Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Como consecuencia de la reciente guerra de Rusia contra Ucrania, ha quedado en evidencia la fragilidad de las relaciones comerciales de los países de la Unión Europea (UE) con Rusia y China, y la alta inconveniencia de depender de estos países para pretender el abastecimiento de metales y gas.
Hoy, bajo estas circunstancias de conflicto, estos países europeos quisieran desarrollar alianzas y vínculos comerciales más estrechos con países que, aunque algo lejanos, no les vayan a fallar, tal como les han fallado sus vecinos y relacionados recientemente. En esa línea, los países de la UE están tratando de asegurarse el suministro de materias primas y gas para sostener sus actividades económicas.
El Perú, es un país con importante producción de cobre y múltiples proyectos mineros por desarrollar, así como un gran potencial geológico por explorar y poner en valor. Por otro lado, cuenta con importantes reservas de gas y producción suficiente, al punto que nos damos el lujo de reinyectar al subsuelo 400 MMPCD*, de un lote que tiene restricciones para la exportación.
Es evidente que, por incapacidad técnica, política, mezquindad u otras razones, no hemos trabajado una visión integral de país. No hemos aquilatado nuestras potencialidades, no nos hemos planteado el aprovechamiento de ellas para nuestro desarrollo económico y hemos dejado pasar ante nuestras narices muchísimas oportunidades y como consecuencia, todo está por hacerse.
Lo importante es que la historia reciente le ha demostrado a la Unión Europea, que sus proveedores regulares de materias primas, han resultado, ante la guerra de Ucrania, no ser aliados confiables y eso nos vuelve a presentar oportunidades que, así no más, no se presentan. Ellos, en su mejor interés, están a la búsqueda de alianzas de largo plazo, para asegurarse abastecimiento de materias primas. Esto nos obliga a pensar en opciones y planteamientos que generen ventajas para ambas partes, y que, aprovechando nuestra disponibilidad de recursos naturales, nos permitan mutuo beneficio.
El Perú se acerca ya a una producción de 2.8 millones de toneladas de cobre fino, de los cuales, sólo 400 mil toneladas se exportan como cobre refinado, mientras el resto, se exporta en concentrados de mineral. Lo dicho es sin tomar en cuenta, los cerca de 2 millones de toneladas de cobre que nuestro portafolio de proyectos podría agregar a futuro.
Por otro lado, no hemos construido fundiciones, refinerías y puertos para atender toda la oferta de minerales que tendríamos que movilizar y que nos acercaría al mundo industrializado, mientras hoy en día, los países europeos y de norte américa, desean limitar actividades intensivas en consumo de energía y que generen emisiones.
Esto abre oportunidades múltiples al Perú, que me gustaría compartir:
- En el corto plazo, la posibilidad de construir dos o tres refinerías de cobre (US$1,500 millones c/u), que nos permitan abastecer a países de la Unión Europea, que, a la fecha, no tienen capacidad de refinación suficiente y requieren nuestros metales: cobre, plata, zinc, entre otros.
- La posibilidad de optimizar el uso de nuestro potencial energético, incluyendo el gas que, por limitaciones a la exportación, hoy reinyectamos, pero que sí se podría usar en el Perú.
- Trabajar la conveniencia de establecer alianzas de “Off shoring” con estos países, de modo que construyan plantas industriales en el Perú, para lograr productos intermedios (cable de cobre) y productos finales, tales como componentes de cobre para la industria automotriz u otros, mientras hacen transferencia de tecnología en territorio hoy despoblado y usando una fuente energética competitiva que no se puede exportar.
Como vemos, el cobre, que resulta fundamental para la nueva industria de autos eléctricos, le daría al Perú la posibilidad de ser parte de una cadena de abastecimiento que suministre, no sólo cobre refinado, sino también componentes y partes para vehículos eléctricos, incluyendo los propios motores eléctricos.
No dudo que este primer paso, daría pie al desarrollo de nuestro portafolio de proyectos mineros, por más de US$55 mil millones.
Ciertamente, establecer a partir de este primer impulso, que este modelo de desarrollo industrial se aplique a la fabricación de paneles solares y pantallas planas, aprovechando la plata disponible y de las baterías para vehículos eléctricos, usando el litio que aún mantenemos inexplotado.
No es necesario insistir en que esto bridará un impulso a la construcción de los proyectos mineros de nuestro portafolio, lo que permitiría el desarrollo de los lugares alto andinos, que siguen esperando su oportunidad.
Debemos hacer un trabajo educativo, explicar y convencer a toda la ciudadanía, que nuestros escenarios geopolíticos deben contemplar esta visión de integración global. Una estrategia como la planteada, nos permitirá: atraer inversión extranjera con transferencia tecnológica, instalación de grandes industrias que atiendan a ese mercado global, desarrollar nuestros proyectos mineros en preparación para nuestros propios requerimientos de futuro y potenciar nuestra industria de la construcción, que maximiza nuestra demanda de mano de obra cada vez más calificada.
*MMPCD: Millones de pies cúbicos por día
Lampadia