Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
En La muerte de Machupicchu (06.01.2023)(1) mostramos cómo los destinos turísticos no mueren por causa natural, sino que los matan. Las cifras actuales de visitantes a Machupicchu, el origen de los visitantes, la caída de los precios del sector, los problemas para la compra de tickets de acceso a la ciudadela y el cambio del perfil del visitante actual, lamentablemente, sólo confirman la situación descrita. Vamos camino a un destino que muere.
Sin embargo, a los que matan el destino, y que no son parte de la actividad, ahora se suman quienes, estando llamados a defenderlo, lo están llevando al suicidio.
Cerrar las operaciones del actual Aeropuerto de la ciudad del Cusco para entregarle el monopolio del acceso a Machupicchu (por no decir el monopolio de la actividad turística nacional) al operador del nuevo Aeropuerto de Chinchero, no es un error, es el suicidio del destino turístico Cusco – Machupicchu y del turismo en el Perú. Las razones son muy concretas:
- No hay ruta rápida de conexión Chinchero – Cusco. El viaje en la actual carretera demora 40 minutos en horario fluido, 1h 30 en hora punta. Con el flujo de vuelos estimado para el Aeropuerto a Chinchero, este tiempo se duplicará o más en las actuales condiciones viales. Volar a Lima, Bogotá o Quito será más corto que llegar del Aeropuerto a la ciudad. Pensar en una nueva carretera o un tren, con el Estado que tenemos y las autoridades actuales, no es serio, es simplemente “wishful thinking” (ilusiones).
- El Aeropuerto de Chinchero estará a 3,712 m.s.n.m., 402 m.s.n.m, más alto que el actual aeropuerto del Cusco que se ubica a 3,310 m.s.n.m. Sus limitaciones serán obviamente mayores. No se puede cambiar para peor, en todo caso se necesita que dos aeropuertos con obvias limitaciones se complementen. No puedes usar el argumento de que el actual aeropuerto está entre los más altos del mundo si lo quieres cerrar para llevar al visitante a uno aún más elevado.
- El Aeropuerto de Chinchero recibirá 1.6 veces lo que recibió el Aeropuerto de Cusco el 2019 (6.7 millones vs 4 millones de personas al año). Un crecimiento de apenas 60% de la capacidad receptiva le coloca otro peligroso techo a la actividad turística, ya limitada por el techo que le coloca la burocracia cultural. Con los dos aeropuertos la capacidad de recepción pasaría a 10.7 millones, un incremento neto del 160% de la capacidad receptiva, que si otorga perspectivas al turismo en el mediano plazo.
- El segundo factor de desagrado según el Índice de Satisfacción al Turista (2019)(2) es el “tránsito en las calles de la ciudad”. No se necesita mucha ciencia para saber cómo se deteriorará ese indicador luego de demorar 3 horas en el taxi para llegar al hotel en la ciudad.
- El Aeropuerto de Chinchero está ubicado en una zona con horas de escasa visibilidad por neblina y en un punto vulnerable desde el punto de vista socio – político. Un simple bloqueo de ruta, a los que ya estamos acostumbrados, deja al aeropuerto aislado y pone en jaque todo un sector económico. Por el interés de la actividad turística, requiere uno alterno a 30 kms. Eso permite la continuidad. El cierre simplemente hace más vulnerable al Destino Turístico de lo que ya es.
- El poblador local se verá afectado por el costo y tiempo de desplazamiento a Chinchero para cualquier viaje doméstico a Puerto Maldonado, Arequipa, Juliaca o Lima. Las facilidades que otorga al turismo y a la hotelería del Valle Sagrado la nueva ubicación del Aeropuerto no justifican el sobre costo que se impone al principal usuario del Aeropuerto, el poblador local.
Podríamos seguir dando razones que aconsejan no cerrar el Aeropuerto de Cusco, sino complementarlo con el Aeropuerto de Chinchero. Sobran las razones. La posibilidad de que dos operadores compitan para atraer líneas aéreas, vuelos, chárter, carga, destinos y la preferencia del usuario, sería más que suficiente en una sociedad abierta, con mentalidad competitiva y de mercado. Estamos tan poco acostumbrados a ello, que proponerlo les parece exótico a algunos.
Las razones del suicidio
Sin embargo, creo que hay cuatro razones más que no se deben dejar de mencionar porque están presentes en la retórica que busca el suicidio:
- Que no es técnicamente posible que haya dos aeropuertos tan cerca.
- Que sería un dispendio de recursos tener dos aeropuertos.
- Que el Cusco necesita un parque central.
- Que es riesgoso tener un aeropuerto en medio de la ciudad.
