Jaime Spak
Para Lampadia
En nuestro país la letra P siempre es importante pues es el inicio de palabras que tienen mucho que ver con el quehacer diario.
Acabamos de celebrar el día del Padre, que empieza con esa letra.
Pero de igual manera cuando hablamos de la selección de futbol de Perú, hay una integración tremenda.
Todos nos sentimos orgullosos de pertenecer a nuestra hermosa Patria.
Cuando hablamos de la comida peruana, nos vuelve a envolver ese orgullo de ser Participes de una revolución culinaria, que dentro de poco será un orgullo en el mundo entero.
Cuando hablamos de Políticos, nos convertimos en encarnizados rivales, uno dice algo y al momento otro retruca.
Es decir, hay situaciones que nos unen como es el deporte, la música, la comida, las costumbres, nuestra historia, nuestra naturaleza y sobre todo nuestra bonhomía.
Somos personas que recibimos a los extranjeros con cariño, respeto y afabilidad.
La más patente prueba del más de millón de venezolanos que han entrado al Perú y los hemos recibido con los brazos abiertos.
A pesar de un muy pequeño porcentaje de personas al margen de la ley que los deja a la gran mayoría de venezolanos con una imagen deteriorada.
Pero ese es un problema de la Política del país hermano, donde los dictadores (fascistas disfrazados de demócratas) hacen lo posible por permanecer en el poder.
Pero, así como nos convertimos en enemigos acérrimos cuando pensamos diferente en Política, uno pensaría que el deporte peruano debería de unirnos y ya no es así.
Las constantes acciones de barras de equipos Populares del Perú, que se enfrentan en cualquier parte de las ciudades con lo que tienen a la mano, en muchos casos con armas, generan heridos y muertos.
Hinchas del mismo club no se pueden ni ver.
Ya no les hablo de los constantes enfrentamientos entre hinchas de diferentes clubes.
Mientras fui dirigente del club del cual soy fanático, como es el Deportivo Municipal, pude ser testigo de muchas cosas.
Uno de los recuerdos más agradables, fue una conversación con el gran Héctor Chumpitaz, que tuvimos antes de un encuentro entre nuestras dos instituciones.
Chumpitaz, no sé si seguirá siendo, era una especie de embajador de Universitario, cada vez que jugaba la U, acompañaba al equipo en cada partido.
Aprovechando mientras los jugadores se ponían la indumentaria y salían a calentar, me acerqué al ídolo y le dije que yo lo recuerdo desde la época que debuto en primera división justamente con la divisa edil.
Y se convirtió no solo en una conversación, sino también en una especie de cuestionario, pues tenía algunas dudas sobre como hacia para sobresalir sin ser un hombre gran contextura.
Chumpitaz no media más de 1.75, pero cuando saltaba no había delantero que le ganara.
Esa fue mi primera pregunta y me dijo que en su niñez cuando vivía en Cañete, su abuela le daba leche directamente de la vaca y al calentarla la nata podía medir varios centímetros de altura.
Eso lo reforzó desde su niñez.
Y muchas anécdotas más, entre ella, que cuando jugo en Municipal, antes de ser contratado por la U, dentro de su sueldo le daban vitaminas especiales del Instituto Sanitas y uno de los dirigentes le pagaba mensualmente con cortes de casimir.
Era los años 60 y Perú era otro.
Y paso a recordar mi fugaz paso por la dirigencia futbolística cuando el Municipal ascendió después de más de 7 años de estar jugando en la liga distrital de Breña, luego paso a la segunda división y en dos años logro el ansiado retorno a la primera división.
En el año 2015, luego de unas reñidas elecciones salió elegida la lista de Oscar Vega, del cual fui activo participe.
Sin embargo, el candidato perdedor Samuel Astudillo nunca pudo aceptar la derrota e hizo todo lo posible por complicarnos la vida.
A pesar de ello, entre el año 2015 y el 2019, Oscar Vega fue reelecto por segunda vez, conseguimos logros muy importantes.
No solo fuimos un equipo competitivo, que clasifico una vez a la copa Libertadores y dos veces a la Copa Sudamericana, sino que conseguimos que el consorcio del futbol nos duplicara el dinero que nos daba por transmitir los partidos del futbol.
Pero como todo tiene su final, luego de ello salió elegido el mismo Samuel Astudillo, que pensó que el club era una chacra y el juntamente con indeseables dirigentes regalo el club a una empresa constructora que acaba de quebrar y dejo el club en condiciones terribles.
El equipo descendió a segunda división y hoy en día con una directiva Paupérrima está a punto de perder la licencia y desaparecer.
El Perú goza del futbol, y así como hay congresistas indeseables, hay dirigentes deportivos que solo desean lucrar del futbol y se convierten en la Peor Pesadilla.
Eso está sucediendo con el Muni.
Astudillo, Olcese y compañía son los Peores dirigentes que ha habido. Lampadia