Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Como hemos comentado en artículos anteriores, el Perú tiene gran potencial para salir de la pobreza en cuatro sectores fundamentales: Turismo, agroexportación, minería y el aprovechamiento de su ubicación geopolítica. No es necesario recalcar el patrimonio cultural del Perú, así como el arqueológico, culinario y paisajista, para apreciarlo. Ni los grandes progresos en agroindustria, que nos ha llevado a competir en los primeros puestos mundiales en exportación de uva, arándanos y palta, entre otros. Tampoco necesitamos insistir en el potencial minero y nuestra amplia cartera conocida de proyectos, que se suman a lo ya avanzado y nos ha permitido, preeminencia mundial y competitividad. El puerto Chancay, por su parte, podría ponernos en condición de ventaja respecto a los países de la región y, es susceptible de catapultarnos a la categoría de uno de los principales “Hubs logísticos” de América.
Pero, como dicen en mi barrio, “con amigos así ¿quién necesita enemigos?”. Nos disparamos a los pies en todas nuestras opciones de desarrollo y postergamos permanente nuestra posibilidad de “salir de perdedores”.
En turismo, no brindamos seguridad al turista, en ciertos destinos turísticos tratan de timar al visitante, no le dan facilidades para programar su viaje, ni siquiera para comprar sus tickets de acceso y, por si fuera poco, armamos un escándalo en el Cusco, justo cuando estábamos ante los ojos del mundo durante la FITUR (Feria internacional de Turismo de Madrid 2024). En agroindustria, recortamos las flexibilidades laborales y tributarias que nos estaban permitiendo crecer. En minería, el Estado no se faja por desarrollar nuestros nuevos proyectos de cobre y, hasta nos hemos dejado arrebatar nuestra segunda posición como productores de cobre, por la República Democrática del Congo. Y, ahora, cuando estamos en plena construcción de la primera etapa del puerto Chancay, prontos a inaugurar en noviembre como evento central del APEC, con Perú como anfitrión, no nos ha faltado un inepto que pone en tela de juicio las autorizaciones otorgadas hace tres años a un puerto construido con inversión 100% privada, para el manejo privado y exclusivo de sus servicios.
Por otro lado, entre broma y broma, unos políticos ideologizados se han dado maña para, vía sucesivos retiros de fondos, destruir el sistema privado de pensiones que tanto esfuerzo costó construir y, que quitaba al Estado la carga impagable de pensiones que debía afrontar, vía un sistema de reparto inadecuadamente construido y conducido.
Todo esto se suma a la brillante idea del alcalde de Lima, de no respetar los contratos de inversión de las concesiones de autopistas. Ojo, no pongo en duda la corrupción confesada por Susana Villarán; lo que debe demostrarse es, que esos actos de corrupción están ligados a estos contratos. Con eso claro, todos vamos a apoyar, local e internacionalmente, que esos contratos son fraudulentos y a base de corrupción, con lo que, todo el mundo nos daría la razón y respetaría. Pero tal como se está manejando, tras una sentencia judicial, sólo nos perjudica.
A todo esto, debemos agregar las caprichosas interpretaciones de las normas tributarias por parte de la SUNAT, lo que está obligando a diversas empresas a llevar sus casos al CIADI y generando el descrédito peruano respecto a nuestra estabilidad jurídica.
El Perú, para retomar su crecimiento, reducir la pobreza y ofrecernos una perspectiva positiva de recuperación de una tendencia económica positiva, como la que alcanzamos hasta el año 2013 o 2014, requiere atraer mucha inversión privada directa, nacional e internacional y promover muchas APP (Asociaciones Público Privadas). De otra manera, no nos será posible construir mucha infraestructura, educar y brindar servicios básicos a toda la ciudadanía, crear oportunidades de trabajo a la gente joven y a todos aquellos que se vieron desempleados a partir del pésimo manejo de la epidemia del COVID.
Es increíble nuestra falta de visión y perspectiva de largo plazo. Nadie piensa en los beneficios que, la persistencia de un adecuado factor de acumulación de riqueza, ahorro e inversión, nos permitiría, generando un crecimiento constante y estable, indispensable para el desarrollo del Perú, sustentado en nuestra credibilidad institucional. Lamentablemente, para el caso de la operación exclusiva de los servicios del puerto Chancay, la decisión quedará a expensas de un pronunciamiento judicial y la experiencia reciente de los peajes, ha dejado claro que no somos confiables.
Lo importante aquí, es que, no podemos seguir mellando el poco crédito que ya va teniendo la palabra del Perú en el ámbito internacional. Ya llevamos acumulados más de 22 procesos arbitrales internacionales pendientes, estando a diciembre 2023, “en el podio” de los países más demandados por incumplimiento de contratos con empresas internacionales (después de haber enfrentado 43 procesos en total). Vamos perdiendo tres casos entre los años 2022 y 2023. En consecuencia, debemos ser muy cuidadosos con los pasos que damos y las decisiones políticas que vamos adoptando.
Tenemos URGENCIA por rebotar económicamente, por resolver los problemas a los que nos han conducido las malas decisiones de la comunidad de izquierda-caviar que ha gobernado el país desde 2011 y se ha enquistado en la burocracia del Estado. Debemos acometer con fuerza, liderazgo y decisión, las tareas que nos saquen de este aletargamiento.
¡No sigamos cometiendo más torpezas! Lampadia