Frente a lo primero, habría que recordar la cantidad de aeropuertos que tienen algunas ciudades importantes en el mundo. Londres tiene 6: City, Gatwick, Heathrow, Stansted, Luton y Southend. Todos ellos a menos de 40 millas de distancia del más antiguo en el centro de la ciudad. Nueva York tiene 3: JFK, La Guardia y Newark. Buenos Aires tiene 2: Ezeiza y Aeroparque.
Es el consumidor el que decide donde vuela y cuanto paga, no son los operadores de la actividad, ni el Estado quienes imponen donde se llega y a donde va. El cuadro de distancias entre Aeropuertos puede dejar en claro que los 30.3 km que separan el Aeropuerto de Chinchero del actual aeropuerto Velasco Astete no son una objeción técnica válida.
Si las razones técnicas aconsejaran cerrar aeropuertos cercanos, estas ciudades tendrían que cerrar alguno de esos aeropuertos. Y en Lima tendríamos que escoger entre el Jorge Chavez o Las Palmas que están apenas a 19.1 kms de distancia.
Frente a lo segundo, es necesario recordar que no se piden dos aeropuertos. No se aboga para que a los cusqueños el Estado Peruano les construya dos aeropuertos habiendo tantas necesidades prioritarias en salud, educación o seguridad. Lo que se pide es que no se rife uno de ellos, que ya existe y presta servicios. Que no se regale a las burocracias nacionales, regionales y locales el terreno del actual aeropuerto de Cusco para que se convierta, como todo lo que está en sus manos, en otra beta de corrupción, clientelismo y mal gusto.
La tercera es una objeción válida pero insuficiente. ¿El Cusco necesita más áreas verdes? Claro que sí. Sin embargo, ¿es sensato conseguirla desbaratando una infraestructura costosa y útil? obviamente no.
A 12 minutos caminando de la Plaza de Armas de la ciudad está el Parque Arqueológico de Sacsayhuamán, donde la naturaleza está aún viva y original, no es un área verde postiza como la que se obtendría de desmontar una pista de aterrizaje y retirar miles de toneladas de concreto. Sólo es cuestión de que los mismos burócratas que quieren su pedazo de terreno en el Aeropuerto del Cusco, la hagan accesible y la conviertan en un pulmón de la ciudad.
La cuarta objeción también merece atención, pero no justifica el cierre del Aeropuerto del Cusco. El Cusco no es la única ciudad en el mundo en la cual los aviones sobrevuelan casas, centros comerciales, coliseos o campos deportivos en el despegue o el aterrizaje. ¿Podrían restringirse sus horarios de vuelo para disminuir su impacto sobre el cono urbano de la ciudad? Es una opción si se tienen dos aeropuertos, ahora no. ¿Deberían mejorarse sus estándares de operación y seguridad? Claro que sí. El cierre es una medida extrema.
Un punto importante.
Finalmente, conviene recordar que el anterior Concesionario del Aeropuerto de Chinchero, que iba a construir el aeropuerto en la modalidad inicialmente licitada, podría haber impuesto condiciones de no competencia porque tenía un contrato de concesión en el diseño, financiamiento, construcción, operación y mantenimiento de esta infraestructura; sin embargo, tal contrato no existe más y esta es una obra ejecutada por el Estado, en un terreno adquirido por la Región Cusco, cuyo operador no tiene ni el derecho, ni el argumento para pedir que no tenga competencia. El operador que se haga cargo no va construir ni financiar este nuevo aeropuerto, por lo tanto, no puede exigir condiciones como esta.
La complementariedad como ruta a seguir
En Buenos Aires, la operación de vuelos internacionales hacia Aeroparque ha mejorado las posibilidades de ese destino, anteriormente limitado a Ezeiza. En México, el nuevo aeropuerto de Santa Lucía, se complementa y compite con el Benito Juárez que está en medio de la ciudad y tiene ventajas de distancia y rutas. El que decide es el ciudadano, de acuerdo a su tiempo y su bolsillo.
La complementariedad de Chinchero y el Aeropuerto del Cusco debe ser la ruta a seguir. El monopolio de uno de ellos no. Sería el suicidio del Cusco.
No te lances al abismo
Para quienes estamos cada vez menos en la Región, este suicidio podría ser irrelevante. Sin embargo, como parece ser natural en la entraña humana, cualquiera se alarma frente a alguien que se quiere suicidar y por lo menos le advierte, le da una palabra para que el suicida no se lance al abismo. ¡No te lances al abismo! Este es el propósito de esta reflexión. Lampadia
(1) Ver en Lampadia: La muerte de Machupicchu
(2)https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/553415/Cusco_Nivel_Satisfacci%C3%B3n_Turista__2019.pdf