planes concretos para hacerlo, donde el total poblacional es de 33%, pero entre los jóvenes la cifra aumenta a 44%.
A nivel global, según Gallup, el deseo de migrar es de solo 14%. Una prueba irrefutable de que nuestra población había perdido buena parte de su confianza en el futuro del país.
Lo más dramático aún es el caso de nuestros jóvenes:
- El deseo de emigrar de los jóvenes es de 71% a nivel nacional
- El deseo de emigrar en Lima es de 59%.
- El deseo de emigrar en Lima se ha vuelto a disparar.
Estas cifras se han mantenido (o reducido ligeramente) con respecto a la información que publicamos el año pasado en Lampadia: Recrudece el deseo de emigrar. Sin embargo, la tendencia general sigue siendo muy adversa.
Ver en Lampadia: Una lamentable consecuencia de los malos gobiernos – Más de la mitad de los peruanos quieren irse del país.
Una vez superada la recesión de 98-2004, y orientados a un crecimiento económico alto, se vuelve a recuperar la confianza en el futuro.
Lamentablemente, desde la prédica anti economía de mercado, instalada en la política y los medios de comunicación, desde el 2011, con el seudo nacionalismo de Ollanta Humala y la caviarada odiadora del fujimorismo, empieza una caída persistente en la percepción de progreso del Perú. Una caída que ya ha cubierto cinco mandatos presidenciales por 12 años: Humala, PPK, Vizcarra, Sagasti y con bombos y platillos, Castillo-Cerrón. Veamos el siguiente gráfico de Ipsos-Sae.
Los siguientes gráficos sobre las expectativas económicas del país y de las familias peruanas, así como la desconfianza empresarial, muestran con claridad la pérdida de confianza en el futuro.
Hace 15 años nos asombrábamos con la caída de la pobreza que llegó a 20%, nos asombrábamos con las noticias de nuevas inversiones, públicas y privadas, crecía la clase media emergente y la confianza en el futuro estaba a tope. Hoy ya casi no nos acordamos que nos puede ir bien como país y sociedad.
Las capacidades del Perú son inmensas, en recursos con los que hemos sido bendecidos y en gente, trabajadora, recursera, y que tiene gran confianza en sí mismos y en su entorno social.
Como dice Carlos Añaños:
No perdamos la esperanza
Pongámonos en acción
El Perú es un país maravilloso, … por su gente
Somos más los buenos que los malos
Somos un país lleno de oportunidades
Informando a nuestra gente sobre el inmenso potencial del Perú para invertir, crecer, generar empleo de calidad y recursos fiscales para cerrar las brechas económicas y sociales que nos separan del mundo moderno, podemos invitar a nuestros ciudadanos a la maravillosa aventura de la prosperidad.
Lampadia