Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 13 de abril de 2018
Para Correo Ica y Lampadia
Para la costa desértica de Ica, el agua – per se – es una bendición. Sin embargo, el agua en exceso puede generar muchos estragos, tales como inundaciones, huaycos, roturas de puentes, etc.
Ahora bien, el término “exceso” es relativo. Para una región desértica como la nuestra, una lluvia o avenida inesperada puede devenir en un desastre. En cambio, para una región ubicada en una zona lluviosa – como es el caso de nuestros pueblos amazónicos – las lluvias torrenciales constituyen eventos rutinarios, que no causan ningún estrago a la población.
Entonces, de lo que se trata es de estar siempre preparados para afrontar con seguridad y eficiencia, fenómenos como El Niño – o temporadas muy lluviosas – que suelen traer mucha agua para nuestras costas.
El espacio de intervención preventiva debe ser la cuenca hidrográfica en su integridad; no sólo el centro poblado o camino que se pretende proteger. Hay que intervenir todo el territorio en cuestión. De arriba abajo. Todas las quebradas. Ambas márgenes del río. Todo.
A ese respecto, lo ideal es contar con la mayor capacidad de regulación posible en las partes altas; es decir, reservorios. Así, cuando se presentan lluvias extraordinarias, se puede almacenar dichas aguas – o parte de ellas – y evitar daños en las partes bajas.
Los huaycos que suelen presentarse en las quebradas ubicadas en las partes medias, deben prevenirse con bosques y diques de contención, o andenes. Lamentablemente, los peruanos hemos sido muy irresponsables al deforestar gran parte de nuestra cordillera. Y peor aún, al abandonar – y por ende, destruir – la prodigiosa andenería que nos legaron nuestros antepasados prehispánicos.
En las partes bajas – donde se abren los fértiles valles iqueños – la prevención consiste en la descolmatación recurrente de todos los cauces, y en el reforzamiento de los puntos críticos, por donde los ríos pueden desbordarse.
La idea es dispersar el agua a lo largo de todos los canales, acequias, ductos y parcelas por donde el agua pueda discurrir sin hacer daño. Inclusive, se deben identificar zonas inundables que permitan sacar la mayor cantidad de agua de los ríos, y así salvar a las ciudades de inundaciones.
Dicho esto, habría que aclarar que en la costa iqueña el agua vale más que en cualquier otra parte del mundo. Efectivamente, gracias al extraordinario clima y suelo de nuestra región, la producción agrícola – expresada en US Dólares por litro de agua – alcanza su máximo valor. Entonces, parafraseando al viejo Arquímedes – autor de la célebre expresión: “Dame un punto de apoyo y moveré el mundo” – en el caso de Ica se podría decir: “Dame un poco de agua y alimentaré al mundo”.
Por todo ello, Ica y Huancavelica estamos de acuerdo en la propuesta del Ministerio del Ambiente de establecer un pago por servicios eco-sistémicos. Un aporte a perpetuidad – a cargo de los usuarios rurales, urbanos, e industriales – exclusivamente para construir reservorios y plantar bosques en las partes altas y medias de nuestras cuencas. O sea, en Huancavelica.
Respeto, equidad, justicia, y sostenibilidad. He ahí las 4 armas secretas de la “Hermandad del Agua” que Ica y Huancavelica estamos construyendo con excelentes resultados. El pago por servicios eco-sistémicos es un elemento muy importante del hermanamiento “huancaveliqueño”.
¡Estamos haciendo historia! Lampadia