Alejandra Benavides
Para Lampadia
La semana pasada, el congresista Abel Reyes de Perú Libre, presentó el proyecto de ley que declara “de interés nacional la justa y equitativa distribución del espectro electromagnético y radioeléctrico en radio, tv y otros medios de comunicación, y la transmisión en territorio nacional”. Establece que el Gobierno podría suspender las licencias de radio y tv, y manejarlas de manera “excepcional y transitoria”. Afirma que “los medios han olvidado su rol de colaboración” y que “desconocen cualquier forma de ética en la difusión de contenidos”.
Además de la audacia de Perú Libre para dar lecciones de ética, claramente lo que buscan es el monopolio de contenidos y su difusión, acción fundamental para la sostenibilidad del gobierno comunista y su propaganda.
Como en todas las dictaduras, el control de la prensa es un arma potente para:
- Gozar de impunidad y mantener en la clandestinidad sus fechorías, esconder su incompetencia y no dejar que se expongan sus debilidades
- Omitir información objetiva y datos duros, usando la posverdad como herramienta para jugar con lo emocional, manipulando el lenguaje, victimizándose y manoseando temas sensibles como el racismo, pobreza, desigualdad
- Difamar a quienes consideran una amenaza a su posición, como líderes de oposición y de opinión, líderes sindicales y de gremios, jueces y fiscales, periodistas
- Criticar sistemas distintos, como las democracias liberales, mostrando sólo fragmentos que se acomoden a su discurso de desprestigio de los mismos, y atacando a empresas y empresarios
- Mantener un sistema de extorsión, terror y corrupción, para lograr alineamiento con sus objetivos
- Reescribir la historia a su antojo, lograr adoctrinamiento y controlar la formación de opiniones (pensamiento único direccionado), el famoso brain remodeling
- Asegurar espacios donde tontos útiles tengan cabida, sobretodo aquellos que se presentan como “imparciales”, y den legitimidad al régimen (esos abundan en el mundo)
- Control total y censura de contenidos que puedan poner en riesgo su narrativa (películas, programas de entretenimiento, etc.)
La prensa ha puesto al descubierto que el Presidente, su gabinete y las personas de su máxima confianza que ocupan posiciones críticas, son personajes cuestionados, incluso con prontuarios, incapaces e incompetentes – no sólo intelectual sino moralmente, sin la más mínima preparación. Han entrado al poder simplemente para servirse de él, poniendo por encima la ideología y lealtad partidaria, sobre las capacidades y la experiencia, y lo que necesita el país en momentos de crisis.
Acostumbrados a hacer de las suyas, los Dinámicos del Centro han descubierto que más que la Constitución, lo que hoy los ata de manos es la prensa. Les irrita no poder ejercer el poder como ellos quisieran: de manera ilimitada e irrestricta. Por eso preferible es tener a los peores cuadros como Guido Bellido, Íber Maraví, entre otras joyas, en cargos públicos y con gran visibilidad, ya que será la única forma de limitarlos. Más peligrosos son en la clandestinidad. Lampadia