La fuerza del Perú es su mestizaje
Jaime de Althaus
Para Lampadia
Javier Álvarez, presidente de la Asociación Peruana de Empresas de Inteligencia de Mercado (APEIM), y Camilo Ferreira del Centro Wiñaq formularon una denuncia preocupante en Peru21: la manipulación de la pregunta sobre auto identificación étnica en el próximo Censo 2025 con la intención de reducir la proporción de quienes se identifican como mestizos o blancos y sobredimensionar la presencia de grupos étnicos indígenas. Esto luego de un intenso lobby de ONGs con agendas indigenistas. Ver en Lampadia: No a la manipulación del Censo.
Ya en el censo del 2017 se dio algo de esto. La pregunta no fue: ¿Ud. se identifica con… o se considera…?, sino “Por sus costumbres y sus antepasados, ¿usted se siente o se considera…? Y se puso en primer lugar, Quechua, luego Aimara, nativo de la Amazonía, etc., como puede verse en la ficha a continuación, y recién al final se coloca la categoría mestizo. Pese a ello, el 66% de los peruanos se identificó como mestizo (60.2%) o blanco (5.8%). Una amplia mayoría mestiza.
Pero resulta que para el censo del 2025 se pretende desaparecer las categorías de blanco y mestizo incluyéndolas dentro de “Otros”. Y al final por supuesto. Es decir, el 66%, como mínimo, de los peruanos en la categoría “otros”. La manipulación es grosera. Fuera de agregar la palabra “tradiciones” a la pregunta. Esta es la ficha proyectada:
Perú21 revela que representantes de ONG como la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónica del Perú (ONAMIAP) y la Confederación de Nacionalidades Amazónicas del Perú, se reunieron con altos funcionarios del INEI el 5 y 19 de noviembre de 2024, y evidentemente consiguieron lo que buscaban. El 15 de octubre la ONAMIAP había llevado a cabo el foro “Politizando la autoidentificación colectiva. Visiones y perspectivas hacia la descolonización”, para impulsar la eliminación de las categorías “mestizo” y “blanco”. Mientras tanto, el INEI no convoca al Consejo Consultivo obligado por ley, conformado por representantes de organizaciones empresariales, profesionales y académicos.
En Lampadia hemos denunciado a ONGs cuyo negocio es fabricar agravios ambientales y conflictos de comunidades nativas con empresas palmicultoras o cacaoteras, para levantar fondos en el exterior.[1] Lo mismo ocurre contra empresas mineras en la sierra. Muchas comunidades ya las rechazan, porque se saben utilizadas.
Lo que pretenden con el Censo del 2025 es consolidar áreas amplias de poblaciones indígenas para movilizar a las comunidades en aplicación de la consulta previa, bloquear inversiones o construir situaciones de supuesto abuso de los derechos indígenas. Y, por supuesto, solicitar financiamiento internacional para defender a grupos supuestamente inermes.
No son todas las ONG. Hay muchas no ideologizadas que llevan a cabo una labor positiva de apoyo al desarrollo comunal y cultural.
Pero detrás de las que nos ocupan, sin embargo, no solo hay un trasfondo anticapitalista, sino una ideología y una concepción de Estado que relativiza la democracia liberal y representativa y el concepto de una república basada en ciudadanos iguales ante la ley, en favor de “naciones” dentro de los países con derechos propios y superiores a la ciudadanía común.
Es el llamado “plurinacionalismo” identitario incorporado en la Constitución Boliviana, que, como argumentaba el ideólogo Álvaro García Linera, debía liquidar el Estado-nación soberano y “neoliberal”, usando a la población indígena como vanguardia.
Fue lo que los incendiarios chilenos quisieron incluir en el rechazado proyecto constitucional del 2021, donde se establecía que “Chile es un Estado Regional, plurinacional e intercultural conformado por entidades territoriales autónomas…”, pasando de un Estado unitario a uno conformado por “naciones” que se autogobiernan, con sus propios gobiernos, jueces, presupuestos, territorios y “maritorios”.
Como escribió el analista chileno José Rodríguez Elizondo en la República, se proponía un Estado de nuevo tipo que incluso podría “compartir territorios con los de otros Estados plurinacionales. Es decir, la propuesta de Runasur, liderada por Evo Morales, que felizmente no pudo ver la luz en el Cusco un par de años atrás gracias a la protesta de excancilleres y vicecancilleres del Perú.
Por eso tampoco tienen sentido las “cuotas indígenas” o de ningún tipo en la representación parlamentaria. En una democracia liberal y representativa se participa a título de ciudadano del país, no de una etnia. La ciudadanía es individual, no colectiva. Cuando es colectiva, se tiende a anular la libertad individual. Se trata de integrar la comunidad política, no de dividirla.
La riqueza fundamental del Perú es su mestizaje, que no significa eliminar tradiciones ni manifestaciones culturales propias, sino integrarlas en procesos de creación cultural.
La música andina incorporó instrumentos españoles y luego europeos, como los saxos. Y hasta se maridó con la cumbia en la Chicha.
Lo mismo los ricos vestidos en las fiestas patronales.
Las extraordinarias comparsas andinas tienen elementos virreinales.
Para no hablar de la comida, puro mestizaje.
Las propias comunidades campesinas tienen una matriz colonial, como demostraron hace décadas Fernando Fuenzalida y José María Arguedas.
Fueron los españoles los que convirtieron al quechua en la lengua franca, compartida, al traducir los evangelios y el catecismo a ese idioma desde el siglo XVI.
El Perú es diversidad y fusión. Esa es su riqueza. En eso consiste la peruanidad. Lampadia
(1) Ver en lampadia:
El IDL en acción – ONGs contra comunidades nativas
ONGs contra empresas y comunidades – Sigue el ataque a empresas en la Amazonía
Denuncias falsas para atacar a empresas serias y responsables – Modus operandi doloso de algunas ONG
Las ONG a la búsqueda de financiamiento externo – La industria de la anti-agroexportación