La economía sigue bajando su ritmo de crecimiento. Poco a poco transitamos al estancamiento. Luego de cinco años de una creciente caída de la inversión privada y pública, en vez de corregir el clima de inversión y apostar a ganador activando los proyectos paralizados, tanto en minería como en infraestructuras, el nuevo gobierno se contentó con plantear un crecimiento de 5% hacia al 2021.
El 2016 cerró mal, con un tercer año de caída de la inversión privada (-5.5%) y de la pública de 0.1% (la inversión privada tuvo una caída acumulada de 11.8% en tres años y la pública de 9.3%), el crecimiento no llegó al 4% y la demanda interna se desbarrancó a menos de 1%.
Según el Reporte de Inflación de Junio del BCRP, la inversión del sector privado se ha revisado a la baja para este 2017, pasando de 2.5 % a -1.8 %, principalmente por la paralización de obras de infraestructuras y por una caída de la inversión minera, luego de la culminación de los proyectos de inversión de cobre.
Para el 2017, se proyectó un crecimiento de 4%, que luego fue reduciéndose hasta 2.8% según el BCR y menos de 2% conforme a previsiones independientes. El INEI anunció la semana pasada que el crecimiento de abril fue prácticamente cero (0.17%), la cifra más baja desde el accidente fiscal de setiembre del 2009.
Con el resultado de abril, la economía peruana acumula un pobrísimo crecimiento de 1.58% entre enero y abril del presente año. Lamentablemente, con los impactos del escándalo de corrupción de las empresas constructoras de Lula, el padrino de las izquierdas latinoamericanas, y del ‘niño costero´, es difícil determinar el impacto en la inversión y el crecimiento de estos shocks externos y separarlos de la debilidad del gobierno en su importantísimo rol de reactivar la economía. Por supuesto, las autoridades y sus adláteres, le echan toda la culpa al niño y la corrupción. En nuestra opinión, la debilidad de la economía se debe a importantes fallas del gobierno.
Errores del gobierno que han debilitado la economía
- El mantener el coqueteo político con el humalismo y con las izquierdas evitó una gestión mas asertiva
- No haber mostrado capacidad para enfrentar los llamados conflictos sociales permitió que se multiplicaran en la minería y turismo
- No haber logrado destrabar las inversiones en infraestructuras
- Haber cortado el gasto público a finales del 2016, con lo que colapsó la demanda interna
- No haber tomado recaudo para evitar la parálisis de los proyectos de infraestructuras, la caída del sector construcción y llevarnos enfrentar el riesgo del corte de la cadena de pagos al estallar el escándalo de corrupción indicado. Sobre esto, en Lampadia propusimos oportunamente:
Hay que cortar la enfermedad de raíz, pero no podemos matar al paciente: nuestra economía. Los daños de la enfermedad se propagan por una serie de vericuetos que habrá que dilucidar, pero hay muchos inocentes que rescatar.
- Personal peruano de las empresas brasileñas en el Perú que, en su inmensa mayoría, no tienen nada que ver con las expresiones de corrupción.
- Funcionarios públicos de segundo nivel, que tampoco estarían involucrados en los malos manejos.
- Las mismas obras que, desarrolladas o en desarrollo, son necesarias para seguir construyendo y otorgando mejores servicios a los ciudadanos.
- Las empresas y profesionales peruanos que pueden haber estado vinculados comercialmente a los corruptos, pero no necesariamente a los actos de corrupción.
Hay que separar la paja del trigo y, para ello, se necesita enfrentar esta crisis con mucha seriedad, sin cacería de brujas, que nos pueda llevar a apuntar a elementos ‘distractivos’ o ‘scape goats’, en lugar de los peces gordos.
En nuestra opinión, en vez de jugar a la ‘gallinita ciega’, una delicia para los medios irresponsables, debemos empezar a tomar medidas drásticas alrededor de la mata de corrupción, por ejemplo: intervenir las empresas brasileñas involucradas en la acusación del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Esperamos que el gobierno actué con firmeza y rigor, que muestre a la ciudadanía un compromiso absoluto de llegar a las últimas consecuencias. ¿Qué mejor manera de hacerlo, que vigilando la gestión de dichas empresas desde adentro? Cuidando así de evitar daños colaterales.
De esta manera se puede dejar el tiempo y espacio para que los procesos judiciales, que deben ser lo más sumarios posibles, puedan ejercerse con seriedad. (Ver en Lampadia: A grandes males, grandes remedios (sin matar al paciente)
- Permitir que dentro del propio gobierno, primero con Martín Vizcarra, luego uno de los procuradores y finalmente Pablo de la Flor, contravengan los planteamientos del Presidente de la República y del Primer Ministro, sobre la participación de las empresas constructoras peruanas en los proyectos de la ‘reconstrucción con cambios’. Con lo cual se puede estar destruyendo el sector construcción, dejando sin trabajo hasta un millón de peruanos y arriesgando el corte de la cadena de pagos. Todo por confundir las eventuales responsabilidades penales de algunos directivos empresariales con la de las empresas en su conjunto y los miles de trabajadores del sector, evidentemente inocentes de los supuestos actos de corrupción. (Ver en Lampadia: Cortemos la parálisis del Perú)
Según el INEI, en abril disminuyeron su producción siete sectores: Construcción, Manufactura Agropecuario, Electricidad, Gas y Agua, Financiero, Servicios Prestados a Empresas y Comercio.
Como se vino anticipando, el sector Minería e Hidrocarburos dejó de llevarse la economía al hombro y en abril su crecimiento fue ‘cero’. Entre el 2015 al 2016, entran en operación los últimos grandes proyectos de inversión minera, apagándose el principal motor económico del nuestra economía, responsable, incluso de la positiva transformación del sector industrial.
Si queremos reactivar la economía, debiéramos entender que tenemos que recuperar un mayor ritmo de inversión. Y sólo lo lograremos promoviendo la inversión minera y el desarrollo de los proyectos de infraestructuras.
Lamentablemente, en la actualidad, la mejor idea del gobierno para facilitar las inversiones en minería está siendo malograda por el propio gobierno. El Ministerio de Energía y Minas está apurando desembolsos y ofrecimientos de apoyo económico bajo el paraguas del ‘adelanto social’, sin vinculación alguna con el desarrollo de proyectos mineros específicos. Esto demuestra que el gobierno no ha entendido la naturaleza y la potencia del ‘adelanto social’. Ver en Lampadia: El gobierno destruye la potencia del ‘adelanto social’
Además, Lampadia publicó recientemente su primer libro junto al Centro Wiñay, en el cual se recoge un largo esfuerzo de sistematización del análisis de la naturaleza de la conflictividad minera. El material de base del libro forma parte de nuestra biblioteca virtual sobre Recursos Naturales y Desarrollo, en la que hemos dado una importancia especial a los aspectos de conflictividad. También hemos resaltado la importancia
El sector Construcción se contrajo 8%, su octava caída consecutiva desde setiembre del 2016. Según el INEI, la caída se debe a un menor consumo interno de cemento (-8.84%) y menor inversión en obras públicas (-6.12%%) y del gobierno regional (-21.9%).
Esta situación empieza a hacerse notar en la debilidad en el empleo. Según el Informe Técnico Situación del Mercado Laboral de Lima Metropolitana, elaborado con los resultados de la Encuesta Permanente de Empleo (EPE) del INEI, la población ocupada de Lima Metropolitana se incrementó marginalmente en 1.0% al crearse 48,100 nuevos empleos. Sin embargo, la población con empleo adecuado disminuyó en 55,400 empleos respecto a igual periodo del año anterior. Por otro lado, la población subempleada aumentó en 6.2%, explicado principalmente por el incremento del subempleo por horas (17.8%). Esto da indicios que, en realidad, el tamaño del mercado se sigue contrayendo en la capital.
El ingreso real de la Población Económicamente Activa (PEA) ocupada disminuyó 0.6 % en enero de 2017, después de registrar tasas positivas durante siete meses consecutivos.
¿Qué podemos esperar?
La inversión pública, lejos de dinamizar la economía del país, acumula una caída de 15.2% entre enero y mayo de este año, principalmente porque solo se ha ejecutado el 19.6% del presupuesto de inversión pública de este año. Según su último reporte, la inversión pública debería crecer aproximadamente 19.3% en el segundo semestre del año para cumplir con el estimado de crecimiento de 7% al cierre del 2017, cifra que es considerablemente más baja que la proyección oficial del gobierno sobre la inversión pública este año (que era de 15%).
El Perú puede y debe mantener un ritmo alto de crecimiento. Como mínimo de 5.5% anual. No promover esa meta es renunciar a nuestra obligación más elemental: buscar el bien común a la mayor velocidad posible. Ver en Lampadia: En busca del tiempo perdido – ¡Ahora!
El Perú necesita un mayor crecimiento para cerrar nuestras brechas. Liliana Rojas-Suárez, publicó un análisis sobre el ritmo de crecimiento necesario para que el Perú pueda cerrar las brechas de ingresos con respecto a los países más avanzados. Si crecemos a un 7% anual, necesitaríamos un mínimo de 13 años para nivelarnos a los avanzados más recientes. Ver en Lampadia: La importancia y dificultades de crecer alto y sostenido.
Los peruanos necesitamos emprender urgentemente, un gobierno extraordinariamente bueno. Nuestras agendas pendientes son inmensas y difíciles de lograr. Para acercarnos al éxito se requiere un liderazgo muy claro y definido y equipos de gobierno completamente unidos.
Tres requisitos para volver a crecer y disminuir la pobreza:
- Destrabar los proyectos de infraestructuras
- Permitir el desarrollo de los proyectos mineros que están paralizados por interferencias políticas
- Parar la guerra de guerrillas entre el Ejecutivo y el Congreso y avenirse a desarrollar un ‘pacto de punto fijo’ sobre tres a cinco temas cruciales. Los llamados a meter un manazo en la mesa, después del necesario ´mea culpa´, son PPK y KF
Todavía podemos retomar el camino de la sensatez. Todavía podemos evitar una regresión de diez años, que nos transportaría hacia nuestras peores experiencias de desgobierno y empobrecimiento. Tenemos todo para avanzar hacia el bienestar común de todos los peruanos, los recursos, la posición macroeconómica y gente trabajadora. Solo falta un ‘buen sopapo’ que haga reaccionar a nuestra clase dirigente, para que se faje por el futuro de sus hijos y nietos. Lampadia